La dispareunia

Se conoce con el nombre de dispareunia y no es otra cosa que el sentir dolor antes, durante o después de la penetración sexual. ¿Algo inhabitual? Ni muchísimo menos. Los datos proporcionados por el Centro para la Promoción de la Salud Sexual de la Universidad de Indiana (Estados Unidos) hablan de que hay alrededor del 30% de las mujeres que reconocen tener dolor durante el mantenimiento de relaciones sexuales y un 5% de hombres que también reconocen sufrir dispareunia.

¿A qué motivos hay que achacar esa relación entre sexo y dolor?

La dispareunia no puede ser achacada a un único motivo. Pueden ser varios y cada persona puede experimentarla por un motivo diferente y de una manera distinta. Para algunas mujeres el dolor puede ser localizado en el tramo inicial del conducto vaginal. Para otras, la dispareunia (que puede ser sentida como una quemadura, un ardor o un dolor agudo) puede ser sentida algo más profundamente.

Algunos de esos motivos podrían ser alguno de los siguientes:

  • La adopción de ciertas posturas eróticas durante el acto sexual.
  • Una reacción alérgica a alguno de los componentes del preservativo o el diafragma, bien sea al látex, bien a algún espermicida determinado.
  • Una infección que afecte al sistema urinario, a la vagina o a las trompas de Falopio.
  • Lesiones provocadas por algún tipo de enfermedad de transmisión sexual (ETS) como puede ser el herpes o las verrugas genitales.
  • No guardar un tiempo prudencial de abstinencia sexual tras una cirugía o un parto sobre todo si en éste ha debido realizarse una episiotomía (incisión de tipo quirúrgico que se practica para facilitar la salida del feto).
  • Uso de algunos anticonceptivos.
  • Consumo de algún tipo de antidepresivos o de otro tipo de medicamentos.
  • Poca lubricación vaginal. Esta falta de lubricación o exceso de sequedad puede deberse a algún tipo de cambio hormonal o a la falta de una conveniente estimulación.
  • La dispareunia puede ser también, en algunos casos, un daño colateral causado por la menopausia. Al disminuir el estrógeno, el colágeno (proteína que ayuda a mantener los tejidos sanos) se ve afectado y los tejidos vaginales se vuelven menos elásticos y extensibles.
  • Problemas de salud como el vaginismo, la endometriosis, la inflamación de la próstata, las hemorroides, un quiste en los ovarios o el prolapso uterino.
  • Factores emocionales y psicológicos derivados de algún tipo de abuso sexual o violación. En estos casos, para poner coto a la dispareunia o relación entre sexo y dolor hay que recurrir a algún tipo de terapia psico-sexológica.

Para evitar el dolor durante el sexo

Si se experimenta algún tipo de dolor durante la realización del acto sexual, lo mejor es acudir a un especialista médico para ver de qué manera actuar para conseguir que el sexo vaya siempre asociado a la palabra placer. Sexo y dolor, desde luego, son palabras que no deberían ir asociadas.

Como regla general, y más allá del caso particular de cada cual, hay una serie de medidas que pueden tomarse en aras de hacer desaparecer el dolor durante el coito o, cuanto menos, de reducirlo al máximo.

Algunas de esas medidas son las siguientes:

  • Utilizar un lubricante que convierta la relación sexual en algo más suave.
  • Utilizar una crema con estrógenos cuando la dispareunia sea achacable a la menopausia.
  • No mantener relaciones sexuales con prisas. El sexo necesita su tiempo y si se practica lentamente sabe y sienta mejor. El aquí te pillo y aquí te mato no es bueno para las personas que sienten dispareunia.
  • Mantener un diálogo sincero y abierto con la pareja. Saber qué actividades resultan más placenteras debe servir para romper ese maléfico binomio que en ocasiones puede establecerse entre sexo y dolor. En este sentido, el sexo oral puede ser una buena alternativa a la penetración. También puede serlo el masaje sensual o la masturbación mutua.
  • Utilizar hielo o gel congelado tras el mantenimiento de relaciones sexuales debe servir para aliviar el dolor o el ardor que pueda sentirse.