El placer del sexo oral

Quienes lo practican a menudo lo saben. Pocas prácticas sexuales resultan tan placenteras como el sexo oral. Por eso son legión los hombres y mujeres que se declaran auténticos devotos del cunnilingus y la felación. La comidita y la mamada pueden conducir a maravillosos orgasmos, pero también pueden conducir a situaciones muy incómodas en la que el placer brille por su ausencia o aparezca fustigado por alguna extraña sensación de incomodidad o, directamente, dolor. Y es que el sexo oral, como toda práctica sexual, exige el dominio de unas técnicas. Mal aplicadas, esas técnicas pueden convertir lo que se esperaba que fuera una maravillosa experiencia sexual en una auténtica chapuza.

Hombres y mujeres pueden, sin saberlo, cometer errores al practicar sexo oral. Como dice el dicho: de buenas intenciones está el infierno lleno. Para que la ignorancia no sirva como excusa a la hora de justificar una chapuza oral, vamos a señalar en este artículo algunas de esas cosas que un hombre o una mujer no deben hacer al realizar un cunnilingus o una felación. Más que trucos para hacerlo bien, vamos a señalar aquí qué no hacer para, de ese modo, evitar hacerlo mal.

Errores en el cunnilingus

Uno de los errores al realizar un cunnilingus más comunes que suelen cometer los hombres es el de mover la lengua a una velocidad excesiva dando vueltas y más vueltas sobre el clítoris. Para realizar correctamente un cunnilingus no hay que convertir la lengua en una batidora.

Otro movimiento que muchos hombres realizan con la lengua sobre el clítoris de su pareja o sobre su vulva al realizar un cunnilingus es dibujar sobre él o ella la señal de la cruz. Sin duda, un hombre puede sentir verdadera adoración por tan divina parte de la anatomía femenina, pero eso no quiere decir que tenga que bendecirla una y otra vez para hacer patente dicha adoración. La mejor manera de demostrar esa adoración es tratar al clítoris y a la vulva, lingüísticamente hablando, como en verdad se merecen. Y lo que tanto clítoris como vulva se merecen es, sobre todo, delicadeza y variedad. Es decir: no insistir una y otra vez con el mismo movimiento sobre el mismo punto de la anatomía genital y, sobre todo, no comportarse como un perro que se hubiese arrimado a un charco a beber. Nada menos sexy que un movimiento lingüístico perruno para excitar y elevar la temperatura genital de la mujer.

Otro de los errores al realizar un cunnilingus más comunes es el de realizar dicho cunnilingus a distancia, es decir, estirando al máximo la lengua para, así, tocar sólo con la punta de ella los genitales femeninos. El cunnilingus, al igual que la felación, exige implicación. El hombre que realiza bien el cunnilingus es el hombre que adora la vagina y el hombre que adora la vagina no siente reparo alguno en hundir su boca al máximo en ella y en dejar que los flujos femeninos le empapen los labios y la barbilla. El hombre escrupuloso nunca realizará un buen cunnilingus.

Si tienes en cuenta estos cuatro errores al practicar el cunnilingus tendrás algo ganado a la hora de realizarlo correctamente. Para convertirte en un maestro del mismo tendrás que practicar a menudo y, por supuesto, recordar siempre que el correcto cunnilingus es fruto de la progresión, del cambio de velocidad e intensidad (al cunnilingus le sienta bien el in crescendo) y de la variación de las diversas técnicas aplicadas a la hora de mover la lengua y los labios sobre los distintos puntos de la anatomía genital femenina.

Errores en la felación

Pero los hombres no son los únicos que cometen errores al practicar sexo oral. También una mujer puede arruinar, debido al empleo de una técnica errónea, una felación. Al igual que sucede con el cunnilingus, no importa que exista una casi interminable bibliografía y un buen número de páginas webs que, como EroticaFactory.com, intentan proporcionar una serie de consejos para enriquecer nuestra vida sexual y mejorar nuestras prestaciones como seres sexuales: algunas mujeres han interiorizado diversas maneras de tratar el pene durante la felación que acaban convirtiendo a ésta en otra cosa.

Y es que una felación puede ser muy placentera, pero también dolorosa, sobre todo cuando la mujer, al realizarla, considera que sus dientes tienen mucho que decir y mucho que hacer en dicha práctica sexual. A la felación le sienta bien la suavidad de los labios y la lengua, no esa dureza amenazadora de los dientes que se pasean sobre la superficie del glande como si estuviesen arándolo.

Otro error al realizar una felación, bastante común en muchas mujeres, es el de aspirar el pene como si, al hacerlo, quisieran extraer, por el meato urinario, todo lo que de interés para ellas pudiera hallarse en su interior.

Al igual que hicimos en el caso del cunnilingus, debemos decir que en el de la felación el movimiento frenético de la lengua no es una buena técnica para proporcionar el máximo placer. El pene debe chuparse entero y debe chuparse con calma. En este caso, el in crescendo y la variación también desempeñan una función capital. Unas chupaditas en el glande pueden resultar excitantes, pero la felación no consiste únicamente en estimular esa parte en concreto del pene.

Finalmente, para redondear una buena sesión de sexo oral, no sólo debes tener en cuenta lo que no debes hacer al realizar una felación, también tienes que tener en cuenta esas cuatro cositas que te pueden ayudar a marcarte una felación chapeau. Una de ellas es mimar con la mano los testículos mientras se practica la felación. Otra, estimular convenientemente (lamiéndolo en ambas direcciones) todo el tronco del pene, concentrándose especialmente en aquellas zonas en los que éste es más sensible. ¿Qué zonas son ésas? Las inferiores, el frenillo, la corona…

Después, con el pene en la boca, alterna succiones y deslizamientos. En la succión, los labios se cierran sobre el glande, la lengua lo masajea y, al mismo tiempo, succionamos aspirando a su alrededor. Esta succión, ya lo dijimos anteriormente, debe ser suave, sobre todo al principio de la felación. En el deslizamiento, la boca forma una especie de funda que se desliza a lo largo del tronco del pene y en ambas direcciones. Actuando así, con delicadeza y progresivamente, podrás convertirte en una auténtica Cleopatra.