Tres placeres combinados

Desde que creamos esta sección nuestra voluntad es aportar ideas, trucos o técnicas que puedan servir para enriquecer la vida sexual de las parejas y poner trabas a esa rutina que, en demasiadas ocasiones, acaba lastrando no sólo la vida sexual de la pareja sino también los lazos de unión sentimentales entre los miembros de la misma. En esta ocasión lo que vamos a proponer no es exactamente un truco, sino una especie de cóctel de placeres, un combinado de varias actividades asociadas directamente al hedonismo que van a permitir disfrutar más y mejor del tiempo en pareja.

Si analizamos bien nuestra naturaleza comprobaremos que tres de los mayores placeres que puede experimentar un ser humano son el comer (con el acompañamiento idóneo de bebida que a dicho acto va asociado), el dormir y, por supuesto, el practicar sexo, hacer el amor, follar o como quieras llamarlo. Sobre esos tres pilares se sostiene, en buena medida, el bienestar del ser humano. Con las cuestiones básicas de supervivencia resueltas (es decir, con trabajo y vivienda), ¿qué ser humano puede ser infeliz si come y duerme bien y practica sexo a menudo?) Por eso proponemos hoy combinar esos tres actos (comer, dormir y follar) en lo que vamos a llamar “gastrosiexta”.

La combinación que proponemos no está hecha porque sí. De hecho, está fundamentada en mecanismos fisiológicos constatados. Cuando comemos o cuando practicamos sexo nuestro cerebro segrega una serie de neurotransmisores que provocan en nosotros una innegable sensación de placer. El día a día y el estrés que muchas veces lo acompaña impide a menudo disfrutar como es debido de esos tres placeres. Se duerme insuficientemente, se come mal y deprisa y, en demasiadas ocasiones, el sexo se convierte en recuerdo y utopía. Esto, a la larga, produce un sentimiento de malestar que en los casos más extremos puede derivar en depresión. Por eso es importante comer, dormir y follar bien. Y por eso es importante y muy beneficiosa tanto para la vida individual como para la vida en pareja la gastrosiexta.

Ideal para la época veraniega, lo ideal sería abrir un hueco en nuestras rutinas durante todo el año para introducir en ellas la posibilidad de disfrutar de la gastrosiexta. Pero la gastrosiexta, para cumplir con los objetivos que debe cumplir, no puede practicarse de cualquier modo. La gastrosiexta debe ser, pues, una apuesta por la calidad de cada uno de los tres elementos que la componen.

Comer, dormir y…

Para empezar, el comer no puede ser un simple engullir alimento para satisfacer las necesidades primarias de alimentación. El comer debe ser un placer. Comer lo que nos apetezca, calmadamente y en buena compañía. El compartir alimento es mucho mejor que el comer solo. Al comer en compañía, compartimos experiencias y sensaciones con quien come con nosotros, conectamos con esa persona que nos acompaña a la mesa; es decir: estrechamos lazos. Para que ese estrechamiento de lazos sea más efectivo hay que procurar que el acto de comer no se convierta en un simple deglutir. Degustar lo que se come resulta, en este sentido, esencial.

¿Y tras comer? ¿Qué nos propone la gastrosiexta tras la comida? Echar una cabezadita o, lo que viene a ser lo mismo, una siesta. ¿Qué se consigue con ello? Según algunos estudios, la siesta nos ayuda a reducir el estrés, disminuye nuestra presión arterial y nos ayuda a rendir mejor en el trabajo. Gracias a la siesta conseguiremos, según apuntan dichos estudios, estar más activos durante el resto de la jornada. Eso sí: la siesta no debe ser, como se suele decir, de pijama y orinal, sino un simple sueño que oscile entre los veinte minutos y la media hora.

Tras esa siesta reparadora y carga-baterías llega, lógicamente, el momento del sexo. Con el cuerpo tranquilo, alimentado y descansado llega la hora de disfrutar del mejor sexo. El sexo, lógicamente, puede practicarse de muchas maneras, pero lo que es innegable es que a él le sienta bien, siempre, un toque de erotismo. Inyectar erotismo en el sexo supone que éste se vuelva de mayor calidad. Si, además, se practica tras haber comido y descansado bien, el resultado puede ser casi, casi una experiencia religiosa.

¿Te animas a practicar la gastrosiexta?