Lencería erótica para escorts de lujo
Una de las experiencias más eróticas que puedes tener, es imaginar a tu pareja, vestida y comportándose como una auténtica escort. El morbo de ser, por unas horas, una prostituta de lujo con su cliente, es una de fantasías sexuales más comunes entre las parejas. No te sorprendas si tu chica se mete tanto en el papel, que está deseosa de hacer cosas que normalmente no haría. Antes de empezar con la acción, es importante que sepas cómo debes vestirte, para parecer una auténtica prostituta de lujo. Tienes que ser elegante por fuera y provocativa por dentro y para eso lo mejor es echar mano de lencería erótica. Te puedes sentir muy sexy con un liguero y unas delicadas medias de seda con la costura dibujada en la parte trasera de tu pierna. Recuerda que el cliente de una prostituta de lujo quiere tener al lado a una dama, hasta que las puertas de la habitación se cierran. Entonces, espera la puta que ha pagado por tener, así que deberás ceder a todos sus deseos. El papel del cliente, es también fundamental, así que él deberá ir bien vestido, con un estilo deportivo o casual, según el rol que interprete o con traje en el caso de ser un hombre de negocios o un ejecutivo. Uno de los escenarios ideales para llevar a cabo esta fantasía sexual es el bar o el restaurante de un hotel, donde habrás reservado una habitación para una noche, así no perderéis el tiempo cuando llegue el momento de follar. Es importante que planifiques bien los detalles, ¿cómo será vuestro encuentro?, ¿serás tú quien espere la oferta de tu cliente en la barra del bar, o te acercarás a él para ofrecerle tus servicios? Ahora ya puede empezar la acción tú esperas en la barra del bar, degustando un copa, mientras él te observa desde la otra punta del local. Tu belleza llama su atención, estás preciosa con tu vestido sexy, tacones altos, medias de seda y maquillaje perfecto.
Fantasías sexuales con prostitutas de lujo
Allí sentada, sola, parece que esperes a alguien. Entonces él se acerca, excitado y dispuesto a vivir la aventura que supone llevar a cabo una fantasía sexual con una prostituta de lujo. Se sienta a tu lado, os presentáis, te invita a otra copa y te pregunta por qué una mujer tan bella como tú está sola en la barra del bar. Tú empiezas a coquetear, le dices que no estás sola, que has encontrado al atractivo desconocido que andabas buscando esta noche y frotas suavemente su pierna con tu pie. Jugar con los pies es uno de los fetiches más comunes y forma deliciosa de decirle a tu pareja lo caliente que estás sin palabras. Además tiene mucho morbo, es divertido jugar mientras te comportas con normalidad, hablando de temas banales como el tiempo, actuando de manera natural pero con una mirada traviesa y sexy. Puedes rozar tu pie contra su pantorrilla, o hacerlo avanzar lentamente hacia la entrepierna y frotar. Es especialmente excitante si lo haces con los pies descalzos, notarás enseguida como su polla crece con las caricias de tus pies, es un placer doble para fetichistas. Tras el coqueteo, llega el momento en el que él tiene que preguntar cuál es tu precio. Entonces hay que negociar, todo depende de lo que él quiere y él te quiere hacer suya toda la noche. Le das tu precio y le aseguras que será la mejor noche de su vida. Él se levanta y tú le sigues hasta la habitación que ha reservado en el hotel. Al llegar, le sirves una copa y masajeas su cuello, él no puede esperar a ver qué llevas puesto debajo del vestido, así que saca su cartera y paga de inmediato. Guardas el dinero de forma elegante y le preguntas si está listo para ti. Él pone sus manos en tu culo y te da un beso húmedo y profundo. Sube tu vestido y metiendo su mano en tus bragas para notar tu coño húmedo, mientras te pregunta si te excitas tanto con todos los clientes. Sabes que tienes que hacer que se sienta especial, así que frotas su entrepierna con tu mano y sientes como su polla dura crece mientras le respondes que sólo te excitas tanto con clientes como él, calientes y atractivos. Entonces, él se sienta en el sofá y te pide que le muestres por lo que ha pagado. Poco a poco de vas desnudando, te quitas el sujetador, el liguero, los zapatos de tacón, las bragas… te acercas a él y le recuerdas que eres suya toda la noche.