connilungus
La candidata (Capítulo 3 y último)
Yo, a estas alturas, estaba ya entregado a su capricho. Desde la cama pude ver cómo se desnudaba. Mis manos luchaban infructuosamente por liberarse de sus ataduras. Querían tocar aquella maravilla que se acercaba a la cama fijando en mí una mirada indescifrable. Querían magrear sus tetas, su coño, el interior de aquellos muslos recios y sedosos. Mis dedos crispados querían liberarse para meterse en su vagina, en la profundidad anhelada de su culo.