Cambio de rol
Una famosa leyenda japonesa cuenta que un joven barquero fue secuestrado y hecho prisionero por una señora y sus tres doncellas. Encarcelado en las mazmorras de su castillo, la dama lo convirtió en su esclavo sexual y lo usó según su voluntad para atender todas sus necesidades eróticas. Esta leyenda puede convertirse en el punto de partida para un juego de rol de dominio y sumisión excitante en el que el hombre se convierta en el esclavo sexual de su pareja.
El nombre que en japonés se da a una mujer dominante de este tipo es Onna Shuujin. Si quieres practicar un juego de rol de dominio y sumisión con tu pareja, busca un vestido que intimide y que haga te haga parecer lo más convincente posible en tu rol de Onna Shuujin. Un vestido puede ayudarte a transformar tu personalidad y a convertirte, en cierta manera, en otra.
Para poner en práctica este juego de rol de dominio y sumisión intenta vestirte como una geisha. Busca uno de estos vestidos y que, a ser posible, tenga un toque fetish. Iría bien, por ejemplo, que tu vestido de geisha tuviera un escote muy marcado o que te cubra apenas la parte superior de los muslos. Eso lo convertiría en un vestido especialmente erótico. También sería interesante que su ancho cinturón estuviera bien apretado. Eso ayudaría a marcar tus curvas y a darte una figura más sinuosa y provocativa. Si bajo tu kimono de geisha se intuye una sexy ropa interior, mejor que mejor.
Tan importante como un buen vestido son unos buenos complementos. Un collar de perro, unas esposas, unas vendas para los ojos o un látigo de seda serían perfectos complementos para que una mujer que quisiera ejercer su rol dominante en una relación sexual pudiera ejercerlo tranquilamente. Para ello no sería necesario que la mujer hiciera uso de todos ellos. Bastaría con que el sumiso intuyera la presencia de ellos para que el temor a su hipotético uso tuviera su efecto.
El lenguaje corporal es otro de los aspectos fundamentales a la hora de dejar bien clara la posición de dominio en uno de estos juegos de rol de dominio y sumisión. Estar en una postura superior siempre es fundamental. Si el hombre está sentado, arrodillado o tumbado, la mujer siempre debe estar en una posición superior que especifique claramente su dominio.
Ideas para una noche de dominio femenino
Para empezar la noche, ordénale que vaya al dormitorio. Cuando entre en él, empújalo sobre la cama. Cuando esté tumbado en ella, deshaz su kimono y pon tu pie sobre su pecho y presiona. Haz que tus movimientos sean lentos y llenos de energía. Si es así, cuando des una orden tu voz sonará confiada. Si desobedece esa orden infórmale de los posibles castigos que puede recibir. Hazlo traviesamente. De manera picarona.
En la leyenda japonesa, la dama y sus doncellas se deleitaron manteniendo al barquero secuestrado metido dentro de un saco con un agujero cortado para su pene. Cuando ellas lo ordenaban, él debía mantener relaciones sexuales con ellas a través del agujero del saco. Sin llegar a ese extremo, afina tu imaginación para esa noche fantástica de juego de rol de dominio y sumisión de la que vais a disfrutar. Puedes, por ejemplo, ordenarle que te masajee los pies. O que te dé placer con un juguete erótico. O átalo a una cama y estimula sus genitales hasta el pene esté erecto y tú, montada sobre él, puedas violarlo.
Es importante que, aunque te sientas satisfecha por su actitud sumisa, finjas una insatisfacción para, así, poder ejercer tu poder mediante la aplicación de algún tipo de castigo. El sumiso “malo” lo merece. Ese castigo puede consistir en hacer que se arrastre desnudo por el dormitorio o en obligarlo a usar un collar de perro o en propinarle diez azotes o latigazos.
Los libros eróticos japoneses hablan en alguna ocasión de la extraordinaria utilidad que para los juegos de rol de dominio y sumisión puede tener el uso de una máscara. Una máscara tradicional oriental puede servir a la persona dominante para esconder sus facciones y, así, impedir que el sumiso pueda leer sus expresiones corporales. Si la máscara posee alguna connotación sexy su utilidad será mayor en la dinámica del juego.
La máscara, al mismo tiempo, debe ayudar a la persona dominante a desterrar cualquier tipo de inhibición y a dar rienda suelta a los sueños eróticos más profundas. Si te decides a usar una de estas máscaras y a dejarte llevar por tu imaginación en el transcurso de un juego de rol de dominio y sumisión junto a tu pareja quizá descubras una parte de ti extrañamente salvaje y dominante.