Uno de los consejos básicos que siempre se da cuando se disfruta de una relación casual es el de no repetir. Ese consejos, al menos, figuraba entre los que dimos en su momento en nuestro artículo “Sexo casual: consejos a tener en cuenta”. Decíamos allí que la repetición podía llevar a la confusión, al “enganche”, al riesgo de que afloraran sentimientos que poco tenían que ver con el simple disfrute carnal. Y este mero gozo carnal es lo que, precisamente, se persigue, más allá de cualquier complicación sentimental, cuando se busca mantener una relación sexual casual.
Pero, no nos engañemos. Seguir ese consejo nunca es fácil. De la misma manera que nunca es fácil el día después de una relación sexual casual, en especial si dicha relación ha resultado explosiva y muy satisfactoria. ¿Quién no va a querer follar de nuevo con una mujer que nos ha hecho gozar tanto? ¿Quién va a renunciar sin dudarlo a repetir la experiencia de volverse loco de placer con una chica con la que se congenia perfectamente en la cama? La duda, pues, estará ahí. Y habrá que resolverla antes de dar el siguiente paso. Aquí vamos a dar una serie de consejos básicos para saber qué hacer al día siguiente de una relación sexual casual.
¿Y cómo es ella?
O, mejor dicho, ¿quién es?, ¿qué sabes de ella aparte de que en la cama es una chica diez? Porque, claro, una cosa es que folle como los ángeles y lo dé todo cuando está cachonda y otra cómo sea más allá de los temas de la jodienda. Dar respuesta a esta pregunta es fundamental para saber cómo debes comportarte con ella tras esa noche de loca pasión que habéis vivido.
Si la has conocido a partir de alguna aplicación para sexo fugaz es más que probable que solo busque eso: sexo fugaz. Pero ésta tampoco es una ley que se cumpla al cien por cien. Quizás ella ha utilizado esa aplicación para buscar algo más que sexo casual. Quizás lo del sexo casual (gustándole horrores y dándosele de muerte) solo es una excusa que ella misma se pone para encontrar al chico soñado. O quizás, al conocerte y gozar de tus artes amatorias, se ha quedado prendada de ti y solo piensa en volverte a ver. O tal vez, es otra posibilidad, esa chica que anoche te dejó los ojos en blanco y los testículos escurridos lo que buscaba en esa aplicación era una relación de carácter más o menos estable con un hombre de mentalidad liberal que no quiera atarla a su lado con las correas de una relación de pareja.
Intentar adivinar qué es lo que busca es una prioridad para saber cómo se debe actuar después de una cita de sexo casual.
Y tú… ¿qué buscas?
En el artículo que mencionábamos al inicio de este post hablábamos de lo importante que es conocerse uno mismo. ¿Tenemos claro lo que buscamos en las relaciones sexuales esporádicas? ¿Sabemos qué deseamos de una cita para sexo fugaz? ¿Queremos solo follar o buscamos algo más?
Para dar respuesta a estas preguntas necesitamos ser absolutamente sinceros con nosotros mismos. No nos hagamos trampas al solitario. Puede ser que queramos seguir follando, esporádicamente y sin ningún tipo de compromiso, con esa chica. O puede que la queramos convertir en la madre de nuestros hijos.
Si deseamos lo primero, lo mejor, una vez acabada la sesión de sexo, es marchar de la cama. Siempre es mejor que quede en esa mujer el recuerdo de lo que hemos hecho en la cama que no el de la primera tontería que se nos ocurra al despertar juntos. ¿Quiere eso decir que debemos borrarnos de su vida completamente? No, ni mucho menos. Se puede, por ejemplo, si es que ella duerme, dejar una nota diciendo que nos ha gustado mucho estar con ella y que estaríamos encantados de repetir. Se puede, también, dejarle una indicación sobre cómo contactar con nosotros más allá de la frialdad de la web de citas.
Para ser follamigos
Otra buena manera de dejar abierta la puerta a la repetición y a una nueva cita es la de despertar a la chica en cuestión con mucha, mucha suavidad para decirle que nos ha gustado mucho, mucho, mucho follar con ella pero que debemos irte. Esto lo deberíamos hacer siendo muy educados. Plantearlo de ese modo, además, hará que la chica nos contemple como a un hombre misterioso y eso, créenos, siempre es un punto a nuestro favor.
Si nos contempla de ese modo, es muy probable que acepte ser nuestra follamiga, es decir, nuestra amiga con derecho a folleteo. Pero eso, el plantearle si desea ser nuestra follamiga, es algo que no es aconsejable hacer tras el primer polvo o la primera noche de polvos sucesivos. En esto, claro, no existen normas estrictas. Las circunstancias que se hayan dado en la cita (no es lo mismo llegar y ponerse a follar de buenas a primeras que dedicarse antes de hacerlo a conversar y conocerse) determinaran el ritmo al que deberían suceder las cosas. Tampoco es lo mismo follar por vez primera con una chica a la que acabamos de conocer que hacerlo con una con la que, en cierto modo, ya manteníamos una cierta relación de amistad o, cuanto menos, de conocimiento.
Una vez más lo repetiremos: no es conveniente mezclar amistad y sexo siempre que no se busque una relación de carácter sentimental. Para ser follamigos, lo mejor es follar antes de que se produzcan esos lazos de amistad. Si las dos partes, ella y nosotros, mantenemos nuestro pensamiento liberal, podremos ser follamigos… pero con el tiempo. A la que una de las dos partes desee algo más, la historia se habrá complicado y es muy probable que al menos una de las dos partes sufra.
El valor del silencio
Finalmente añadiremos que, si lo que se desea es mantener estrictamente una relación de sexo casual, lo mejor es usar las menos palabras posibles. No hablar sobre el tema. Las palabras, en muchas ocasiones, solo acaban por complicar las cosas. Las enredan. Así, lo mejor es irse citando de tanto en tanto. Cuando las citas se vayan produciendo y los polvos se vayan sucediendo, la follamistad habrá quedado establecida de facto.