Enjoy sex
Que el sexo se haya convertido en un bien de consumo y que vivamos en una sociedad hipersexualizada no quiere decir, ni mucho menos, que seamos una sociedad sexualmente bien informada ni que seamos una sociedad preparada para disfrutar del sexo. Al contrario. Según apuntan el terapeuta sexual y profesor titular de psicología de la Open University, John Barker, y el educador sexual Justin Hancock, autores ambos de la obra Enjoy Sex (how, when and if you want it): A Practical and Inclusive Guide (esto es: Disfruta del sexo (como, cuando y si te apetece): Una guía práctica e inclusiva), el cambio de una sociedad hiper-restrictiva en cuestiones de sexo a otra en que se nos impulsa a desear, disfrutar y alcanzar el máximo número de orgasmos posibles nos ha dejado un tanto confundidos y sometidos a una presión que nos impide disfrutar del sexo.
En su obra, Barker y Hancock señalan algunos aspectos que deberían tenerse en cuenta si queremos reprogramar nuestro chip mental sobre lo que es o debería ser el sexo para, con ello, alcanzar el objetivo de conseguir unos mayores niveles de satisfacción sexual y, por tanto, un mayor nivel de felicidad personal. ¿Qué aspectos son ésos?
El primero de todos ellos, fundamental, es borrar de nuestro cerebro la asociación que solemos establecer entre sexo y penetración vaginal. El sexo es algo mucho más rico que eso.
Otro aspecto a tener en cuenta si queremos reprogramar nuestra vida sexual con vistas a hacerla más rica y que también muy dañino para nuestro nivel de satisfacción, es concebir la vida de pareja como el summum del placer sexual y de la práctica habitual del sexo. De alguna manera, socialmente se ha extendido la idea de que la pareja debe mantener relaciones de manera regular y, por supuesto, con excelentes e intensos resultados. Barker y Hancock señalan en su obra cómo este último aspecto se basa en algo que puede resultar muy dañino: el mirar la relación sexual o la práctica sexual como “lo que debería ser”. Esto es: el establecer un modelo de relación sexual a imitar. Para Barker y Hancock, la persona, antes que aspirar a imitar un modelo de vida sexual determinada, debe buscar su propio camino. Buscar satisfacer las propias preferencias es el mandato número uno al que debe obedecer toda persona que desee realizar una reprogramación sexual con vistas a conseguir alcanzar una vida sexual satisfactoria. Hacerlo de otro modo implica, ineludiblemente, sentirse descontento e insatisfecho. El intentar ajustar nuestra vida sexual al modelo que socialmente se vende conduce a la inseguridad y la vulnerabilidad. Y esa inseguridad, al mismo tiempo, impide disfrutar de la vida sexual como podría hacerse en otras circunstancias. Una especie de círculo vicioso.
Barker y Hancock señalan, además, que las prácticas sexuales que nos hacen felices y que nos permiten disfrutar del sexo de una manera enriquecedora no son prácticas inamovibles. Pueden cambiar con el curso de los años. Lo que nos gusta hacer a los veinte o los treinta años no tiene por qué gustarnos a los cincuenta. Buscar en cada momento de la vida lo que sexualmente más nos satisfaga nos ayudará a tener una vida sexual completa.
Factores que determinan la sexualidad
Barker y Hancock señalan en Enjoy Sex que nuestra sexualidad está determinada por tres factores:
- Nuestro cuerpo y nuestro cerebro (factor biológico)
- Nuestras experiencias personales (factor psicológico)
- La cultura en que vivimos (facto social).
Así, lo que los autores de Enjoy Sex llaman el “entorno biopsicosocial de la sexualidad” determina nuestra forma de entender la sexualidad y el modo de vivirla. La interactuación de estos tres factores se produce, en cada individuo, de una manera distinta. Así, un hombre que haya nacido y crecido en una sociedad en la que se considera que el hombre debe mostrarse duro en las relaciones sexuales no se comportará sexualmente y a priori de la misma manera que se comportará un hombre que haya nacido en una sociedad en la que se asuma con toda naturalidad que, en las relaciones sexuales, la mujer pueda adoptar un papel activo y dominante. Un hombre y otro concebirán mentalmente la relación sexual entre un hombre y una mujer de maneras muy diversas.
El principal consejo que John Barker y Justin Hancock dan a todas las personas que quieran liberarse de los efectos perniciosos de una mala concepción sobre lo que debe ser lo sexual y, así, deseen realizar una reprogramación sexual, es el de convertir el “estar presente” en una norma de comportamiento vital.
El concepto de “estar presente” es un concepto heredado y propio del mindfulness, esto es, de la concentración plena y absoluta de la atención y la conciencia. Hacemos demasiadas cosas por inercia, porque las hacemos cada día, porque forman parte de nuestra rutina. Eso nos hacer perder un sinfín de matices de placer y de experiencias placenteras. Por ejemplo: no es lo mismo tomar un café que disfrutar de un café. Cuando tomamos un café… ¿lo saboreamos verdaderamente?, ¿prestamos atención a su olor?, ¿estamos pendientes de su temperatura?, ¿sentimos cómo nuestro cuerpo reacciona a la cafeína?, ¿degustamos los matices de su aroma?
Traspasada al terreno de lo sexual, la idea del “estar presente” tiene una sola lectura. Al practicar sexo, debemos ser conscientes de cada caricia, de cada sensación, de cada gesto, de cada beso… Ésa es la gran reprogramación sexual que deberíamos realizar. Al mantener relaciones sexuales hay que centrarse única y exclusivamente en lo que se está haciendo. No hay que compararse con nada ni con nadie. Tampoco con nosotros mismos. No importa lo que hayamos hecho y lo que hayamos gozado en otras ocasiones. La única ocasión que importa es la que estamos viviendo en este momento y es ésta la que debemos aprovechar.
Los autores de Enjoy Sex han valorado también hasta qué punto influye la alianza entre pornografía y la revolución digital en nuestra forma de concebir el sexo y vivirlo. Más allá de criticar la influencia nefasta que el porno contemplado en internet puede tener a la hora de fijar nuestras expectativas como amantes en el transcurso de una relación sexual, Barker y Hancock consideran que todo el fenómeno formado por las webcams, el sexo on line, el ciber sexo, etc. puede abrir nuestros ojos a la existencia de nuevas prácticas eróticas que, finalmente, puedan acabar enriqueciendo nuestra sexualidad. Para ello, sin embargo, debemos reprogramarnos sexualmente.