Mejorar la vida sexual

¿Quién no desea mejorar su vida sexual? ¿Quién no intenta aprender nuevos trucos para disfrutar más y mejor durante las relaciones sexuales? Seguramente nadie que no tenga una libido medianamente normal. Por eso son muchas las personas que intentan aprender nuevas posturas eróticas y que bucean en páginas como la nuestra intentando adquirir ese conocimiento que, puesto en práctica, les va a convertir en mejores amantes y va a permitirles gozar mucho más durante sus relaciones.

Esta actitud y este afán de aprendizaje respecto al sexo que se va haciendo cada vez más mayoritario a nivel social ha sido determinante para que los vibradores, los lubricantes, los dildos, los plugs y todo tipo de juguetes sexuales se hayan ido incorporando progresivamente a las relaciones sexuales.

Lógicamente, nosotros aplaudimos todo aquello que sirva para enriquecer la vida sexual de la gente. No seremos nosotros quienes critiquemos que una pareja decida averiguar qué postura erótica facilita la práctica del sexo anal o qué postura puede servir para garantizar una mejor estimulación del clítoris. Siempre irá bien que la pareja innove a la hora de colocarse para disfrutar de una buena sesión de sexo oral (bien sea de la felación, bien sea del cunnilingus). Ya hemos dicho en alguna ocasión que todo lo que sea innovar es, en materia sexual, positivo. Nada hay peor para la vida sexual que la rutina. La rutina puede acabar asesinando al deseo o, cuanto menos, dejándolo seriamente malherido.

La succión vaginal

Pero a veces vamos a buscar demasiado lejos lo que, estando dentro de nosotros mismos, puede servirnos para intensificar las sensaciones experimentadas durante el mantenimiento de las relaciones sexuales. Ése es el caso, por ejemplo, de lo que se conoce como beso de Singapur, pompoir o, en árabe, kabazza. Estos tres términos sirven para definir una técnica sexual antiquísima consistente en realizar, con la vagina y sobre el pene, una tarea de succión.

Para realizar el beso de Singapur hay que tener convenientemente entrenado el músculo pubocoxígeo. Ese músculo es el que se contrae para, voluntariamente, cortar el flujo de orina. Los ejercicios especialmente destinados al entrenamiento de dicho músculo reciben el hombre de ejercicios de Kegel.

Una vez ejercitado el músculo pubocoxígeno o músculo PC podrás realizar el beso de Singapur o pompoir.

Para realizar el beso de Singapur de una manera sencilla aconsejamos que sea la mujer quien pueda controlar el ritmo de la penetración. Para ello, nada mejor que adoptar la típica postura erótica en la que, estando el hombre tumbado boca arriba y totalmente pasivo respecto al ritmo, la mujer se coloca a horcajadas sobre él.

Una vez colocados así, la mujer permitirá que el pene se introduzca en su vagina. Sabemos que el tamaño no importa a la hora de disfrutar del sexo, pero hay algo que no se puede obviar: cuanto más grueso sea el pene, más fácil será realizar el beso de Singapur.

Una vez colocados así, y hallándose en pene dentro de la vagina, la mujer deberá impedir que se muevan sus caderas. Estando éstas quietas, la mujer realizará contracciones vaginales continuadas e intensas. Para ello se servirá del músculo PC y, al hacerlas, ejercerá una tarea de succión en el pene que, a la larga, conducirán al hombre hasta el orgasmo.

Si eres capaz de hacer esto habrás conseguido seguir una tradición que, nacida en la India hace más de 3.000 años, se extendió a otros países como Japón o Tailandia. Las geishas y las devadasi indias (mujeres que, siendo de las castas más bajas, al alcanzar la pubertad eran obligadas a ejercer la prostitución en los templos de la diosa Yallamma) controlaban esta técnica. Si consigues realizar el beso de Singapur tendrás, también, un punto de contacto con toda una cortesana renacentista, Diane de Poitiers, cortesana francesa que fue amante del rey Enrique II de Francia y que, al parecer, tenía un dominio absoluto de este maravilloso truco sexual que es el beso de Singapur.

La práctica del beso de Singapur no sólo posibilita un orgasmo más intenso para el hombre. También puede hacer que la mujer tenga tres tipos de orgasmo posibles: el vaginal, el clitoriano y el de útero. Aunque éste sea menos habitual, también puede llegarse a producirse. No sería mala idea ir en su búsqueda.