Bendito aspersor

Sin duda, las noches de verano tienen una sensualidad especial. Quien más quien menos recuerda una noche de estío especialmente tórrida en la que su deseo se ha desbordado y el placer ha adquirido una intensidad especial. La luz de las estrellas, la ligera y escasa ropa que cubre los cuerpos, la piel bronceada por el sol… todo invita a entregarse al deleite de placer. Por la noche, además, se suaviza ese intenso calor que durante el día ha estado adormeciendo los cuerpos, sumiéndolos en una dulce pereza. Se desperezarán éstos, llegada la oscuridad nocturna, como si salieran de un sopor infinito. Será entonces cuando nuestros ojos miren hacia el jardín de la casa, del parque o del hotel en el que estemos pasando las vacaciones. Será entonces cuando se extasíen mirando el funcionamiento refrescante de los aspersores de agua.

Seguramente, uno de esos aspersores estará en una zona oscura y retirada. ¿Has pensado en las posibilidades eróticas y lúdicas que puede proporcionarte ese aspersor? ¿No? Pues imagina por un momento que tu pareja y tú habéis salido a dar un paseo por el jardín después de padecer durante todo el día el rigor del calor. ¿No te parece buena idea el disfrutar al máximo de ese frescor que el aspersor dibuja en la noche de estío? ¿Y no crees que la mejor manera de disfrutar de ese frescor es sentir como el agua cae sobre vuestros cuerpos denudos? Seguramente vuestros cuerpos, acalorados, agradecerán esa desnudez original y casi paradisíaca.

Retozad, entonces, desnudos y dejad que esa fina lluvia artificial vaya mojando vuestros cuerpos. Para ellos será todo un placer sentir ese lamido de frescor. Las endorfinas, poco a poco, irán activándose, y al activarse os irán empujando hacia ese territorio en el que el deseo se convierte en amo y señor de todas nuestras acciones y el sexo rápido y apasionado es el único camino para saciar sus deseos.

Cuando la excitación haya empezado a aumentar procura coger a tu pareja y llevarla hasta el aspersor. Una vez allí, haz que el agua golpee sus genitales. Puede ser que para ello necesite doblarse sobre el aspersor. En cualquier caso, lo importante es buscar una postura que le permita mantener la estabilidad mientras recibe la caricia líquida del aspersor. Si esa caricia es sobre el clítoris, pues mejor que mejor. ¿Qué zonas más sensible que el clítoris puedes encontrar en el cuerpo de una mujer?

El efecto del agua sobre él será mágico. Su excitación irá aumentando progresivamente hasta llevarla casi al orgasmo. Cuando ese orgasmo esté llegando, coge a tu pareja por la cintura e, intentando que el chorro de agua siga acariciando su clítoris, entra en ella desde atrás, escogiendo el agujero que prefieras, y muévete de manera que ella sienta cómo quieres entrar en lo más profundo de su cuerpo.

Esa doble estimulación, vaginal o anal y clitoriana al tiempo, llevará a tu pareja a un clímax de placer que pondrá un cierre de oro a una sesión de sexo rápido que, muy probablemente, desearéis repetir cualquier otro día. Después de todo, el verano os reservará más noches en la que confluyan todas esas sensaciones que os empujarán a entregaros el uno al otro con ese deseo desatado que sólo pueden traer consigo los veranos.