Sexualidad made in Oriente
En el ideario de muchos amantes hablar de sexo oriental es hablar de Tantra. Para esos mismos amantes, muy probablemente, hablar de Tantra es hablar de orgasmo sin eyaculación, de técnicas de respiración profunda, de saber encontrar ese aliento íntimo que ayuda a enfocar la energía de cada cual, de conectar con la pareja en una íntima relajación que, de manera progresiva, llevará hasta ese instante orgásmico en el que hombre y mujer se vuelven energía pura.
Si deseas incorporar a tus relaciones de pareja la maravilla sensorial del sexo tántrico no estaría de más que probases de combinar las enseñanzas del Tantra con algún tipo de preparación que tenga que ver con la meditación, el yoga o la preparación espiritual. Preparar la mente es importante. Después de todo, y por mucho que suela ser lo más atrayente, la sexualidad es, solamente, un componente más del Tantra, no su razón de ser.
Un ritual tántrico
Las parejas que están iniciándose en los caminos del Tantra y que quieren introducir el sexo tántrico entre sus rutinas sexuales pueden empezar por bañarse juntos. Relajarse juntos mientras se miran a los ojos y realizan rituales de tipo amoroso como puede ser lavarse mutuamente, aplicarse champú, etc. puede ser un buen punto de arranque para avanzar por los caminos del Tantra. Una vez limpios, la pareja puede trasladarse a un ambiente más sensual que el de la bañera. Ese espacio, que será para la pareja una especie de espacio sagrado, deberá haber sido acondicionado previamente. Velas aromáticas, palitos de incienso o flores pueden servir para dar una ambientación adecuada a ese rincón mágico en el que los objetivos principales de todo lo que se realice en él sean la relajación y el placer de la pareja.
Masajearse mutuamente con aceites esenciales (el de sándalo y el de bergamota serían dos aceites de masaje muy idóneos para esta función) proporcionará a la pareja la posibilidad de disfrutar de un tiempo de placer único. Servirá para que, al mismo tiempo que toman conciencia de los propios cuerpos, conozcan mejor el cuerpo de la pareja. La tentación, en este momento, siempre acechará. Y lo hará en forma de precipitación sexual. Y es que resulta complejo, cuando se está realizando un masaje de este tipo, obviar una atención especial a los genitales. Pero debe obviarse. Ya serán ellos los protagonistas cuando les toque. El objetivo del masaje tántrico no es provocar un orgasmo, sino conseguir la relajación y la apertura a un estado meditativo.
¿Cómo se llegará a ese estado meditativo? Sentaos el uno frente al otro adoptando la posición de loto. Si usáis cojines seguramente os sentiréis más cómodos. Intentad, al sentaros, que vuestras cabezas permanezcan aproximadamente a la misma altura. El objetivo principal es activar los centros de energía. Estos centros de energía corporales reciben el nombre de chakras. Hay seis chakras principales y se encuentran ubicados en la base de la columna vertebral, cerca del ombligo, en el corazón, en la garganta, entre los ojos y en los genitales.
Una vez colocados el uno frente al otro, en la postura del loto, tratad de respirar concentrándoos en vuestros genitales y expulsando el aliento hacia ellos. Al recibir ese aliento, imaginad que tomáis ese aliento y que lo lleváis hacia el centro de vuestro cuerpo, hacia vuestro corazón. En cierto modo, es como si vuestras respiraciones se unieran formando una misma cadena que os enlazara a los dos.
Cuando hayáis llegado a ese punto, utilizad técnicas de visualización, respiración y concentración para llegar a un estado de profunda relajación. Cuando hayáis alcanzado ese estado habrá llegado el momento de empezar el juego previo al sexo. En este momento, pensad que el sexo que vais practicar, el sexo tántrico, no va a ser un sexo única y exclusivamente genital, sino que va a ser un sexo que va a implicar a la totalidad de vuestros cuerpos. Es importante que interioricéis la idea de que el sexo tántrico va mucho más allá de la estimulación genital.
Llegados ya al momento del acto sexual, si lo que queréis es prolongarlo, lo que debéis buscar lógicamente es la retención de la eyaculación. Que esta no se produzca de buenas a primera. Que se retarde tanto como vosotros decidáis. ¿Cómo conseguirla? Fundamentalmente, contrayendo el músculo PC (pubococcígeo) justo antes de ese punto de no retorno que conduce inexorablemente a la eyaculación. La ejercitación de ese músculo es fundamental a la hora de conseguir prolongar el acto sexual. Practicar la contracción del músculo PC cuando no se esté practicando sexo servirá para, llegado el momento del acto sexual, dominar y controlar dicha contracción, evitando así y según la propia voluntad la eyaculación. Consiguiendo esto habrás conseguido hacer más largas e intensas tus relaciones sexuales y, con ello, mejorar no sólo tu sexualidad, sino también muchos otros aspectos de tu vida, entre ellos, lógicamente, tu relación de pareja.