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semen

Dos parejas muy bien avenidas

-Sí, sí, sí, lléname el culo, rómpemelo, métemela hasta dentro- me dice Edurne, y esa voz pespunteada de gemidos que suplica la sodomía, que la implora, que la exige, compaginada con el gesto obsceno que se dibuja en el rostro de mi mujer me lleva al borde mismo de un orgasmo que no puedo reprimir, que me puede, que me empuja a sacarla del culo de Edurne y a derramarme sobre sus nalgas y su espalda mientras Víctor, con la polla ya fuera de la boca de mi mujer, vacía su lechada sobre el pecho de ésta.

La confesión de la maestra ( y VIII)

Quien piense que R es sólo un adolescente que se trague sus escrúpulos morales y que, por una vez en la vida, se vaya con él a la cama. Si es una mujer, que se deje llevar por R. Que no diga que no si R quiere metérsela en la boca. Que no se niegue a sentir en su ano la lengua juguetona de R. Que no se sorprenda si la boca de R pone su coño en ebullición. Y si es un hombre, que tome buena nota.

La confesión de la maestra (VII)

Clavé entonces mis dedos en las nalgas de R y, empujando con todas mis fuerzas con la pelvis, hice que su polla chocara contra lo más hondo de mi coño. Ese golpe hizo que me estremeciera entera y, de nuevo, sentí esa oleada de fuego que antecede al placer recorriéndome de la cabeza a los pies.

Juegos con semen

El sexo no puede ser concebido sin flujos. El sexo es saliva y también sudor. El sexo son jugos vaginales. El sexo es semen. Éste, al poseer una coloración que lo hace muy identificable, se convierte en un elemento capital en la relación sexual. Tanto, que el qué se hace con el semen determina en gran medida el desarrollo de una relación sexual y el cómo interactúan los miembros de la pareja.