Recuerdo de una escena erótica

Quien vivió los años ochenta y es amante del cine no puede olvidar aquella escena. En ella, una bella y sensual mujer rubia está tumbada en el suelo y con los ojos vendados. Un hombre la acaricia lentamente y, poco a poco, le va quitando parcialmente la ropa. Después, con una lentitud exasperante, comienza a recorrer su cuello, sus pechos, su ombligo y su vientre con un cubito de hielo. Quienes vivieron los ochenta y vieron esa película no pueden olvidar su título ni sus protagonistas. Nueve semanas y media, pues ésa es la película de la que hablamos, permanece en la memoria de todos los ochenteros como un hito del cine erótico. La película de Adrian Lyne, protagonizada por Kim Basinger y Mickey Rourke, sirvió, entre otras cosas, para popularizar ciertas prácticas eróticas. Junto a la sensualidad erotizante y excitante del striptease, el juego erótico con hielo fue una de ellas.

La principal ventaja del hielo es su precio. ¿Hay algún juguete erótico más barato que un cubito de hielo? ¿Hay algo más casero y más fácil de conseguir? ¿Qué casa no posee un congelador?

Mucha gente se pregunta dónde está la explicación al hecho de que un cubito de hielo pueda resultar tan efectivo a la hora de aumentar la excitación sexual de una persona. La explicación científica es relativamente sencilla. Al sentir el frío, los vasos capilares se contraen y, al suceder eso, la piel se vuelve más sensible a cualquier tipo de caricia, soplido, mordisco o lametón.

Sin duda, la mejor estación para jugar con el hielo es aquélla en que haga calor. La primavera (en determinadas zonas) y el verano son la mejor época para los juegos eróticos con hielo. Y es que, ciertamente, cuando llega el frío no apetece mucho que te anden tocando con algo helado. ¿Quiere eso decir que el invierno debe quedar descartado para jugar eróticamente con hielo? Ni mucho menos. A este mundo no hemos venido para perder oportunidades de gozar y con una buena calefacción y una buena chimenea se puede conseguir esa temperatura a la que el roce de un cubito de hielo puede desencadenar un escalofrío… de placer.

A un juego sexual lo que le sienta bien es añadirle siempre un poco de glamour. Al tratar con hielo, un toque de elegancia para realizar juegos eróticos sería el de disponer los cubitos en una cubitera. Sin duda, mucho más glamuroso es eso que no sacar los hielos de uno de esos moldes de los que sólo salen a golpes o, en su caso, sacarlos de las bolsas de plástico diseñadas para hacer cubitos de hielo.

A la hora de comenzar a aplicar el cubito de hielo sobre la piel hay que vigilar siempre que, con el hielo, siempre se corre un riesgo: que éste se pegue a la piel. Para evitarlo hay que lamerlo o chuparlo un poco antes.

Juegos eróticos con un cubito de hielo

¿Qué juegos eróticos podemos hacer con un cubito de hielo?

A los juegos eróticos hay que echarles, sobre todo, imaginación. Tú piensa en todo lo que puedes hacer para jugar eróticamente con un cubito de hielo y hazlo. Pero vamos a hacerte una serie de propuestas para que las pongas en práctica.

Con el cubito de hielo puedes, por ejemplo, besar. Si quieres sorprender a tu pareja con un beso húmedo y fresco, métete el cubito en la boca y mójalo un poco antes de besar. Una vez vayas a besar a tu pareja, sujeta el cubito de hielo bien sea con los dientes, bien con los labios, y pásalo por los suyos. Después, introduce el hielo en su boca y juguetead con la lengua mientras el hielo, poco a poco, se va deshaciendo.

El segundo juego erótico que puedes realizar con un cubito de hielo fue aquél que ya nos enseñó Mickey Rourke en Nueve semanas y media. Desliza el hielo poco a poco por la piel de tu pareja y acaricia con tus dedos la huella que, sobre ella, va dejando. Es importante, al ejecutar este juego erótico con hielo, que los trazos se realicen sobre las zonas más sensibles del cuerpo de tu amante. Esas zonas pueden ser los antebrazos, los pezones, la parte posterior de la nuca, la corva de las rodillas, las muñecas, el ombligo, los pies… Los pies, aunque puedan no parecerlo, son una zona erógena muy importante. ¿Por qué? Porque el área del cerebro que procesa los estímulos captados por los pies está muy cerca de la que procesa las sensaciones experimentadas por los genitales.

La huella que va dejando el cubito de hielo sobre la piel también debe marcar el camino sobre el que lamer, chupar, sorber, soplar…

Un tercer juego erótico con hielo se basaría en el hecho de acariciar el cuerpo de tu pareja con un cubito de hielo colocado en la palma de tu mano. Con el hielo ahí, acaricia los pechos de tu pareja describiéndole círculos sobre ellos hasta que llegues al pezón. Hay mujeres que llegan a alcanzar el orgasmo cuando son acariciadas así.

El cubito de hielo también puede servir para hacer que se vaya deshaciendo entre vuestros cuerpos. Pegad vuestros vientres, colocad el cubito entre ellos, y frotaos entre vosotros. La sensación será, sin duda, muy placentera.

Aunque pueda parecer que el hielo va a jugar en contra de la fiabilidad de la erección, el hielo es un gran compañero de juegos a la hora de realizar una felación. Con un hielo de un tamaño adecuado metido en la boca, la felación adquiere otra dimensión. Mientras el hielo se deshace en la boca, la mujer puede besar el glande de su amante. Juguetear con el hielo dentro de la boca mientras se chupa el pene alternando los momentos en los que es la lengua la que contacta con él con aquellos en los que es el hielo el que toca la superficie del pene es una excelente manera de llevar al hombre hasta el éxtasis.

El hielo puede servir también como un complemento excelente para realizar un cunnilingus. Eso sí: no lo apliques directamente sobre el clítoris. El clítoris es muy sensible y el contacto del hielo resultaría doloroso para él.