La fama erótica de las mujeres orientales

Las mujeres asiáticas tienen fama de estar especialmente dotadas para el placer sexual o, dicho de otro modo, de ser especialmente buenas amantes. De ellas se acostumbra a decir que son creadoras y dominadoras de múltiples técnicas sexuales. La del carrete filipino, de la que ya hemos hablado en esta sección, sería una de ellas, quizás la más popular. También lo sería la llamada pinza birmana, y que no es otra cosa que la utilización de los músculos vaginales durante la penetración para, gracias a su acción, incrementar la estimulación sobre el pene. La realización de ejercicios de Kegel y los diferentes ejercicios destinados a tonificar el suelo pélvico, así como la utilización de bolas chinas para, gracias a su uso, alcanzar dicha tonificación, permitirían a la mujer la utilización de sus músculos vaginales para estimular el pene del varón ejecutando así la ya citada técnica sexual de la pinza birmana.

En este post de hoy recomendaremos la puesta en práctica de una técnica sexual cuyo nombre nos remite directamente a Oriente: la técnica del chapelet thai. De origen, al parecer, tailandés, la técnica del chapelet thai sólo sirve para ser ejecutada con hombres libres de tabúes o que, cuanto menos, que no consideren tabú el hecho de disfrutar analmente. Como hemos visto en muchos artículos publicados en nuestra página, el del placer anal desde el punto de vista pasivo es un tabú para muchos hombres. Para éstos, el hecho de que los términos hombre y placer anal receptivo se puedan combinar sólo tiene una explicación: la homosexualidad. Para estos hombres, el hombre que goza sexualmente al ser estimulado analmente es un hombre homosexual. Sólo desde la homosexualidad es concebible, para estos hombres, que una persona de género masculino pueda gozar sexualmente al sentir su ano estimulado.

No hace falta decir que los hombres que tienen ese tabú pierden un sinfín de experiencias placenteras. Siendo un territorio corporal tan sensible como lo es el ano, la estimulación del mismo puede provocar una catarata de sensaciones, no necesariamente dolorosas. Los hombres que han experimentado la estimulación prostática saben de lo que hablamos. La intensidad del orgasmo es mayor cuando la próstata es estimulada mediante la introducción de un dedo o un dildo en el ano. También es mayor cuando el hombre, por ejemplo, se masturba mientras posee un plug introducido en su ano.

Las bolas tailandesas y el chapelet thai

Es en ese mismo principio en el que se basa la técnica sexual de la chapelet thai, una técnica que toma su nombre del juguete erótico que adquiere un protagonismo central en su práctica. “Chapelet thai” podría traducirse como “rosario tailandés” o bolas tailandesas. Así es como llamamos a un juguete erótico que, con aspecto de rosario, acostumbra a tener entre 3 y 6 bolas que pueden ser del mismo tamaño o de tamaños variados (las bolas pueden ser de entre 1 y 3 cm). Este juguete erótico está destinado a ser introducido en el ano. Para ello es conveniente aplicar lubricante tanto al juguete como al ano (no hay que olvidar nunca que en las relaciones anales el lubricante desempeña un papel principal).

Las bolas tailandesas son, sin duda, un juguete erótico diseñado para ser gozado tanto por el hombre como por la mujer. Al aplicar la técnica del chapelet thai, sin embargo, será la mujer quien introduzca las bolas thailandesas en el ano del hombre para dejarlas allí metidas mientras dura el coito. Durante ese tiempo, y sirviéndose del aro que las bolas tailandesas tienen en uno de sus extremos (en aquél que queda fuera del ano cuando el rosario es introducido dentro de él), la mujer las moverá dentro del recto del hombre, lo que será muy estimulante para él.

La ejecución de la técnica del chapelet thai finalizará cuando, llegado el momento del orgasmo, y durante el clímax masculino, la mujer, lentamente, retirará del ano del hombre las bolas tailandesas, lo que resultará extremadamente placentero para éste.

Para practicar el chapelet thai hay, pues, que procurarse unas buenas bolas tailandesas. Al escogerlas hay que tener en cuenta que su limpieza es fundamental, ya que, no hay que olvidarlo, el ano y, mayormente, el recto, no son los lugares más higiénicos del mundo. Lo habitual y normal es que las bolas tailandesas, tras su uso, se manchen de heces y que esas heces, lógicamente, deban eliminarse completamente antes de que las bolas tailandesas puedan volver a utilizarse. Por eso es importante buscar bolas tailandesas de silicona médica: porque es la mejor manera de mantener la higiene de un juguete erótico de este tipo.