Usos sexuales de la almohada

Con demasiada frecuencia buscamos en lo sofisticado lo que, muchas veces, nos puede proporcionar lo sencillo. Esta afirmación, que podría servir para muchas facetas de la vida, sirve también para el sexo. De la misma manera que no es necesario acudir a un restaurante con tres estrellas Michelin para disfrutar de la comida tampoco es necesario recurrir a técnicas demasiado complejas y exigentes para disfrutar del sexo. En ocasiones, basta con colocar la almohada de una manera concreta para convertir una postura erótica quizás manida en una nueva experiencia.

La almohada puede ser una gran aliada nuestra en esa búsqueda del máximo placer que debería ser la divisa principal y única en toda relación sexual. En este artículo vamos a proponerte cuatro maneras de utilizar eróticamente la almohada para incrementar la estimulación y con ella el placer en tus relaciones sexuales.

Una almohada bien utilizada durante las relaciones sexuales puede servir para ayudar a que la penetración sea más profunda (lo que puede resultar muy interesante cuando el hombre no tiene el pene grande), para mejorar la visión mutua de la pareja incrementando, así, su cercanía; para hacer más fácil y cómoda la práctica del sexo oral y para proporcionar una mayor comodidad que evite tensiones corporales y facilite la práctica sexual a aquella persona que sufra o tenga dolores en articulaciones, cuello o espalda.

La almohada, por ejemplo, puede ser muy útil para convertir una postura tradicional e injustamente maltratada como es la del misionero en otra cosa. Que el misionero admite múltiples variantes es algo que ya vimos en nuestro artículo “Algunos trucos para mejorar el misionero”. En esta ocasión vamos a resaltar únicamente una de esas opciones: la de colocar la almohada bajo los glúteos de la mujer. ¿Qué se consigue con eso? Una penetración más profunda y, al mismo tiempo, una mayor estimulación del punto G. De la misma manera, al elevar el pubis de la mujer se consigue que el del hombre lo estimule más directamente, lo que juega a favor, también, del placer femenino.

Otro lugar en el que se puede colocar la almohada para mejorar e incrementar la estimulación durante la relación sexual es bajo los brazos, rodeándola, cuando se practica la famosa y siempre estimulante de por sí postura del perrito. Colocando ahí la almohada durante la relación sexual, la mujer se sentirá mucho más cómoda, lo que le permitirá concentrar su atención en el placer recibido y no en el esfuerzo que en ocasiones se debe realizar para mantener la postura.

A la hora de realizar penetraciones desde atrás también puede resultar muy interesante la colocación de una pila de almohadas bajo el abdomen. Lo que se consigue con ello es que la mujer, tumbada boca abajo, puede mantener la cadera en alto sin por ello tener que realizar demasiado esfuerzo físico. De la misma manera que sucedía al añadir la almohada a la postura del misionero, lo que se consigue aquí es aumentar la profundidad de la penetración. Al situarse así, además, la persona que realiza la penetración podrá abrazar a su pareja por detrás, lo que incrementará el contacto entre los miembros de la pareja y aumentará su sensación de unidad.

Finalmente, la almohada puede ser un excelente objeto para masturbarse con él. Tanto el hombre como la mujer pueden estimular su pene o su clítoris respectivamente buscando el roce de ese objeto tan cotidiano y a la vez tan adaptable a los caprichos de nuestro cuerpo como es la almohada.