La erótica del poder

Quien inventó la expresión “la erótica del poder” sabía de lo que hablaba. En muchas ocasiones quien se encuentra en los escalones más altos de una organización jerárquica goza, gracias a ello, de un sex appeal especial. Por decirlo de algún modo, el superior o superiora de una organización, empresa, etc. se convierte en protagonista de más de una fantasía erótica de sus subordinados/as. De hecho, raras son las personas que, en algún momento de su vida, no han tenido fantasías sexuales con su superior. Por eso es una de las fantasías eróticas más comunes.

Las fantasías sexuales que giran alrededor del hecho de hacérnoslo con un superior dependen, en buena medida, de los sentimientos que tengamos hacia ese superior. Si nuestros sentimientos son positivos y favorables, la fantasía de hacérnoslo con un superior será una fantasía que, de ser llevada a la práctica, sería agradable tanto para nuestro superior como para nosotros. Si, por el contrario, nuestros sentimientos hacia nuestro superior son sentimientos de carácter negativo, la fantasía erótica de hacérnoslo con un superior será una fantasía que reproducirá comportamientos y prácticas propias del universo BDSM. Si tenemos sentimientos negativos hacia nuestro superior, las prácticas que imaginemos en nuestras fantasías eróticas con ese superior serán prácticas de Dominación/sumisión y en ellas, sin duda, el reparto de roles y papeles estará muy claro: nosotros seremos, lógicamente, la parte Dominante. De ese modo, recurriendo a la fantasía, compensaremos el sentimiento de inferioridad que en la vida real podemos experimentar ante nuestro superior.

La fantasía erótica con un superior no es sino una más de las fantasías eróticas que suelen anidar en la psique individual de cada quién y merced a las cuales conseguimos alcanzar un cierto equilibrio psíquico.

Fantasear eróticamente con un superior puede ser fruto, por ejemplo, de la intensificación del deseo que produce, siempre, el contemplar al otro como una fruta prohibida, algo dotado de un morbo especial.

En ocasiones, la fantasía erótica con un superior es reflejo de la admiración que se siente hacia ese superior. Esto sucede cuando el superior es una persona especialmente brillante en su profesión. En estas ocasiones, lo que oculta la fantasía erótica con un superior/a es la necesidad de alcanzar un cierto grado de aceptación y reconocimiento por parte de ese/a superior/a. En estos casos, se recomienda no incurrir en un error en el que en ocasiones se suele incurrir y que sólo conduce a la obsesión y, a la larga, a la desilusión. El error al que nos referimos es el de idealizar a esa persona a la que admiramos por su prestigio profesional, el de idolatrarla. Y es que los ídolos, no lo olvidemos nunca, tienen en muchas ocasiones los pies de barro, y por eso acaban por desplomarse dejando nuestras emociones teñidas por la decepción.

En otras ocasiones, la fantasía erótica con un superior oculta un marcado deseo de ascenso económico. Fantasear con el superior es, en este caso y en el fondo, fantasear con cenas en restaurantes caros, con fines de semana en hoteles con encanto, con viajes a los cuatro puntos cardinales del mapamundi…

En muchas otras ocasiones, sin embargo, son el odio o la venganza los combustibles que utiliza nuestra psique para dar energía a una fantasía erótica con un superior que, como hemos dicho antes, nos hace pensar en escenas D/s en las que, con prácticas directamente sadomasoquistas, conseguimos someter a ese superior al que hemos convertido en protagonista estelar de nuestras fantasías eróticas.

En otras ocasiones, y sobre todo cuando es un hombre el que fantasea con hacérselo con su superiora, lo que se busca es justo lo contrario de lo que se buscaba en el caso anterior. Si en el párrafo anterior se perseguía convertir al superior en sumiso, en éste lo que se persigue es convertir a la superiora en una especie de Dómina, una Ama que nos ponga a su merced. Y es que, para muchos hombres, una mujer activa y dominadora es una mujer muy sexy y, por tanto, muy deseable.

Relaciones con un superior

Habitualmente se dice que el hecho de tener una fantasía erótica determinada no implica necesariamente el deseo de convertir dicha fantasía en realidad. De hecho, no son pocos los autores que recomiendan no dar el paso adelante de intentar convertir en realidad las fantasías eróticas que se tengan. Este consejo se hace especialmente importante cuando la fantasía erótica gira alrededor del eje de hacérselo con un superior. Hacérselo con un superior no suele dar buenos resultados. Es, por decirlo de algún modo, una actividad de riesgo. De alto riesgo. Después de todo, el superior es el superior. O sea: ostenta el poder. Y eso, de alguna manera, nos coloca a su merced. A no ser, claro, que ese superior/a coma de nuestras manos y beba nuestros aires.

Iniciar una relación con un superior siempre puede conducir a una situación indeseada: que el superior, una vez haya tomado la decisión de acabar con la relación o conseguido el objetivo sexual perseguido, desee librarse de lo que puede ser visto por él como una presencia perjudicial para sus intereses. ¿Y si quien pone fin a la relación o no desea dar un paso más adelante en el mantenimiento o estabilización de la misma somos nosotros? Pues entonces puede darse una combinación mortal para nuestros intereses. ¿En qué consiste dicha combinación? En que se fusionen el control del poder que caracteriza al superior o a la superiora y el despecho que experimenta ese/a superior/a hacia el subordinado/a que le ha dejado.

Otro de los aspectos que nos hacen desaconsejar el convertir en realidad la fantasía erótica de hacérselo con un superior/a es el que hace referencia al hecho de que la relación con ese superior/a sea conocida por el resto de compañeros y compañeras de la empresa, delegación, ministerio, consejería, departamento, sección, etc. Nunca es bueno que los compañeros/as se enteren del percal de nuestro lío con un superior/a. Para empezar, nuestro prestigio profesional se puede ver gravemente dañado. Podemos ser vistos/as por el resto de la plantilla de la empresa como un/a trepa y cualquier tipo de ascenso o mejora profesional puede ser entendida por los demás más como fruto de nuestra relación privilegiada con nuestro superior/a que como fruto de nuestros méritos profesionales.

Así, pues, nuestro principal consejo sobre la fantasía erótica de hacérselo con un superior es que la dejes limitada a eso, a una fantasía.