Las claves del orgasmo femenino
Helen Singer Kaplan (1929-1995), psicóloga estadounidense de origen austríaco especializada en Sexología y Terapia Singular, tuvo, entre otras, dos prioridades a la hora de investigar la sexualidad humana. Una de esas dos prioridades fue la eyaculación precoz. La otra, el orgasmo femenino. Kaplan calificó la imposibilidad de la mayor parte de las mujeres de alcanzar el orgasmo en el coito como “el trastorno sexual que más lamentan las mujeres”. Al tiempo que realizaba dicha afirmación, Kaplan destacó cómo sólo la estimulación directa y constante del clítoris podía llevar a la mayor parte de las mujeres a la maravilla del orgasmo.
Para intentar aliviar la carga que este “problema” depositaba sobre la vida sexual de la mujer y, por tanto, sobre su posibilidad de disfrutarla, Helen S. Kaplan diseñó una técnica que ha recibido el nombre de “la maniobra del puente” y que está orientada a conseguir que la mujer alcance un orgasmo durante el coito tras haber partido de una estimulación inicial del clítoris.
Cuando habla de puente, Kaplan está hablando de la creación de un vínculo entre el orgasmo que sólo puede alcanzarse mediante la estimulación directa y constante del clítoris y ese orgasmo que casi nunca se alcanza y que es el que se consigue gracias a los movimientos de penetración en el interior de la vagina.
Estos movimientos de penetración en el interior de la vagina estimulan de manera indirecta al clítoris (sobre todo cuando se escogen diversas posturas eróticas), pero dicha estimulación acostumbra a ser insuficiente para producir el orgasmo. Éste es más fácil de conseguir cuando, al mismo tiempo que la mujer experimenta la penetración, su clítoris es estimulado, bien por el hombre, bien por la propia mujer, tanto con sus propias manos como utilizando algún tipo de juguete erótico estimulador.
La maniobra del puente de la doctora Kaplan persigue otro tipo de orgasmo. El clímax perseguido por esta maniobra del puente es un clímax alcanzado cuando ya no se está estimulando directamente el clítoris. ¿Cómo se consigue? Estimulando el clítoris hasta el momento inmediatamente anterior al orgasmo. A partir de ese momento serán los movimientos del pene en el interior de la vagina los que pongan en funcionamiento lo que se conoce como reflejo del orgasmo. A base de repetir esta acción en sucesivos actos sexuales, se creará un puente entre el estímulo del clítoris y el coito.
Pasos para realizar la maniobra del puente
¿Cómo debe realizarse correctamente esta “maniobra del puente”? Vamos a anotar una serie de pasos que, de seguirse, permitirán crear poco a poco ese puente del que venimos hablando.
En primer lugar es importante conseguir una conveniente lubricación. Sin duda, ésta dependerá, en gran parte, del grado de excitación de la mujer. Nada mejor que unos buenos juegos preliminares para hacer aumentar dicha excitación. Los besos, las caricias, los abrazos, un buen masaje erótico… todo lo que pueda servir para aumentar la excitación femenina y, con ello, su lubricación, es bien recibido en estos primeros compases de la maniobra del puente.
Una vez convenientemente lubricada y poseída por el deseo, el hombre procederá a la penetración. Ésta deberá realizarse lentamente, manteniendo el ritmo y la profundidad. Estaría bien que, una vez introducido el pene en la vagina, la mujer pudiera contraer su músculo pubococcígeo. Esto le permitiría experimentar muy agradables sensaciones. Como ya se ha visto en algún post, el entrenamiento de los músculos vaginales y el control sobre ellos permiten mejorar y aumentar el placer en el momento del coito.
Una vez conseguido un ritmo constante y lento de penetración, la mujer comenzará a estimular su propio clítoris como si se estuviera masturbando. Esta fase de la maniobra del puente es una fase capital. La mujer no debe estar cohibida. La mujer no debe tener vergüenza. Lógicamente, esta auto-estimulación podrá ser mejor realizada por la mujer que esté habituada a masturbarse que por aquélla que, por uno u otro motivo, no esté habituada a hacerlo o no lo haya hecho nunca. Qué duda cabe que nosotros siempre recomendaremos la masturbación femenina al igual que siempre aplaudiremos todo lo que tenga que ver con la masturbación masculina. ¿Qué mejor manera de poder gozar de la propia sexualidad sin tener que contar con nadie y, por supuesto, de conocer mejor el propio cuerpo y su funcionamiento?
Esta auto-estimulación debe durar hasta que el orgasmo esté a punto de llegar. Cuando llegue ese momento, la mujer dejará de estimular su clítoris y moverá su clítoris de manera decidida, con rapidez y fuerza, hasta lograr el orgasmo con los movimientos del coito. Sin duda, ese orgasmo será un orgasmo especialmente vibrante y placentero.