Una segunda primera vez

Se suele hablar de las dudas que solemos plantearnos cuando vamos a practicar sexo por vez primera pero… ¿y de las dudas que podemos plantearnos cuando vamos a practicar sexo después de haber pasado por un largo período de abstinencia? ¿No existen esas dudas cuando estamos ante lo que podríamos llamar una segunda primera vez? Lo cierto es que sí y que, al parecer, esas dudas acostumbran a ser más intensas en el caso de la mujer que en el del hombre. Es por ese motivo por el que queremos dedicar este artículo en especial a ellas y también a aquellos hombres que estén aguardando el momento de mantener relaciones sexuales con una mujer que, por hache o por be, esté pasando o haya pasado por un período más o menos importante de abstinencia sexual.

Siempre hemos dichos que es importante mantener relaciones sexuales con una cierta regularidad. Por salud física y también, en gran medida, por salud mental. En nuestro artículo “Los efectos de la falta de sexo” ya apuntábamos como la abstinencia sexual involuntaria nos volvía “más hoscos, más esquivos, menos proclives a relacionarnos con los demás”. La falta de sexo, apuntábamos en el mencionado artículo, afectaba incluso al brillo de nuestra piel y, sobre todo, a la producción de ciertas hormonas como la serotonina o las endorfinas. El descenso en la producción de estas hormonas nos volvía personas más proclives a padecer malestares físicos de diferente tipo. La falta de sexo, finalmente, nos hace, apuntábamos en nuestro artículo, personas más inseguras, más faltas de autoestima y más tendentes a la ansiedad y la depresión.

Efectos de la abstinencia sexual en la vagina

Pero la abstinencia sexual involuntaria acaba, en el caso de la mujer, teniendo también efectos directos sobre su vagina. ¿De qué efectos hablamos? De la pérdida de tono muscular de los músculos de la vagina, por ejemplo. Esto puede hacer que, de regreso al sexo, la mujer que voluntariamente o no se haya abstenido de mantener relaciones sexuales durante un período de tiempo medianamente largo experimente cierto dolor al ser penetrada vaginalmente.

El debilitamiento de las paredes vaginales, que va asociado tanto al incremento de la edad como a la “falta de ejercicio”, aumenta la posibilidad de que la mujer que vuelve a practicar sexo después de mucho tiempo sin hacerlo padezca algún tipo de dolor. De hecho, y en casos extremos, la mujer que prolonga su abstinencia sexual durante mucho tiempo, y ante la perspectiva de mantener relaciones sexuales, puede desarrollar cierto grado de vaginismo.

Por otro lado, hay estudios que demuestran que la abstinencia sexual femenina, cuando es prolongada y llega incluso al extremo de eliminar la práctica más o menos regular de la masturbación, incrementa la posibilidad de padecer lo que se llama “síndrome premenstrual”. No en vano, los orgasmos tienen, entre otros beneficios para el cuerpo, el de aliviar la tensión y el dolor.

Otro de los efectos que la abstinencia sexual prolongada tiene sobre la vagina es que disminuye su capacidad de lubricación. Al disminuir ésta, es muy probable que la primera relación sexual tras el tiempo de abstinencia pueda resultar dolorosa, por lo que siempre sería recomendable, en ese regreso a los placeres del sexo, tener a mano algún tipo de lubricante íntimo que sirviera para paliar de algún modo ese descenso de la lubricación natural de la vagina a consecuencia de la falta de sexo.

Todos estos factores (debilitamiento de las paredes vaginales, falta de lubricación, pérdida de tono muscular de los músculos de la vagina…) confluyen al final en un efecto que tanto la mujer que vuelve a practicar sexo tras un período de abstinencia como su pareja deben tener presente: será más difícil alcanzar el orgasmo.

Consejos a seguir tras una larga abstinencia sexual

Teniendo todo esto presente, la mujer que vuelva a practicar sexo después de un largo período de abstinencia deberá tener en cuenta los siguientes consejos:

  • La relación sexual no debe plantearse como un examen, sino como una experiencia de la que hay que disfrutar.
  • Se debe intentar alejar toda sensación de nerviosismo (aunque experimentar esa sensación sea normal) y dejarse llevar por el disfrute de las emociones y sensaciones experimentadas durante el encuentro sexual.
  • Procura fomentar tu autoestima al máximo.
  • Antes de mantener tu encuentro sexual, ejercita tus músculos vaginales realizando, por ejemplo, ejercicios de Kegel. En este sentido puede ser también de excelente ayuda la práctica de la masturbación, que no aconsejamos abandonar nunca. A la hora de masturbarte, utiliza tanto tus manos como algún juguete sexual. Un dildo o un vibrador te ayudarán a preparar tu vagina para cuando llegue el momento de la penetración tras un largo período de abstinencia sexual.
  • La primera vez que vuelvas a mantener relaciones sexuales tras un largo período de abstinencia, procura que sea de una manera lenta que te permita tanto reacomodar tus genitales a la práctica sexual como apreciar con mayor tranquilidad los matices del placer.
  • Ten a mano, tal y como hemos indicado antes, algún lubricante íntimo. La falta de práctica, así como el nerviosismo o la ansiedad que pueda experimentarse durante el encuentro sexual, pueden afectar al nivel de lubricación natural de la vagina.
  • Practica sexo seguro para que, durante tu encuentro sexual, sólo tengas que preocuparte de disfrutar y no de si se puede producir un embarazo no deseado o de si se puede transmitir alguna ETS.

Algo que hay que tener presente también cuando se habla de volver a mantener relaciones sexuales tras un largo período de abstinencia es que lo más normal es que se vuelva al sexo con una persona diferente a aquélla con la que se mantenían relaciones antes de iniciarse dicho período de abstinencia. Esto, lógicamente, acostumbra a incrementar la sensación de nerviosismo de la persona que tiene la oportunidad o toma la decisión de volver al sexo tras una larga abstinencia. Para paliar ese nerviosismo nada mejor que tener bien claro lo que se desea, aceptarse como se es y recordar algo que con frecuencia se olvida: el sexo siempre se ha practicado más o menos del mismo modo. Es decir: sabremos hacerlo. Amoldarse a la otra persona será cuestión de tiempo, y ese tiempo siempre acostumbra a ser menor si entre los dos miembros de la nueva pareja sexual existe una afinidad que va más allá de la simple atracción física. El sexo casual, en este sentido, no es la mejor opción a la hora de volver al sexo tras una larga abstinencia.