Una postura para mujeres flexibles

La postura erótica que vamos a proponer hoy no es una postura sencilla. En verdad, tiene en ella un algo de acrobacia que, para qué vamos a negarlo, se le exige principalmente a la mujer. El nombre de esta postura, el culeo, remite en muchos países de Latinoamérica al simple hecho de mantener relaciones sexuales. No en vano, en países como Chile, Argentina o Colombia, el verbo culear significa, simple y llanamente, mantener relaciones sexuales. El término culear, así, sería sinónimo de palabras como chingar, cardar, pinchar, chuscar, mojar y, por supuestos, follar.

Aceptando que la postura erótica del culeo es, en verdad, solo una de las múltiples posibilidades que podemos elegir a la hora de culear, vamos a dar una serie de consejos básicos para llevarla a la práctica.

El primero de esos consejos, teniendo en cuenta que, en mayor o menor grado, va a existir algo de acrobacia en la práctica, es facilitar la comodidad y, con ella, la seguridad. Si no lo hacemos, es probable que la espalda de la mujer sufra en demasía y, como solemos decir en nuestra web, el sexo y su práctica están para disfrutar y no para pasarlo mal. Por ello es fundamental (y ése es nuestro primer consejo para practicar la postura erótica del culeo) escoger una buena superficie. Si no se escoge una superficie de este tipo, la espalda de la mujer puede sufrir mucho practicando esta postura erótica. Puestos a elegir, mejor optar por una alfombra más o menos gruesa o un edredón que haciéndolo sobre la cama.

Una vez que se ha conseguido la superficie adecuada para practicarla, ¿cómo debe realizarse la postura erótica del culeo? En primer lugar, la mujer debe tumbarse boca arriba, con unos pantalones ligeros puestos. Abriendo las piernas, la mujer deberá bajarse los pantalones hasta los tobillos. Colocada de esa forma, los mismos pantalones serán los encargados de actuar sobre los tobillos de la mujer como si de una atadura bondage se tratara. Doblándose hacia atrás (hay que pensar que solo las mujeres especialmente flexibles lo conseguirán), la mujer colocará la cabeza entre los pies y, así, el cuello quedará sujeto por el pantalón.

Las opciones de la postura del culeo

Arrodillado ante ella, no hace falta echar demasiada imaginación para saber que el hombre tendrá de la mujer una magnífica visión. Los genitales de la mujer, de hecho, quedarán completamente expuestos a la vista y a las intenciones del hombre. No en vano, la postura del culeo ofrece al hombre y a la mujer varias posibilidades de placer. Con los labios vaginales abiertos ante sí, el hombre puede optar por regalar a la mujer un maravilloso cunnilingus o puede, directamente, optar por la penetración.

Nosotros, defensores siempre de alargar al máximo el tiempo del placer y adalides, por tanto, de los juegos preliminares, proponemos a quienes quieran realizar la postura erótica del culeo empezar, una vez la mujer se ha colocado en la posición indicada, por una buena ración de sexo oral. El hombre que, con la mujer colocada así, se dedique a estimular con su lengua y su boca los labios menores de ella, así como el perineo, el clítoris y, ¿por qué, no?, el ano, tendrá mucho ganado a la hora de conducir a esa mujer a un explosivo orgasmo gracias a la postura sexual del culeo.

Una vez la mujer se halle cerca del orgasmo, el hombre podrá penetrarla. La penetración gracias a esta postura es especialmente profunda. La estimulación oral, por su parte, habrá lubricado generosamente la zona y la vagina estará muy dilatada y sensible. Cada “culeo” del hombre acercará a la mujer a esa gloria que siempre debería esperar al final del coito.

Al mismo tiempo, la postura del culeo permite al hombre acariciar los muslos, los glúteos y los pechos de la mujer; lo que ayuda a intensificar, también, el placer experimentado por ella durante su práctica.

Como hemos indicado al principio, la postura erótica del culeo es una postura que exige mucho físicamente a la mujer. Ciertamente, no es fácil alcanzar y mucho menos mantener esta postura sexual. Las mujeres que no dispongan de la flexibilidad requerida por la misma podrán colocarse de la misma manera indicada anteriormente (es decir: tumbadas bocarriba, con las piernas abiertas y alzadas hacia atrás) pero, en lugar de optar por llevar sus piernas hasta su cabeza, pueden elegir el apoyarlas, de un modo más relajado, sobre los hombros de su amante. De esta manera podrás disfrutar de una pequeña y gozosa variante de la postura del culeo.