Masturbación con las tetas
Lo hemos dicho mil veces y lo seguiremos diciendo: pocas partes de la anatomía femenina resultan tan excitantes y atractivas para el hombre como los pechos. Las tetas enloquecen al hombre. Más o menos grandes, más o menos duras, con las areolas más grandes o más pequeñas, de color más claro o más oscuro, con unos pezones más o menos marcados y más o menos grandes… no importa, la teta es objeto del deseo del hombre y, como tal, se suele convertir en protagonista principal de una de las prácticas sexuales más deseadas por los chicos: la cubana o paja cubana. O sea: la masturbación con los pechos. Que la mujer tome el pene del hombre entre sus tetas y realizando con ellas un movimiento de masaje, lo lleve hasta el orgasmo.
Lo primero que se precisa para hacer una buena cubana es dominar la técnica precisa para hacerla. Que a la práctica de cubana le van bien unos pechos grandes es algo que puede parecer obvio, pero unos pechos grandes no lo son todo. Con unos pechos no tan grandes, o incluso pequeños, y una buena técnica se pueden conseguir unas cubanas muy excitantes. Saber cómo presionar con las manos sobre los pechos para hacer presión sobre el pene e ir incrementando poco a poco el ritmo masturbador para, progresivamente, ir llevando al chico hasta el clímax es fundamental para que éste sea una experiencia especialmente deliciosa.
Para que sea así, hay que estimular el pene previamente. Es decir: el pene sólo debe ser colocado entre los pechos cuando ya se encuentre en perfecto estado de erección. La estimulación manual u oral puede ser una buena manera de preparar el pene y dejarlo en perfecto estado para que, colocado entre las tetas, sea masturbado mamariamante.
Una buena idea a la hora de aumentar la sensualidad y el placer proporcionado por la paja cubana es utilizar unas pequeñas dosis de lubricante. El lubricante permitirá que el pene se deslice mejor y más fácilmente entre los pechos que lo están masturbando y, así, la experiencia se volverá mucho más placentera.
Posturas eróticas
Otra buena manera de extraer a la cubana todas sus posibilidades de placer radica en el empleo alternativo de diferentes tipos de posturas eróticas. Un día puedes utilizar una postura erótica para cubana determinada. Otro día, por el contrario, puedes emplear otra. Ya sabes que en la variedad y en la rotura de las rutinas amatorias se encuentra la clave de una sexualidad viva y estimulante que repercuta de manera directamente positiva sobre nuestra vida.
El principal factor que hay que tener en cuenta a la hora de escoger una postura para hacer una cubana es el de la comodidad. No se puede disfrutar del sexo si hay que adoptar posturas de contorsionistas que nos hagan sentirnos a disgusto.
Una de las posturas para cubana más cómodas es aquella en la que el hombre está, en la cama, acostado boca arriba. En este caso, la chica, sentada sobre sus piernas o arrodillada, se inclina ante el chico, acerca su torso a su pene y, ayudándose con las manos, junta los pechos y masturba ese pene que recibirá en toda su extensión la maravillosa caricia que para todo falo es el contacto con la cálida piel de dos pechos femeninos.
Otra de las posturas ideales para disfrutar de una maravillosa cubana es aquélla en la que el hombre está sentado al borde de una silla, un sofá o una cama y la mujer, arrodillada ante él, aprisiona su pene con sus tetas y empieza a masajearlo con un movimiento que, siguiendo un ritmo progresivamente acelerado hacia arriba y hacia abajo, acabará llevándole al orgasmo.
Estas dos posturas para cubana anteriores permiten que sea la mujer la que ejerce el control sobre la cubana. Si se desea que sea el hombre el que tome el control lo mejor es que la mujer se tumbe boca arriba, sobre la cama, y que el hombre, con las piernas abiertas, y arrodillado, se coloque sobre ella. Una vez el pene se haya ubicado entre los pechos de la mujer, ésta los juntará con sus manos (o dejará que sean las manos de él quien lo haga) mientras el hombre marca el ritmo de su movimiento.
Convertir un 69 en una postura para cubana es sencillo. Basta con que la chica, abandonando la acción oral, se desplace un poco hacia los pies del chico. Con ese movimiento permitirá que pene y pechos queden a la misma altura y que ella pueda masturbar al chico con sus tetas sin que éste pueda ver explícitamente lo que está sucediendo.
Una vez descritas las posturas para cubana, os corresponde a vosotros ir eligiendo en cada momento aquélla que mejor se adapte a vuestros deseos. Como hemos dicho anteriormente, ir variando en la elección de la postura es una buena opción para evitar caer en la trampa de la rutina. Como bien sabéis, nada como la rutina para acabar adormeciendo la vida sexual de la pareja.