Postura “El espectador privilegiado”
Es posible que pienses que no hay demasiadas diferencias entre esta postura erótica y la del misionero, pero podemos asegurarte que la postura de “El espectador privilegiado” proporciona unos resultados más calientes. Para que la postura salga bien es importante colocar una almohada bajo la zona lumbar de tu pareja. Esto, aparte de garantizar una mayor comodidad para ella, también te permitirá una penetración más profunda.
Asegúrate de que su cabeza está próxima al borde de la cama. No es por capricho por lo que te recomendamos esto. Tiene una finalidad eminentemente práctica. Cuando la estés bombeando con todas tus ganas, cuando estés empujando de lo lindo dentro de ella, tu pareja podrá, si está próxima al borde de la cama, alzar sus brazos, agarrarse a ese borde y hacer un efecto palanca para conseguir que las penetraciones sean más intensas y profundas. Eso, sin duda hará que aumente su excitación, y también tu placer. Sentirás cómo tu polla se introduce en lo más hondo de ella, y cómo las paredes de su vagina te acogen, cálidas y húmedas, proporcionando a tu pene la fricción necesaria para conseguirte a la larga un orgasmo inolvidable.
Sensaciones de la postura para la mujer
La postura del “Espectador privilegiado” permite que cada uno de tus golpes de riñón y cada una de las penetraciones de tu pene en su vagina suponga un pequeño golpe contra su pelvis. Esta fricción, añadida al ya inherente rozamiento de cada polvo, hará que se enciendan todos sus mecanismos de placer. Ya verás (y tu punto de vista será perfecto) cómo se endurecen sus pezones. Ya notarás cómo se crispa de placer su musculatura. Ya contemplarás el rictus cachondo y excitado de sus labios.
Sensaciones de la postura para el hombre
Esta postura te permite una penetración deliciosa y profunda, pero, no nos engañemos, para que eso sea así tiene que darse una de estas dos condiciones: o tu pene tiene un tamaño un poco mayor que el de la media o tu erección es una erección flexible. Para los hombres con un pene más pequeño (estamos seguros de que tú no eres de ésos) la del “Espectador privilegiado” no es una postura erótica que permita una gran profundidad de penetración. Eso sí, tu privilegiado punto de vista te permitirá observar una imagen que puede perdurar durante mucho tiempo en tu memoria y que podrá en el futuro, perfectamente, caldear tus momentos más íntimos, ésos que decidas resolver mediante una magnífica masturbación o los que tengas la suerte de compartir con tu pareja. La imagen de la que hablamos, esa imagen única que esta postura te va a permitir, es la de tu pene entrando y saliendo de la vagina de tu pareja.
Desde la posición que te permite esta postura podrás observar sus labios vaginales separados, ese coño abierto y mojado en el que entrará y saldrá tu cipote al ritmo que marquéis, tú empujando, ella aferrándose al borde de la cama e impulsándose en él para sentir mejor cómo tu verga la va llenando de placer en cada arremetida.
No olvides que uno de los más importantes órganos sexuales (si no el más) es el cerebro y que la primera chispa sexual que recibe el cerebro le viene desde el sentido de la vista. El simple hecho de mirar algo excitante puede incendiarnos. Una visión convenientemente erótica puede humedecer el coño más frío y hacer que la polla más reacia a la erección se eleve a las alturas pidiendo guerra. El contacto visual entre dos personas es una potente señal de amor, intimidad y confianza. Dejando que tus ojos vaguen por el cuerpo de tu amante, haciendo que éstos se detengan en la observación detenida de sus genitales, no sólo estarás provocando que tu excitación aumente en el momento de la penetración. También conseguirás acumular en tu cerebro que luego recordarás y que servirán, muy probablemente, para volver a activar dentro de ti el ardiente proceso del deseo.