Quienes practican habitualmente técnicas de meditación saben de la importancia de escoger sobre qué enfocar dicha meditación para que, así, sea efectiva. Muchos expertos en meditación aconsejan centrar la atención en la llama parpadeante de una vela. Eso, sostienen, sirve para que quien medita se contagie de la serenidad y tranquilidad de la vela. Muchos maestros de Yoga, por el contrario, sostienen que la meditación puede enfocarse sobre una zona en concreto del cuerpo. El entrecejo o tercer ojo, la punta de la nariz o punto del loto, el centro de la barbilla o centro de la luna y el centro de la coronilla o décima puerta son los puntos corporales en los que los maestros de Yoga recomiendan habitualmente centrar la atención durante la meditación. Pero… ¿y si la mujer concentrase su meditación sobre sus genitales? ¿Y si fueran los genitales el punto en el que se concentrase la atención de quien medita? Entonces, hablaríamos de meditación orgásmica u OM, una técnica o truco que sirve para alcanzar orgasmos más prolongados e intensos y de la que vamos a hablar en este artículo.
La meditación orgásmica guarda íntima relación con las técnicas tántricas y con lo que se conoce como “sexo sin prisas”. Practicar la meditación orgásmica, pues, ayuda a vivir de una nueva manera la sexualidad. Para ello hay que asumir que la sexualidad y la genitalidad son cosas diferentes. Concebir la sexualidad única y exclusivamente como algo que se vive a través de la genitalidad supone incurrir en un pecado de ignorancia. ¿Por qué? Porque el principal órgano sexual de los seres humanos no es el pene, de la misma forma que tampoco lo es la vagina. El principal órgano sexual de los seres humanos es el cerebro ya que es en él donde se hallan las zonas fisiológicas específicas de las que dependen tanto el proceso de la excitación como el orgasmo.
Los estímulos sensoriales y las caricias cuentan, claro. ¿Pero quién interpreta y da respuesta a las caricias? El cerebro, centro de nuestro sistema neurológico y sensitivo. Y es en el cerebro, también, donde se articulan las fantasías sexuales. Por eso mente y placer sexual están íntimamente relacionados. Y por eso, también, la meditación (en este caso la meditación orgásmica) puede servir para activar los centros del placer ubicados en nuestro cerebro y, activándolos, nos puede conducir hasta el orgasmo.
Nicole Daedone: maestra del sexo lento
Si hay alguien que ha teorizado sobre la meditación orgásmica y sobre la posibilidad de alcanzar el orgasmo gracias a la tarea meditativa ese alguien es la estadounidense Nicole Daedone. Es ella, como autora de Sexo lento: el arte y el oficio del orgasmo femenino, la que ha propuesto, en este caso a las mujeres, servirse de la meditación orgásmica para vivir la sexualidad de una forma más intensa y placentera.
La meditación orgásmica femenina, tal y como la entiende Nicole Daedone, pasa, obligatoriamente, por la estimulación del clítoris. Será la combinación de meditación y estimulación del clítoris lo que conduzca a la mujer, lentamente, a esa explosión de placer tan intenso como duradero a la que se conoce en algunos círculos como orgasmo expandido.
Para expandir sus teorías, Nicole Daedone fundó el movimiento OneTaste, una organización que tiene como objetivo prioritario de sus actividades la enseñanza de la meditación orgásmica. Para ello se programan sesiones que tienen lugar en las sedes de OneTaste. En estas sesiones, el stroker o experto en la técnica de la meditación orgásmica se encarga de masajear el clítoris de la mujer. Al realizar este masaje, el stroker se centra especialmente en un punto situado en el cuadrante superior izquierdo del clítoris. Mientras tanto, la mujer debe concentrar su atención meditativa en ese punto y, analizando sus sensaciones, debe indicar al stroker cómo debe proceder, si debe o no incrementar o ralentizar el ritmo, si debe actuar sobre otro punto de la zona clitoriana…
¿Cómo realizar la técnica de la meditación orgásmica?
La técnica de la meditación orgásmica, apunta Daedona, es una técnica que requiere paciencia, tiempo y, sobre todo, suavidad. Lógicamente, no es una técnica que requiera ser aplicada única y exclusivamente en las sedes de OneTaste (¿qué gracia tendría entonces?), sino que puede ser practicada por cualquier pareja. Para ello, es importante buscar o crear un espacio cómodo, una especie de “nido” en el que la mujer pueda sentirse a gusto tanto para recibir el masaje en el clítoris por parte de su pareja como para realizar su meditación. Para crear ese “nido” en el que practicar la meditación orgásmica puede utilizarse una esterilla de yoga y varios cojines. Este acto de preparar el nido tiene evidentes resonancias tántricas, por lo que puede ser concebido como una especie de “ritual”.
Una vez “construido” ese “nido”, el compañero o compañera utilizará un guante de látex y un poco de lubricante para masajear ese cuadrante superior izquierdo del clítoris. Para ello, el stroker se coloca a la derecha de la mujer, pasando su pierna izquierda, doblada, por encima de la mujer y colocando la derecha bajo las rodillas de ella. Colocándose así, el pie izquierdo del hombre debe contactar con la mano izquierda de la mujer.
Una vez colocado el lubricante en el dedo índice y en el pulgar y tras analizar convenientemente los órganos genitales externos de la mujer, el stroker colocará el dedo pulgar en la base de los labios vaginales y, desde ese mismo punto, deslizará el índice hacia arriba, hacia el clítoris, presionando suavemente.
¿Durante cuánto tiempo? Durante un tiempo máximo de 13 minutos. Durante ese tiempo, la mujer concentrará su atención en las sensaciones experimentadas y focalizará su meditación en esa zona tan concreta de su anatomía. Transcurridos esos 13 minutos, aún quedarán dos minutos de meditación orgásmica. Durante ese tiempo, el cuerpo de la mujer debería ir recuperando la calma y debería volver al estadio de relajación, aunque lo más habitual es que sucedan dos cosas. Una: que la mujer alcance el orgasmo. Dos: que la pareja se deje llevar por el deseo de tener sexo. En caso de que se dé esta segunda opción, se recomienda que la relación sexual tenga lugar en un espacio distinto, y es que la teoría de la meditación orgásmica señala que el espacio de la meditación debe ser reservado a ella, evitando en todo caso contaminarlo “mentalmente” con otros usos.