Postura de “El surfing del cuerpo”
¿Te imaginas en la playa? ¿Imaginas que estás tumbado sobre la arena, esperando que los rayos del sol dejen sobre ti su caricia cálida y vital? Eso precisamente será lo que tu pareja dejará sobre ti: una sensación de vitalidad ardiente que perdurará en tu memoria cuando el polvo que vamos a describirte y recomendarte haya finalizado.
En esta postura, y una vez tumbado el hombre boca arriba, la mujer, mirando hacia sus pies, se colocará sentada sobre él, introduciendo dentro de su vagina la polla inhiesta. Una vez colocada así, la mujer se irá tumbando lentamente hacia atrás, impidiendo en todo momento que el pene del hombre escape de su coño. El hombre, seguramente, deberá alzar un tanto su zona lumbar para impedir esa salida y servir de guía a la mujer, que se irá recostando lentamente, hasta que su espalda repose sobre el pecho del hombre. Las mejillas de uno y otro se aproximarán y los pies de la mujer se colocarán sobre las piernas del hombre.
Los movimientos, en esta postura, serán pequeños. Hacerlos más grandes puede provocar que el pene se escape de su húmedo cobijo y el encanto de esta original postura se eche a perder.
Sensaciones de la postura para la mujer
Esta postura, no hace falta decirlo, exige una cierta flexibilidad por parte de la mujer. Es una postura que requiere algún esfuerzo pero ese esfuerzo se verá recompensado con creces una vez que el encuentro sexual haya finalizado.
Cada vez que el hombre realiza un movimiento de penetración, su pene despierta regiones diferentes en la vagina de la mujer.
Por otro lado, hay mucha piel en contacto entre uno y otro, y esto hace que las percepciones se multipliquen. Las manos del hombre pueden acariciar el pecho y el abdomen de la mujer, su cuello y, cómo no, sus genitales. Con la mano, el hombre puede impedir que el pene se salga de su cobijo y, al mismo tiempo, puede acariciar y estimular el clítoris de su pareja bien sea con los dedos, bien con un vibrador de dedo, mientras, con los labios pegados al oído, puede susurrarle palabras que sirvan para aumentar su excitación. También puede, claro, morder suavemente su cuello o lamer o mordisquear el lóbulo de su oreja.
Sensaciones de la postura para el hombre
Para llevar a la práctica esta postura, es importante que el hombre sea más alto y pesado que la mujer. Que tenga más envergadura. Esto permitirá que soporte mejor el peso de la mujer recostada sobre él y que, estando ella bien asentada sobre su cuerpo, él pueda dedicar sus manos a todas esas caricias de las que ya hemos hablado.
Psicológicamente, esta postura será muy gratificante para el hombre, que se sentirá muy macho y masculino. Esta postura, además, permitirá al hombre el sentir algo que no podrá sentir en otras posturas. Ese algo es el sorprendente latido del ano de su pareja. La postura de “El surfing del cuerpo” hace que el miembro masculino esté próximo a la pared de la vagina, lo que le permite sentir ese latido anal, lo que resultará, seguramente, una experiencia erótica inolvidable.
Una vez leído esto, ¿no te apetece acumular un recuerdo imborrable? Pues ya sabes lo que tienes que hacer: túmbate boca arriba y pide a tu pareja que surfee sobre tu cuerpo. Los dos recordaréis después ese día que pasasteis en la playa sin salir del cuarto. Dejaos mecer por el oleaje de vuestro deseo. Oponer resistencia al mismo puede resultar agotador.