Un dolor imprevisto y preocupante

Si rondas los cincuenta años o has entrado ya en la década de los cincuenta puede sucederte: que te acerques al orgasmo o te halles en él y, de golpe y porrazo, te sientas taladrado por un intempestivo e intensísimo dolor de cabeza. Lo habitual es que la persona que la padece (es más habitual en mujeres que en hombres) se alarme. El fantasma del aneurisma o del ictus planea sobre ese temor. Pero ese dolor intenso y creciente no tiene, habitualmente, nada que ver ni con el aneurisma ni con el ictus y, además, tiene un nombre muy ilustrativo: cefalea coital.

Podemos distinguir dos tipos de cefaleas coitales, la preorgásmica y la orgásmica. En la cefalea preorgásmica, el dolor se va incrementando de manera gradual hasta que, llegado el orgasmo, alcanza su máxima intensidad. Por su parte, en la cefalea orgásmica el dolor es súbito y explosivo y llega en el momento mismo del orgasmo o inmediatamente después de haber alcanzado el mismo.

¿Cuáles son las causas de la cefalea coital? No se conocen exactamente. En algunos casos se asocia su aparición al consumo de potenciadores de la erección como puede ser, por ejemplo, la Viagra. Este tipo de medicamento aumenta la acción local del óxido nítrico y estimula las terminales del trigémino, lo que facilita la aparición del dolor.

La cefalea coital, pese a su nombre, no sólo se produce durante el coito. También puede aparecer durante la masturbación.

Hay personas que pueden experimentar la cefalea coital sólo una vez en la vida y personas que la pueden padecer en repetidas ocasiones. Para estas últimas, sin duda, la cefalea coital es algo más que una simple anécdota. De hecho, la recurrencia de la cefalea coital se traduce en una inseguridad que afecta negativamente a la vida sexual y que, por tanto, debe ser tomada muy en serio.

La cefalea coital puede durar más de doce horas y dejar durante algunas más una desagradable sensación de aturdimiento. En ocasiones, la cefalea coital viene, también, acompañada de náuseas.

¿Cómo actuar si se padece cefalea coital?

¿Qué debe hacerse cuando se ha padecido un episodio de cefalea coital? En primer lugar, dejar que desaparezca completamente el dolor de cabeza antes de intentar mantener otra relación sexual. La abstinencia es, en este sentido, el mejor remedio. Cuando se vuelva a la práctica sexual deberá hacerse de un modo calmado, adoptando circunstancialmente una actitud más pasiva. Probarse poco a poco: eso es lo que hay que hacer para saber si hemos superado el problema. En caso de comprobar que no es así, lo mejor es visitar a un especialista. El especialista se encargará de realizar las pruebas médicas necesarias para descartar cualquier tipo de problema vascular.

Lo más habitual, sin embargo, es que las cefaleas coitales desaparezcan tal y como han venido. Deben entenderse, pues, como algo benigno. Durante ese período en que se padecen las (y que va de unas semanas a unos pocos meses) las cefaleas suelen desencadenarse en el 50% de los actos sexuales.

Cuando se sabe que el dolor de cabeza es debido verdaderamente al desencadenamiento de una cefalea coital, se pueden seguir dos tipos de tratamientos (más allá del más radical del de la abstinencia). El primero de ellos sería un tratamiento de carácter sintomático (es decir: debería emplearse cuando ya la cefalea se hubiera desencadenado y con la finalidad de eliminarla). Dicho tratamiento consistiría en la toma de analgésicos antinflamatorios convencionales. En este sentido, el ibuprofeno y el naproxeno (en dosis de 400 y 500 mg respectivamente) serían de gran utilidad para aliviar o eliminar los síntomas de la cefalea coital.

El segundo tratamiento recomendable contra la cefalea coital sería un tratamiento destinado a la prevención. La prevención podría realizarse a corto plazo (es decir: poco antes del acto sexual) o de manera algo más prolongada. En el primer caso echaríamos mano de analgésicos comunes. En el segundo caso utilizaríamos betabloqueantes, es decir, un tipo de medicamentos que está destinado a tratar enfermedades como, por ejemplo, los trastornos del ritmo cardíaco. Lógicamente, nadie debería consumir betabloqueantes sin antes haber consultado a un especialista médico. Tampoco deberían consumirse, sin recomendación médica, medicamentos destinados al tratamiento de los dolores de cabeza de tipo jaquecoso.