El sexo es para gozarlo
Karezza. Si oyes esta palabra no pienses en el último modelo de la Ford, la SEAT, la Nissan o cualquier otra marca de automovilismo. Por muy bien que pueda sonar Nissan Karezza o SEAT Karezza, cuando hablamos de Karezza no estamos hablando de tantos litros de consumo a los cien quilómetros ni de sistemas de inyección ni de nuevos, revolucionarios y segurísimos sistemas de frenada. El concepto Karezza tiene que ver con el placer, sí, pero no con el placer de conducir, sino con el Placer con mayúsculas, ése que siempre se ha derivado y siempre ha estado asociado a la práctica del sexo.
En los últimos tiempos hemos aprendido que, en cuestiones de cultura y sabiduría sexual, pocas civilizaciones son más sabias que las civilizaciones orientales. No en vano, mientras en Occidente se condenaba la práctica sexual no procreativa, en Oriente se escribían manuales de sexualidad como el famoso Kama Sutra del maestro Vatsyayana. Por eso hay que estar siempre atentos a lo que, en materia de sexo, nos llega de Oriente.
Si en Occidente se imponía la idea de que el sexo era algo que debía practicarse con el fin de procrear (así, bastaba con que el hombre eyaculara en la vagina de la mujer sin importar demasiado el tiempo que tardara en hacerlo ni muchísimo menos el placer que la mujer pudiera obtener de la práctica sexual), en Oriente se entendía el sexo como una práctica que, además de placentera, atesoraba un algo de espiritual, un algo de trascendente. Los amantes del sexo tántrico lo saben: el sexo, para algunas civilizaciones orientales, podía ser algo que trascendía a los amantes, una especie de experiencia mística que servía para conectar a dichos amantes no sólo entre ellos sino también con todo lo existente, con el Universo entero. Así, el encuentro sexual, desprovisto de otra finalidad que no sea la del placer en sí, se convierte en una fiesta de los sentidos, en una celebración, en el mejor canto a la vida.
En las culturas orientales, el tempo de lo sexual es importante y la eyaculación no es un objetivo a perseguir sino un objetivo a postergar. No hay que llegar rápidamente a él. La relación sexual será más placentera y enriquecedora cuanto más lentamente transcurra, cuanto más se tarde en llegar al orgasmo. Retrasando éste, además, conseguiremos aumentar su intensidad. Y ésa, precisamente, es la finalidad del método Karezza: retrasar el momento de la eyaculación para prolongar así la duración del acto sexual. O dicho de otro modo: hacer del viaje hacia el orgasmo un motivo en sí mismo.
Después de todo, hay muchos sexólogos que opinan que el orgasmo no está tanto en nuestros genitales como en nuestro cerebro. El método Karezza persigue la prolongación de un estado físico en el que nuestro cerebro libera oxitocina, la famosa “hormona del amor”. Gracias a la liberación de dicha hormona, nosotros nos sentimos más unidos a aquella persona con la que estamos compartiendo nuestra experiencia y eso revierte en un mayor placer.
¿Cómo practicar el método Karezza?
La palabra Karezza deriva de un término italiano, “carezza”, que significa “caricia”. Sin duda, el mismo nombre de este método para disfrutar del sexo hace referencia a su contenido. Y es que el método Karezza tiene menos que ver con la penetración en sí que con las caricias, los masajes, los abrazos, la complicidad plasmada en una sonrisa, el sexo oral… El método Karezza sería, ni más ni menos, que un compendio de todas esas prácticas que tradicionalmente asociamos a lo que son los prolegómenos del coito, los famosos y siempre gozosos preliminares.
Para dominar los resortes del método Karezza y, de ese modo, postergar el momento del clímax, hay que seguir una serie de consejos. El Karezza se fundamenta en:
- El manejo del tiempo. Tiempo y dedicación: eso es lo que se necesita para practicar el método Karezza. Relajación y lentitud. Para ello, nada mejor que iniciar la sesión de sexo Karezza realizando unas sencillas técnicas de respiración que nos ayuden a liberar tensiones.
- Ambientación. Crear un ambiente adecuado que estimule la sensualidad es fundamental para ejecutar correctamente el método Karezza. Velitas de olor, música tenue, sábanas suaves y recién lavadas, toques florales… cualquier estímulo sensual agradable servirá para convertir la práctica sexual en otra cosa.
- Lentitud. Una caricia, para ser efectiva, tiene que ser lenta. Lo mismo que los besos. Un movimiento lento y suave resulta más sensual que otro tipo de movimientos. Al mismo tiempo, la lentitud facilita el control de la excitación.
- Imaginación. Ningún momento es mejor para probar nuevas cosas en materia sexual que cuando se practica el método Karezza. Ningún momento es más idóneo que éste para explorar las zonas erógenas, todas las zonas erógenas y no sólo las genitales, de la pareja. Para ello, ayúdate de cualquier juguetito erótico que pueda servirte.
El método Karezza se fundamenta sobre estos tres pilares. Cuando se practica, las palabras están de más. Una mirada, una sonrisa, un gemido, un suspiro… cualquiera de estos mensajes puede servir, mejor que una palabra, para comunicar todo el placer que se está experimentando.
El método Karezza aporta grandes beneficios tanto al hombre como a la mujer. Controlar la excitación y el orgasmo es siempre positivo para disfrutar más y mejor de las relaciones eróticas. Además, los sexólogos consideran que el Karezza puede resultar muy útil a la hora de tratar diversos trastornos sexuales como pueden ser la disfunción eréctil, el vaginismo o la adicción al sexo. El método Karezza es un método sexual excelente para liberar al hombre de la presión de tener que aguantar durante mucho tiempo y, al mismo tiempo, sirve para que la mujer que sufre vaginismo puedan disfrutar de una relación sexual en la que el progresivo incremento de la excitación permita perder el miedo a la penetración y al dolor que se asocia a ella.