Enfermedades de transmisión sexual
Sí: el sexo es seguramente la actividad más placentera que el hombre puede disfrutar. Gratis y conectado directamente con nuestra parte más instintiva. ¿Qué más se puede pedir? Pero el sexo puede ser también una actividad de riesgo. De alto riesgo. No hace falta hablar de masturbaciones con botellas que han acabado haciendo el vacío en anos o vaginas ni de intervenciones de urgencia para extraer un pene del interior de algún artilugio extraño y no destinado a recibir el ímpeto apasionado de un pene en erección. No hace falta, tampoco, hablar de quemaduras sufridas en una sesión BDSM a consecuencia del uso inadecuado de la cera derretida, la antorcha, la varita violeta o un aparato de electroestimulación. Aunque pueda parecer mentira, en el mundo del sado es donde se producen menos accidentes. ¿Por qué? Simplemente porque existe una previsión y una pacto absoluto sobre lo que se va a hacer y de cómo se va a hacer. El consenso existente en el sadomasoquismo entre dominantes y sumisos y la conciencia de lo que se está haciendo es la mejor garantía a la hora de evitar accidentes y sortear riesgos.
Sin llegar a los extremos propios del BDSM, el sexo puede presentar una serie de riesgos para la salud que no hay que obviar y que siempre y en toda relación hay que tener presentes. El más común y extendido de todos esos riesgos es el de la transmisión de algún tipo de enfermedad de transmisión sexual. Los datos de la Organización Mundial de la Salud son, en este extremo, concluyentes: casi 450 millones de personas se infectan cada año en el mundo de enfermedades de transmisión sexual (ETS) como la sífilis, la gonorrea, la clamidia o la tricomoniasis. Si a esta cifra añadimos las más de dos millones de personas que anualmente, y según estadísticas aportadas por Onusida, se infectan de VIH en el mundo, podemos hacernos una idea bastante cabal de la importancia y del grado de influencia de las ETS en muchas relaciones sexuales.
Tipos de ETS
¿Cuáles son las principales enfermedades de transmisión sexual? Según qué organismo las transmite, las ETS pueden dividirse en:
- ETS transmitidas por bacterias. En este grupo encontramos la sífilis, la gonorrea, las clamidias y el chancro blando. Este tipo de ETS puede pasar inadvertida, sobre todo en el caso de la mujer. Dicha inadvertencia puede provocar, a la larga, complicaciones serias para la salud genital de la mujer.
- ETS transmitidos por virus. En este grupo se hallan el SIDA, la hepatitis B, el herpes genital y el papiloma humano (VPH).
- ETS transmitida por un protozoo: la tricomoniasis.
- ETS transmitida por hongos: candidiasis genital.
- ETS causadas por artrópodos: sarna y pediculosis púbica.
Transmisión de las ETS
Ahora bien: ¿cómo se transmiten estas enfermedades? La mayor parte de ellas a través de la transferencia de fluidos durante la actividad sexual. Vamos a intentar proporcionar cuatro datos orientadores de cada una de ellas por separado.
- Clamidia. Se transmite por sexo vaginal y anal.
- Gonorrea. El sexo vaginal, anal u oral son los canales habituales de transmisión de esta enfermedad que, al igual que la anterior, se trata con antibióticos.
- Sífilis. Se puede transmitir anal, vaginal y oralmente. También si una parte de nuestra piel herida entra en contacto con una llaga sifilítica.
- Herpes genital. Esta ETS se contagia por simple contacto de piel contra piel.
- SIDA. Con este nombre se conoce la enfermedad causada por el contagio del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y se puede transmitir a partir del sexo vaginal y anal y, en menor medida, del sexo oral. También se contagia a través de la sangre.
- Hepatitis B. Se puede transmitir por sexo vaginal, oral o anal. El beso negro puede ser, en este sentido, una práctica de alto riesgo. También, y al igual que el SIDA, puede contagiarse vía sanguínea.
- Papiloma humano. Este virus (identificado con las siglas VPH) se transmite a través del sexo vaginal, anal y oral y ocasiona la aparición de verrugas indoloras y de aspecto carnoso que crecen alrededor de la vagina y el ano o sobre el pene.
Practicar sexo seguro es la mejor manera de reducir las posibilidades de contraer o transmitir una enfermedad de transmisión sexual. Para ello, nada mejor que confiar en la tarea insustituible del humilde preservativo. Introducir en las relaciones sexuales el preservativo es la mejor manera de dificultar la transmisión de las ETS.