Fantasías sexuales
Las fantasías sexuales o eróticas se han considerado durante mucho tiempo un tabú. Hoy en día los amantes liberados, dan rienda suelta a sus deseos más excitantes y aquí te damos unos cuantos ejemplos.
Sexo en una tienda de campaña
Sin duda no es el lugar más cómodo del mundo. Tampoco es el más limpio. ¿Quiere eso decir que queda incapacitado como lugar en el que disfrutar de una maravillosa sesión de sexo fugaz? Ni muchísimo menos. De hecho, es muy probable que más de uno y más de una hayan perdido la virginidad tras los “muros” de nylon de una tienda de campaña.
Consejos básicos para practicar sexo en la ducha
Hay estadísticas que lo dejan bien claro: el 42,2% de los hombres españoles y el 26,7% de las mujeres consideran la ducha como el lugar ideal para hacer el amor. Pero para hacer el amor en la ducha hay que tener en cuenta una serie de consejos que nos impedirán sufrir un accidente y, así, nos permitirán disfrutar de la maravillosa sensación de un polvo bajo el chorro de la ducha, algo que, además de muy excitante, puede resultar especialmente excitante.
Sexo junto al fregadero
¿Hay algo más pesado que fregar los platos? Quien más quien menos ya tiene un lavavajillas para aliviar ese trámite. Quien no lo tiene, no tiene más remedio que hundir las manos en el fregadero y ponerse a lavar, plato por plato, toda la vajilla y menaje de cocina que se haya usado para cocinar y comer. Si hoy es a tu chica a quien le toca fregar los platos, ¿por qué no le regalas un momento especial que le haga desear, también mañana, ser ella la encargada de lavar la vajilla?
Valérie Tasso nos ofrece un amplio catálogo de fantasías eróticas
Confesiones sin vergüenza es la última obra de Valérie Tasso. La sexóloga francesa ha preguntado a amigas, pacientes, usuarias de redes sociales y a mujeres de todas las edades y orientaciones sexuales para conocer cuáles eran sus fantasías sexuales más secretas. De entre todos los testimonios, Tasso ha elegido un total de 66 para confeccionar este nuevo libro que no es otra cosa que la recolección de los “relatos puros” de las fantasías eróticas esas 66 mujeres.
La fantasía erótica del cura y la feligresa
Hay algunas fantasías eróticas que siempre aparecen teñidas con el tinte de lo especialmente irrespetuoso. La moral pesa mucho y la educación recibida, también. Quizás es eso (el tufillo a prohibido, el aroma a pecado) lo que hace a estas fantasías de la que queremos hablar unas fantasías especialmente excitantes. Que el hombre o la mujer que participan en esta fantasía (o ambos a la vez) puedan ser un personaje religioso añade a la misma un toque especialmente provocativo.
Un polvo en la oficina
Hay lugares en los que no puede concebirse un polvo atemperado y tranquilo, uno de esos polvos que se desarrollan como acunados por un aire de ternura y que se extasían contemplándose a sí mismos. Una oficina no es lugar para ese tipo de polvos. Ni aunque esté vacía. Una oficina invita a un polvo apresurado y fogoso, un polvo que apenas deje sobre la mesa un pequeño rastro de sudor o una pequeña y descontrolada gotita de semen. Un polvo en una oficina es el polvo exprés por excelencia, la ración de sexo fugaz reducida a su mínima expresión.
Jugando a médicos
Quien más quien menos alguna vez, cuando era niño, jugó a médicos. Pudo ser con una vecina, una prima, la hija de unos amigos de los papis, etc. La inocencia y el pulso acelerado marcaban lo que en el fondo era una manera inocente de asomarse al universo de la sexualidad. Se descubrían diferencias y se comenzaba a saber algo más sobre el funcionamiento del propio cuerpo. Escenificar uno de aquellos juegos puede ser una buena manera de introducir un preliminar divertido, entrañable y muy excitante en nuestras relaciones sexuales.
Sexo en el agua
Pocas cosas atraen tanto para una sesión de sexo fugaz como el agua. Piscinas, playas, ríos, pantanos… El agua ejerce una gran atracción sobre la pareja, que fantasea en más de una ocasión, sobre todo en verano, sobre la maravilla de hacer el amor en el agua. Esta práctica sexual, sin embargo, tiene sus propias características y debe realizarse con las prevenciones correspondientes.
Fantasía del señorito y la criada
Todos hemos visto alguna imagen semejante en alguna película más o menos costumbrista. La escena tiene pocas variantes. Hay una criada de buen ver y un joven que, hijo de los dueños de la casa, está descubriendo la pulsión sexual. La criada apenas tiene tres años más que el señorito de la casa. El señorito, de momento, lo único que conoce del sexo es ese ardor dulce y cosquilleante que le sube piernas arriba cuando se masturba. Lo hace a menudo. Cómo no hacerlo cuando tiene que enfrentarse a diario con esa visión demoníaca y tentadora de los muslos de la criada.
Sexo en la playa
Pocos lugares invitan tanto a la lujuria como la playa. Cuerpos bronceados, pieles que relucen bajo el sol, el sonido del mar acunando nuestros sentidos y, por supuesto, el sol. Pocas cosas como el sol a la hora de poner en funcionamiento nuestras endorfinas. Éstas se activan y, activadas, nos dejan a merced de nuestros deseos más íntimos. Y nuestros deseos acostumbran a ser muy traviesos. Tanto, que pueden empezar a girar sobre un objetivo único: el de hacer el amor con nuestra pareja ahí mismo, en la playa.
Tomar el control con inspiración oriental
Una famosa leyenda japonesa cuenta que un joven barquero fue secuestrado y hecho prisionero por una señora y sus tres doncellas. Encarcelado en las mazmorras de su castillo, la dama lo convirtió en su esclavo sexual y lo usó según su voluntad para atender todas sus necesidades eróticas. Esta leyenda puede convertirse en el punto de partida para un juego de rol excitante en el que el hombre se convierta en el esclavo sexual de su pareja.