Casi nadie lo reconocerá, pero lo cierto es que es más habitual de lo que puede parecer en un principio que, ante una situación de deseo sexual, el cuerpo no responda. No vamos ahora a ahondar en motivos que expliquen dicha situación, pero quien más quien menos puede tener una explicación en mente. El estrés, el consumo excesivo de alcohol, los efectos secundarios de algún medicamento, algún problema de salud… Muchas son las causas (también psicológicas) que pueden provocar un descenso de la libido, un gatillazo o una falta de reacción sexual. Pero del mismo modo que el cuerpo no responde en ocasiones a la llamada del deseo, también puede tender a excitarse e, incluso, a alcanzar el clímax, sin que el deseo haya intervenido en dicho proceso y sin que exista práctica sexual que lo provoque. A esa reacción, a la que vamos a llamar orgasmo involuntario, es a lo que vamos a dedicar este artículo.
De lo que estamos hablando aquí ha sido expuesto de una manera sencilla por el divulgador científico y bioquímico Pere Estupinyà en su libro S=EX². En dicha obra, Estupinyà explica cómo en ocasiones se puede romper la asociación que habitualmente se da entre excitación física y excitación mental, existiendo una y faltando la otra. Así, en algunas situaciones “alguien puede sentirse mentalmente excitado o excitada y sus genitales no reaccionar en absoluto y en otras producirse una respuesta genital, sin que haya una sensación subjetiva de estar excitado”.
Orgasmo y violación
La explicación a la existencia del llamado orgasmo involuntario la da Pere Estupinyà basándose en el hecho de que la excitación sexual no sólo se puede desencadenar a partir de un estímulo mental. La excitación sexual y, con ella, el orgasmo involuntario, también puede derivarse de un proceso única y exclusivamente físico. Por eso, apunta Estupinyà, puede llegar a producirse un orgasmo durante una violación. Para apoyar dicha afirmación, que puede resultar difícil de aceptar por muchas personas habida cuenta del carácter traumático, doloroso y devastador mentalmente que lleva implícito toda violación, Pere Estupinyà se basa en un estudio realizado en 1999 sobre 158 víctimas de violación. Según dicho estudio, el 21% de esas mujeres que habían sido violadas habían experimentado, pese a todo el dolor emocional, una respuesta física placentera. De la misma manera, existen estudios que apuntan a la existencia de hombres que han llegado a experimentar placer sexual al padecer abusos. El orgasmo involuntario, pues, según estos estudios, podría ser considerado un orgasmo resultante de motivaciones básicamente físicas.
De entre todos los tipos de orgasmos involuntarios que podríamos encontrar, éstos, los que se han producido durante una violación, son los que más sentimiento de culpa generan en la persona que los padece. Las personas que han tenido la mala suerte de vivir una experiencia así (la de la violación) no comprenden por qué su cuerpo ha reaccionado de ese modo cuando su mente ha sufrido tanto como lo ha hecho. Y es ese sentimiento de culpa, precisamente, el que en gran medida les impide hablar de ello cuando el hablar de ello o, cuanto menos, el desvelar la existencia de ese orgasmo involuntario en el transcurso de una experiencia tan traumática, es el primer paso de los muchos que sin duda hay que dar para superar una experiencia de ese tipo.
Causas del orgasmo involuntario
Y es que, apunta la sexóloga María Esclapez en el artículo “Por qué a veces tenemos orgasmos involuntarios” publicado en El País por la periodista, sexóloga y escritora Silvia C. Carpallo, deseo y excitación pertenecen a dos estados distintos. Si el primero es un estado mental; la segunda lo es físico. Así, la excitación puede existir sin que exista deseo. De ahí, pues, la existencia del orgasmo involuntario.
El orgasmo involuntario es un fenómeno que ha sido estudiado desde hace décadas. Uno de los primeros en intentar dar una explicación al mismo fue el médico y sexólogo británico Havelock Ellis. Fue él quien escribió que “concentrarse en imágenes sexuales, entre otros estímulos, puede conducir a orgasmos espontáneos en ambos sexos”. Y apuntaba que eso le sucedía “incluso a personas normales”. Es decir: que el orgasmo involuntario no estaba ni está ligado a tipo alguno de patología.
Ha sido la neuropsicología quien, en las últimas décadas, ha querido dar una explicación al por qué de los orgasmos espontáneos o involuntarios. Según se recoge en un estudio realizado por neurólogos de la Universidad de Rutgers, los centros de placer cerebrales que se activan en las mujeres cuando piensan en imágenes eróticas son exactamente los mismos que se activan cuando aquéllas tienen un orgasmo. La mera estimulación psicológica, pues, podría conducir a la persona hacia el orgasmo.
Según algunos autores, el misterio de los orgasmos involuntarios puede estar íntimamente relacionado con los mecanismos responsables de las poluciones nocturnas, pero lo cierto es que no existe una explicación incontrovertible sobre el origen o la causa de los orgasmos espontáneos. Hay quien habla de problemas nerviosos en los músculos genitales. Hay quien apunta a la ausencia de eyaculación durante la vida consciente. Hay quien ve en el orgasmo involuntario masculino el producto de una próstata congestionada. Otros autores apuntan directamente al estrés y a la ansiedad como responsables directos del orgasmo espontáneo.
Finalmente, el orgasmo involuntario puede ser debido también al llamado Síndrome de Excitación Sexual Persistente, al que dedicaremos próximamente un artículo.