El tamaño sí importa
El tamaño de los genitales del hombre y la mujer deben ser compatibles para que la satisfacción sexual sea completa. Palabra de Kama Sutra. Un hombre puede ser un semental, un toro o una liebre dependiendo del tamaño del pene. La profundidad vaginal de la mujer determinará si es elefante, yegua o ciervo. La buena compatibilidad genital determinará una intensidad sexual mayor.
Las mejores combinaciones posibles son, según Vatsyayana, las que se dan entre un semental y un elefante, un toro y una yegua, y una liebre y un ciervo. No se recomiendan, por ejemplo, las combinaciones entre un semental y un ciervo o entre una liebre y un ciervo. ¿Quiere eso decir que este tipo de combinación debe rehuirse siempre? Ni mucho menos. Un polvo es un polvo, aunque no sea el polvo del siglo. Y no hay que desperdiciar nunca la ocasión de disfrutar (en mayor o menor medida) de un polvo. Lo único que hay que hacer para disfrutar de un coito entre genitales no directamente compatibles según los estándares determinados por Vatsyayana es tener siempre presente las técnicas de mejora que él nos propone.
Pene grande para vagina poco profunda
Por ejemplo: entre sementales y ciervos hay múltiples posiciones que permitirán que pueda disfrutarse de ese coito aunque tal vez el tamaño del pene sea un poco excesivo para la profundidad vaginal de la mujer. Lo importante es intentar que, adoptada la postura erótica, el pene tiene que llegar un poco más lejos de lo habitual. Hacerlo de lado, buscar una postura conocida como la división del bambú (la mujer, tumbada, eleva una pierna sobre el hombro del hombre, la baja y sube la otra y así sucesivamente sin que el chico tenga que realizar movimiento alguno) o hacer que la mujer esté encima para, así, controlar los movimientos del coito.
En los casos en que se juntan un hombre semental y una mujer ciervo también es muy útil aquella postura en la que la mujer es penetrada por detrás pero estando completamente tumbada y con las piernas ligeramente separadas. El chico, en esa postura, entra en la mujer lentamente. ¿Hasta dónde? El grado de separación de las piernas de la chica es lo que determina el nivel de penetración.
Ciertamente, cualquier postura puede servir para una relación satisfactoria entre un semental y una mujer ciervo. Para evitar molestias a la chica hay que procurar que su vagina esté suficientemente lubricada. Ello puede conseguirse con una buena sesión de sexo oral o con una adecuada estimulación digital. La mujer puede, también, masajear el pene del varón lubricándoselo con una buena cantidad de lubricante. Eso permitirá que el pene pueda deslizarse suavemente dentro de la mujer.
Pene pequeño para vagina profunda
Cuando se da el caso contrario, es decir, cuando el genital más pequeño es el del hombre, el placer erótico más intenso tanto para el hombre como para la mujer deberá lograrse gracias a la realización de alguna técnica que permita contraer la vagina. Una buena postura, por ejemplo, es la que consiste en que la mujer se tumbe y lleve sus rodillas hacia el pecho. Otra es la de izar la piernas para que el hombre coja las piernas de la mujer por los tobillos y las eleve un poco en el aire.
Explorar los ángulos que permitan una mayor presión o fricción sobre el pene es, después de todo, la clave para alcanzar ese mayor placer sexual entre hombres con pene pequeño y mujeres con vagina profunda. Cualquier postura erótica que haga que el pene empuje firmemente contra la pared delantera o trasera de la vagina puede conseguir que hombre y mujer sientan un placer extraordinariamente intenso.
Mantener las piernas juntas para que se produzca un mayor ajuste del pene dentro de la vagina, o hacer que la mujer se agache y se toque los dedos mientras él la penetra desde atrás, o que ella se coloque sobre él guiándolo bien dentro de ella, que se dedica a hacer la pinza con los músculos de su vagina, pueden ser algunos de estos trucos necesarios para conseguir ese ajuste ideal entre genitales de diferente tamaño.
El encaje perfecto de un pene pequeño en una vagina profunda puede conseguirse, también, entrenando los músculos vaginales para que éstos puedan sujetar firmemente el pene dentro de sí.