El punto Gräfenberg: ¿existe o no?
Ernst Gräfenberg, ginecólogo alemán, empezó a estudiar allá por los años 40 una zona erógena del área genital femenina que se ubicaba en la zona interna, detrás del pubis, y alrededor de la uretra. Cuarenta años después, iniciada la década de los cuarenta, una enfermera, Beverly Whipple, relacionó directamente en una conferencia determinados orgasmos con la estimulación de esa zona a la que, en homenaje a Erns Gräfenberg, se denominó “punto Gräfenberg” o, más popularmente, “punto G”.
Desde que Whipple hablara de esa zona especialmente sensible de la genitalidad femenina sin aportar pruebas sobre su verdadera existencia, son muchos los estudios que se han hecho sobre la existencia o no del punto G. Emmanuele Jannini, sexólogo italiano que se ha dedicado al estudio del funcionamiento de la excitación femenina y de su genitalidad, sostiene, por ejemplo, que el punto G sí existe, aunque no en todas las mujeres (por eso hay mujeres que no pueden experimentar el orgasmo vaginal), y que no es un órgano en sí sino un conjunto de órganos a los que Jannini llamó Complejo Clitouretrovaginal (CUV).
La aportación de Jannini no fue muy bien recibida por amplios sectores de la comunidad científica. Investigadores también italianos objetaron que no existían evidencias constatables que demostraran la existencia del Complejo Clitouretrovaginal a nivel fisiológico, anatómico y embriológico.
Por su parte, otros estudiosos de la genitalidad femenina y de sus mecanismos de excitación afirman que el punto G sería, en cierto modo, un eje que se encuentra entre la vagina y el clítoris. La estimulación de esa zona, sostienen esos estudiosos, sería responsable directa de muchos orgasmos femeninos.
Exista o no el punto G, la experiencia sí demuestra que la estimulación de esa zona en que se dice que se encuentra el punto G produce placer en la mujer y que dicha estimulación puede conducir a muchas mujeres a la experimentación de un maravilloso orgasmo.
Posiciones sexuales para estimular el punto G
Asumido eso debemos buscar cuáles son las mejores posturas eróticas para estimular el punto G para, así, hacer que la mujer disfrute mucho más de las relaciones sexuales.
Las mejores posturas eróticas para estimular el punto G serían las siguientes:
- El perrito. La postura del perrito o postura “a cuatro patas” es una postura muy indicada para estimular el punto G. La profundidad de esta penetración dependerá de la voluntad del hombre. También, claro, del tamaño de su pene. Si el pene es grande, esta postura puede resultar molesta/dolorosa para la mujer si la profundidad de la penetración es alta. Si el hombre quiere ejercer una mayor presión con su pene deberá doblar una pierna y apoyar el pie en la cama. Si quiere incrementar la estimulación de la mujer y, por tanto, su placer, puede optar por estimular con su mano el clítoris de la mujer.
- El barco de vela. Una postura erótica para estimular el punto G muy apropiada es la postura llamada “del barco de vela”. ¿Cómo se ejecuta esta postura? La mujer, tumbada boca arriba, debe estirar sus piernas y elevarlas. Una vez elevadas las piernas, será el hombre el que se las sujete (por los tobillos, por ejemplo). Al adoptar esta postura, la mujer está elevando la pelvis, lo que ayuda a localizar y a alcanzar el punto Gräfenberg. Para localizarlo más fácilmente y mejorar su estimulación, la mujer puede dirigir las caderas hacia un lado o hacia otro.
¿Ya sabes cuál es tu postura erótica preferida para estimular el punto G? Creemos que para contestar con conocimiento de causa a esta pregunta sólo debes hacer una cosa: probarlas todas… y alguna más que se te ocurra.