Habitualmente se dice que las posturas eróticas que permiten que los amantes se miren a la cara son especialmente excitantes porque ambos pueden comprobar en los ojos y los gestos del otro el placer que está experimentando (lo que resulta muy afrodisíaco). De esas posturas se dice, también, que son muy apropiadas para que la pareja se comunique y, al hacerlo, estreche lazos. Pero hay otro tipo de posturas eróticas, concretamente las posturas eróticas de espaldas, que resultan altamente excitantes y que, para muchos amantes, presentan múltiples ventajas sobre otros tipos de posturas.
Ventajas del sexo de espaldas
¿Cuáles son las ventajas de las posturas para tener sexo de espaldas? Fundamentalmente las siguientes:
- El hombre puede penetrar a la mujer y, al mismo tiempo, estimular otras partes de su cuerpo.
- Los besos adquieren un toque sorpresivo que puede resultar muy excitante, ya que el beso puede ir dirigido al cuello, a los hombros, a las orejas, a la espalda…
- La penetración es más profunda.
- El hecho de que la mujer pierda el control del acto en algunas de las posturas para practicar sexo de espaldas puede resultar, para ella, muy estimulante y excitante. Al mismo tiempo, si lo que la mujer desea es llevar el control de la situación en el momento del coito, el sexo de espaldas también le ofrece esa posibilidad en algunas de sus posturas más populares.
- El roce de los glúteos de la mujer sobre las piernas del hombre y la visión de los mismos resultará muy excitante para él.
- Las posturas de sexo de espaldas permiten el practicar sexo en lugares inesperados y dar alas a la improvisación. Una encimera, una mesa, una escalera… son múltiples los lugares en los que se puede practicar sexo de espalda.
- Permite experimentar con el sexo anal, un tipo de práctica sexual que para muchas personas resulta absolutamente tabú pero que para otras es sumamente placentero y deseado.
- Permite ejercitar físicamente diversas partes del cuerpo.
- Se pueden experimentar muchas posturas.
Posturas básicas para sexo de espaldas
De esta última virtud del sexo de espaldas vamos a dar fe a continuación proponiendo una serie de posturas eróticas básicas para practicar el sexo de espaldas. Esas posturas son: el sometido (en sus dos versiones), la sorpresa, la doma y, por supuesto, el perrito. Veamos cómo se realiza cada una de estas posturas para tener sexo de espalda.
El sometido
Ésta es una de las posturas para practicar sexo de espaldas en la que es la mujer quien marca el ritmo y quien (y de ahí el nombre) “somete” al hombre. Para practicarla, el hombre se debe tumbar completamente en una superficie plana. Una vez colocado así, la mujer se sentará a horcajadas sobre él, apoyando las rodillas en el suelo y dándole la espalda. Colocada así, la mujer irá marcando el ritmo e irá buscando el tipo de movimiento que más placer le proporcione.
Colocados así, hombre y mujer podrán, también, estimularse manualmente. La mujer, por ejemplo, podrá estimular los testículos de su pareja y él podrá, a su vez, con las manos completamente libres, disfrutar del cuerpo de su amante.
Una variante de esta postura para tener sexo de espaldas es aquélla en la que la mujer, una vez sentada sobre hombre, encajada en él y dándole la espalda, en lugar de apoyar las rodillas en el suelo estira las piernas y, una vez estiradas, las deja en una postura semiflexionada. En este caso, para marcar el ritmo del coito la mujer deberá apoyar en el suelo la planta de los pies.
Esta variante de la postura del sometido presenta una dificultad: la de mantener el equilibrio. Para conseguirlo más fácilmente, la mujer deberá tirar su torso un poco hacia atrás y deberá apoyar sus manos sobre los brazos de él.
La sorpresa
Esta postura para tener sexo de espaldas tiene un algo de salvaje y, precisamente por eso, resulta muy excitante tanto para el hombre, que asume en ella el papel de dominador, como para la mujer. El requisito físico único que se exige aquí es que la mujer posea una cierta flexibilidad para, gracias a ella, poder doblarse al máximo al inclinarse hacia delante. Colocada así, el hombre la puede penetrar desde atrás tanto vaginal como analmente y será él el que determine tanto el ritmo de la penetración como su mayor o menor profundidad.
La doma
Si esta postura para practicar sexo de espaldas se llama así es porque, al igual que sucedía con el sometido, es la mujer, una vez más, quien toma las riendas y lleva el control de la situación. Para realizar esta postura erótica de espaldas hay que buscar un lugar en el que sentarse con comodidad. Una vez sentado él y con los pies completamente apoyados en el suelo, la mujer se sentará sobre él, dándole la espalda.
El hombre, con las manos completamente libres, podrá estimular diversas partes del cuerpo de la mujer, desde los pechos hasta el clítoris, pasando por las caderas o el vientre. Al mismo tiempo, esta postura permite que el hombre, durante el coito, bese a la mujer, tal y como hemos apuntado al hablar de las virtudes de este tipo de posturas eróticas, tanto en el cuello como en los hombros, la espalda o las orejas, lo que servirá para incrementar el nivel de excitación de la mujer, quien a su vez, no lo olvidemos, llevará el control sobre el ritmo del coito y sobre los movimientos del mismo.
El perrito
Sin duda, si hay una postura erótica para practicar sexo de espaldas que pueda considerarse una postura erótica clásica esa postura es la llamada postura del perrito. De ella hemos hablado ya en más de un artículo de este blog, pero teniendo en cuenta el placer que proporciona su práctica nunca está de más volver a hablar de ella, de sus virtudes y de la forma de ejecutarla.
A esta postura para sexo de espaldas se la llama, en el Kama Sutra, la postura del furor salvaje, y es que, al igual que sucede con la postura de la sorpresa, la del perrito es una postura sexual que tiene un algo de animal, un algo de salvajismo. No en vano, esta es la postura que adoptan la inmensa mayoría de los mamíferos machos para penetrar a su pareja hembra. Para ejecutarla, basta una cosa: que la mujer se coloque “a cuatro patas”. Una vez colocada así, el hombre podrá penetrarla a placer, tanto vaginal como analmente. Para que ella, con la pasión y los empellones del hombre, no pierda el equilibrio, deberá apoyar las manos en el suelo.