La disfunción eréctil
Quien más quien menos ya se ha resignado a no poseer los atributos de un actor porno. La información nos ha hecho asumir que uno no se hace John Holmes, Rocco Siffredi o Nacho Vidal así como así, aunque en el mercado no falten alargadores de pene que puedan ayudarnos, en un momento dado, a ganar algún centímetro más de longitud o de grosor en tan preciada parte corporal. El saber que, dentro de unos márgenes de tamaño estándar, es más importante saber usar el pene que su aparatosidad visual, ha servido a muchos hombres para despojarse de complejos e inseguridades. Pero es ahí, al plantearnos qué se sabe hacer con lo que la naturaleza nos dio, cuando se nos aparecen dos términos que nos causan verdadero terror. El primero de ellos es el de la “eyaculación precoz”. El segundo, el “gatillazo”.
A ningún hombre le gusta derramarse a las primeras de cambio ni muchísimo menos quedar con la bandera a media asta, casi en señal de duelo, incapaz de emprender la tarea penetradora que en ese momento se le está reclamando. Ambas cosas, sin embargo, pueden tener orígenes comunes y estos orígenes pueden ser tanto de carácter psicológico como dietéticos.
Lógicamente, damos por supuesto que tú nunca has sufrido (como tampoco nosotros lo hemos hecho) ninguno de esos dos problemas. A pesar de ello creemos que nunca viene mal conocer qué factores pueden influir tanto en la eyaculación precoz como en el gatillazo para, si alguna vez sucediera, intentar poner remedio.
Factores a cuidar
Uno de los factores más decisivos a la hora de rendir de manera adecuada en los temas de cama es la alimentación. Las grasas y el colesterol influyen directamente sobre la disfunción eréctil. Evitar las grasas y basar nuestra alimentación en el seguimiento de la llamada dieta mediterránea debe servir para asegurar una correcta respuesta viril al estímulo sexual. La inclusión de cebolla, plátano, huevos y ajos ayudaría a que esa respuesta fuera la correcta.
El hacer ejercicio físico es otra de las cosas que ayudan a mantener un buen tono a la hora de entregarse a los placeres sexuales. El gatillazo es más probable en aquellos hombres que no realizan actividad física alguna. La erección está reñida con la vida sedentaria. Hay que tener en cuenta que, después de todo, el proceso mecánico de la erección es sencillo y se fundamenta en que los cuerpos cavernosos del pene se llenan de sangre. Para que ese llenado sea completo y duradero es importante tener una buena circulación sanguínea. Para conseguirla es importante el ejercicio físico. Él nos ayudará a quemar esas grasas que tanto afectan a la circulación de nuestra sangre y que tan dañinas son para nuestro estado de salud.
Otro de los factores que afecta negativamente a la erección y que, por lo tanto, más favorece la temida aparición del gatillazo o la disfunción eréctil es el tabaco. Éste también afecta a nuestro sistema circulatorio. La nicotina actúa como un vasoconstrictor que reduce el flujo sanguíneo que el pene recibe y también disminuye el tiempo que dura la erección. En casos de tabaquismo muy avanzado y duradero, la afectación del tabaco sobre la respuesta sexual masculina puede ir más allá del gatillazo y generar una impotencia completa.
Como puedes imaginar, el alcohol no juega demasiado a favor de la erección, sino todo lo contrario. El alcohol, como inhibidor del sistema nervioso central, afecta directamente a la respuesta al estímulo sexual. Con alcohol de por medio, el deseo y la imaginación llegan allá donde, seguramente, no podrá llegar el pene. ¿Queremos con eso decir que el vino debe ser eliminado de nuestra dieta para evitar el temido gatillazo? Ni muchísimo menos. El vino es uno de los grandes placeres que la vida nos ofrece pero, como todos los placeres, debe ser consumido con moderación. El exceso nos impedirá disfrutar de él e introducirá el gatillazo y la disfunción eréctil en nuestro lenguaje habitual. Y eso, no lo dudes, es una de las peores cosas que puede pasarnos. Nos impedirá disfrutar de nuestra sexualidad y, no haciéndolo, no seremos unas personas felices.
Si los motivos que nos llevan al gatillazo son de carácter psicológico (estrés, miedo al fracaso, ansiedad…) entonces hay que tomar otra serie de medidas. De ellas nos ocuparemos en otro artículo. Mientras tanto, ya sabes, come adecuadamente, practica algún tipo de ejercicio, no fumes y bebe con moderación. Haciendo esto seguro que sigues como hasta ahora: teniendo del gatillazo el concepto de que es algo que, por supuesto, sólo les pasa a los otros.