Instrucciones básicas para practicar sexo casual
Se habla mucho de él y, en ocasiones cada vez más numerosa, hasta se practica. Estamos hablando del sexo casual, esa relación sexual en la que sólo el placer corporal existe y en la que los compromisos quedan desterrados; un tipo de relación sexual para el que, sin duda, no todas las personas (tanto da que sean hombres como mujeres) están preparadas. Hay personas para quien el sexo casual es una excelente manera de disfrutar del sexo sin por ello tener que cargar con la mochila de las relaciones amorosas. Para otras personas, sin embargo, al sexo casual siempre le faltará algo y cualquier experiencia de ese tipo siempre las dejará parcialmente insatisfechas. Son personas que necesitan estar enamoradas para gozar del sexo. Si eres de este tipo de personas, más vale que no te plantees ningún tipo de relación erótica casual. Por el contrario, si crees que no lo eres y deseas gozar de los placeres del sexo casual, ten en cuenta los siguientes consejos que vamos a darte. Tener en cuenta los siguientes consejos te servirá para gozar más y mejor de cualquier experiencia que tenga que ver con el sexo casual.
No te enamores
El primer consejo para practicar sexo casual debes tenerlo siempre grabado a fuego: no te enamores. Sexo y amor no son palabras sinónimas. El sexo tiene que ver con el deseo y con el placer físico. El amor es un sentimiento complejo, mucho más complejo que el placer. Intenta no confundir a este segundo con el primero por mucho que la oxitocina, una hormona femenina generada en grandes cantidades durante el coito, pueda empujar a una mujer a crear lo contrario.
No mezcles amistad y sexo casual
El segundo consejo para tener sexo casual es no tener sexo con quien, por unos motivos u otros, existe una cierta relación sentimental o de amistad. Si mezclamos amistad y sexo tendremos algo parecido a una pareja, y la idea de pareja no tiene cabida dentro del concepto de sexo casual. Tampoco es recomendable acostarse “casualmente” con alguien que, en su momento, fue nuestra pareja. Al acostarnos con esa persona sólo conseguiremos una cosa: reavivar viejos sentimientos. Y, como hemos visto, los sentimientos no tienen cabida aquí, son un estorbo, algo que nos empuja a un tipo de relación que no es la mera y exclusivamente carnal propia del sexo casual.
Conócete bien
Un tercer consejo a la hora de encarar una experiencia de sexo casual es tener un amplio y sincero conocimiento sobre nosotros mismos y sobre nuestras aspiraciones. ¿Sabemos qué buscamos en dicha relación casual? ¿Queremos divertirnos? ¿Queremos experimentar? ¿Buscamos eludir la soledad? Si respondemos que sí a esta última pregunta no deberíamos experimentar el sexo casual. El sexo casual se practica para gozar, para disfrutar al máximo del propio cuerpo, no para aliviar un sentimiento tan dañino y alienante como puede ser el de la soledad. Es más, puede ser muy probable que la práctica del sexo casual cuando nos sentimos solos nos conduzca, a posteriori, a padecer un recrudecimiento de ese sentimiento de soledad que hemos pretendido aliviar entregándonos al goce de una experiencia de sexo casual.
Pon límites a la experiencia
Un cuarto consejo a tener en cuenta si quieres gozar de una experiencia de sexo casual es el de la necesidad de establecer unos límites en dicha experiencia. ¿Qué prácticas aceptaríamos en una relación de sexo casual y qué prácticas reservaríamos única y exclusivamente para ser gozadas en el seno de una relación más estable? Contestarnos a esta pregunta es de vital importancia para establecer una clara barrera entre lo que podría incluirse dentro del territorio de lo erótico-sentimental y lo que podría considerarse única y exclusivamente erótico, sin adherencias sentimentales de ningún tipo.
Evita repetir
El quinto consejo para practicar sexo casual que queremos darte para que afrontes una experiencia de sexo casual sin temor a sufrir algún tipo de desengaño que vaya más allá de lo meramente físico (no todos los polvos casuales, lógicamente, resultan igual de gratificantes) es el de evitar “repetir” con la misma persona. Si se repite (y, sobre todo, si se repite en un corto período de tiempo) se corre el riesgo de confundirse, de engancharse, de permitir que afloren otro tipo de sentimientos que no tienen que ver con al mero disfrute carnal. Ya sabes que, como dice el dicho, el roce hace el cariño. Cuanto menos roce haya menos posibilidades habrá de que surja el cariño. Porque estamos hablando de que lo que te apetece es una relación sexual casual y no una relación estable, ¿verdad?
Tu placer: primer objetivo
El sexto consejo para practicar sexo casual es, también, como los anteriores, más fácil de escribir que de seguir. Ese consejo es el siguiente: céntrate en el placer. Sólo él importa. El placer es el único objetivo de toda sesión de sexo casual. Darlo y recibirlo. Ni más ni menos. Su consecución debe ser tu única preocupación. Es más: a la hora de disfrutar del sexo casual debes de ser, en cierta medida, un tanto egoísta. Preocúpate de tu placer y olvídate relativamente del de tu pareja. En muchas ocasiones, ésa es, aunque parezca mentira, la mejor manera de procurar placer al otro. El ver cómo el otro goza entre nuestros brazos es uno de los grandes estimulantes eróticos en toda relación sexual.
Ser sinceros con nosotros y con la otra persona
El séptimo consejo para practicar sexo casual es un consejo que tiene que ver con la prevención. Somos seres humanos, no máquinas programadas. Por tanto, y por muchas prevenciones que tomemos al practicar sexo casual, el riesgo de comenzar a sentir algo por la persona con quien lo hemos practicado siempre está presente. ¿Qué hacer si se experimenta algo así? En primer lugar, volver a preguntar a nuestros sentimientos y a contestarnos con absoluta sinceridad. Engañar a los demás puede acarrear problemas pero engañarse uno mismo es algo así como abrir la caja de Pandora de todos los desastres. Catastrófico. No nos engañemos nunca al preguntarnos sobre nuestros sentimientos. Si deseamos algo más con esa persona con la que hemos practicado sexo casual, luchemos por ello. Si, por el contrario, queremos librarnos de todo tipo de compromiso y gozar única y exclusivamente del sexo casual, pongamos tierra de por medio respecto a esa persona. Más contactos con ella sólo podría traducirse en un incremento notable de la complejidad de lo que sentimos. Y eso no era lo que buscábamos el día que decidimos dar el paso delante de gozar de una experiencia de sexo casual.
La sinceridad, por último, debe presidir también toda la relación con esa persona con la que vamos a practicar sexo casual. Ella debe saber en todo momento que la casualidad será el concepto capital de vuestra relación. Que no se haga ilusiones. Que no se llame a engaños. Que no cometa el error de esperar algo más de ti. Que no crea que vas a darle más de lo que vas a darle. Que sepa que sólo placer puede esperar de ti. Que sepa que no vais a salir juntos a cenar, ni vais a ir a ver ninguna película ni, muchísimo menos, vais a ir de viaje juntos. Eso da lugar a que broten sentimientos. Y eso es lo que tú no quieres ofrecer. ¿Difícil? Sin duda. Pero no imposible. De hecho, hay gente que está capacitada para gozar del sexo casual y que, efectivamente, goza de él. Que sean los menos no quiere decir que no sean cada vez más.