Muchos hombres hacen broma con aquello de que, en las parejas heterosexuales de cierto recorrido, ellos casi siempre están dispuestos y ellas casi nunca. Más allá de la parcialidad típicamente patriarcal de este comentario y de que las cosas también pueden suceder al revés en el seno de una pareja, lo cierto es que este comentario hace referencia a algo que está presente en el día a día de muchas parejas y que tiene un nombre: discronaxia sexual. La discronaxia sexual (o disritmia sexual) es aquella situación en la que uno de los miembros de la pareja desea mantener relaciones sexuales con mayor frecuencia que el otro.

La discronaxia sexual, más allá de la broma de la insistencia de él por mantener relaciones sexuales y de la excusa de ella de padecer un dolor de cabeza que parece aflorar siempre cuando se plantea la posibilidad de dar un ratito de satisfacción al cuerpo, conlleva, para muchas parejas, una carga emocional muy importante. Quien necesita una mayor frecuencia sexual acostumbra a sentirse frustrado y empieza a padecer ese rechazo al mantenimiento de relaciones sexuales por parte de su pareja como un rechazo a su ser entero. Quien quiere y no puede mantener relaciones sexuales porque su pareja no siente la misma necesidad de mantenerlas que él siente cómo su autoestima se resiente y se pregunta si esa negativa por parte de su pareja tiene que ver con una pérdida de la propia capacidad de atracción o, peor aún, con la aparición de una tercera persona en discordia. En estos casos, el fantasma de los celos, que se alimenta de la creencia en una posible infidelidad por parte del otro, aparece en la relación y empieza a realizar en ella su función de zapa. Como se ve, la disritmia sexual no es ninguna broma para aquella persona que tiene más necesidad de mantener relaciones sexuales que su pareja.

Pero la discronaxia sexual tampoco es una broma para esta segunda parte de la pareja. La parte pasiva también sufre al sentirse incomprendida por la otra parte. El temor a que esa otra parte busque el mantenimiento de relaciones sexuales fuera del ámbito de la pareja para, así, satisfacer sus necesidades insatisfechas obliga a la parte pasiva a mantener relaciones sexuales sin ganas y por un sentimiento de culpa y de obligación. Sin duda, ésta no es la mejor actitud a la hora de mantener relaciones sexuales. Manteniéndolas de ese modo y a raíz de dichas motivaciones, esas relaciones sexuales no pueden ser, nunca, plenamente satisfactorias. Al sexo se debe ir con ganas de gozar, nunca como si se fuera a cumplir con una obligación anotada en algún renglón de la agenda.

Sin duda, la disritmia sexual es causante de que muchas parejas en el mundo se rompan. Por eso es importante prestarle atención e intentar solucionarla. A continuación queremos darte una serie de consejos para aliviar o vencer la discronaxia sexual. Esos consejos son los siguientes:

  • Potenciar la comunicación. ¿En cuántos de nuestros artículos no lo hemos dicho? La comunicación debe ser la base sobre la que se sustente toda relación de pareja. Más allá de la mutua atracción sexual, la comunicación es el aceite que engrasa todo el engranaje de la pareja y lo que permite que éste funcione perfectamente. El silencio acaba creando fantasmas y a esos fantasmas hay que derribarlos con palabras y sinceridad. El mutismo alrededor de un problema solo consigue una cosa: acrecentar ese problema, hacerle aumentar de escala, convertirlo en algo mucho más difícil de resolver. La discronaxia sexual no escapa a esta regla. Comunicarse es, por tanto, una buena manera de intentar vencerla.
  • Fomentar el juego equilibrado. Al hablar de la discronaxia sexual en el seno de la pareja para, a partir de ahí, intentar aliviarla, hay que partir del convencimiento de que ninguno de los dos miembros de la pareja tiene la razón y ninguno de los dos tiene la culpa. Partiendo de esta premisa es fácil entender que para vencer la disritmia sexual ambos miembros de la pareja deben ceder. El más activo puede ceder fomentando el juego, lo preliminar, el caldeamiento progresivo y nunca acelerado del otro. La parte pasiva, por su lado, deberá ceder predisponiéndose mentalmente al encuentro sexual y fomentándolo con mensajes erotizantes, miradas provocativas, roces corporales intencionadamente eróticos…
  • Ser positivos en la interpretación. Una vez se haya hablado y se haya engrasado la maquinaria de la comunicación, los miembros de la pareja que padezca discronaxia sexual deberán reforzar su optimismo y su mirada positiva sobre lo que la pareja está viviendo erradicando completamente de su mente la idea de relacionar la disritmia sexual con la falta de amor. La discronaxia sexual no tiene por qué revelar falta de amor. Para vencer la discronaxia sexual hay que pensar que el amor está ahí y que los cambios se realizarán en el seno de la pareja, si no de forma inmediata, sí progresivamente. Para ello, nada mejor que fomentar el descanso, la rebaja del estrés y el compartir tiempo libre y momentos de ocio.
  • Despertar el deseo. Lo más habitual es que el nivel de deseo en el seno de una pareja descienda a lo largo de la vida de la misma. El fuego inicial pierde fuerza y la libido no se muestra tan “revoltosa” como al principio de la relación. Esto, que es habitual, como hemos dicho, en muchas parejas, se hace especialmente patente y doloroso en las parejas que padezcan discronaxia sexual. Tanto en unas como en otras es importante despertar ese deseo. La cosmética sensorial, en ese sentido, puede servir de gran ayuda. Aromas con feromonas, aceite comestible, un pluma para recorrer la piel… Las opciones pueden ser muchas a la hora de despertar la libido en el seno de una pareja que padezca disritmia sexual.

Finalmente, un último consejo a tener en cuenta tanto si se desea vencer la discronaxia sexual como si se desea mejorar la vida sexual en general es el de llevar un buen estilo de vida. Y llevar un buen estilo de vida implica, sobre todo, cuidar de nuestro cuerpo. Para ello no hay nada mejor que alimentarse bien, hacer de manera regular ejercicio físico y descansar adecuadamente. Siguiendo estas normas, nuestras endorfinas se liberan con mayor celeridad y eficacia, lo que hace que nuestra sensación de bienestar aumente, nuestro humor mejore y aumente el apetito sexual.

Esperamos que los consejos dados en este artículo les sean de utilidad a todas aquellas parejas que, en mayor o menor grado, padecen discronaxia sexual.