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fantasia sexual

Fantasías eróticas masculinas

No hace mucho tiempo dedicamos en esta sección un post a las principales fantasías eróticas femeninas. En esta ocasión vamos a bucear en algunas de las principales fantasías eróticas masculinas. Como se acostumbra a decir, la fantasía erótica no existe para exigir su cumplimiento. Que una persona fantasee eróticamente con algo no quiere decir que quiera convertir ese algo en realidad. La fantasía erótica reina en el territorio de la imaginación y es ahí donde cumple su cometido principal: estimularnos sexualmente.

La bibliotecaria (v) – Relato erótico

… Quería atar a Amanda con aquellas sogas que parecían estar reclamando el cuerpo de una esclava. Quería dejar expuesto su coño y su culo a los caprichos de mi cuerpo. Que mi polla se la follara por detrás si eso era lo que mi polla quería. Que se metiera en su culo si ése era su deseo. Que se derramara donde ella quisiera. Qué gustazo sería ver la linda cara de la bibliotecaria salpicada de lefa…

‘Kiki, el amor se hace’: un canto a la fantasía erótica

‘Kiki, el amor se hace’ es un bofetón dado con la mano abierta en el rostro de los que públicamente se la cogen con papel de fumar y pretenden imponer a los demás un sexo de cerrado y sacristía, de misionero y luz apagada, de creced y multiplicaos. ‘Kiki, el amor se hace’ es un bálsamo para todos aquéllos que alguna vez han tenido la sensación de vivir la sexualidad o de entenderla de una manera extravagante y desviada de la normalidad. ‘Kiki, el amor se hace’ es un canto a la libertad de la fantasía erótica, una loa al fetichismo, un soplo de aire fresco que alivia a nuestro olfato del aliento a cloaca dejado por tanto inquisidor.

Fantasías eróticas femeninas

De la misma manera que la masturbación no es sólo cosa de hombres, tampoco son ellos los únicos que tienen derecho a fantasear sexualmente. Las mujeres también tienen sus propias fantasías eróticas. Y éstas suelen repetirse en muchas de ellas. En este artículo te ofrecemos una relación de las fantasías eróticas femeninas más comunes.

Sexo en el espacio: una fantasía intergaláctica

después de haberlo hecho en los probadores de unos grandes almacenes, en el lavabo de un bar, en la playa, en el asiento trasero de un coche o en un ascensor, y de haber jugado a juegos de rol en el que tan pronto somos policías como somos ladrones y en el que nuestra pareja se convierte en la sexy enfermera que nos masturba o nos lame o en la inflexible profesora que nos azota el trasero para castigar nuestros errores, después de haber experimentado todo eso con mayor o menor fortuna, con mayor o menor placer, nos seduce la idea de hacer el amor en el espacio

La excitante experiencia de ver porno en pareja

Eso de que las películas porno son un producto para consumo exclusivo de hombres ya pasó a la historia. Sin prisa pero sin pausa cada vez son más las mujeres que se han ido convirtiendo en espectadoras puntuales o habituales de películas porno.

Valérie Tasso nos ofrece un amplio catálogo de fantasías eróticas

Confesiones sin vergüenza es la última obra de Valérie Tasso. La sexóloga francesa ha preguntado a amigas, pacientes, usuarias de redes sociales y a mujeres de todas las edades y orientaciones sexuales para conocer cuáles eran sus fantasías sexuales más secretas. De entre todos los testimonios, Tasso ha elegido un total de 66 para confeccionar este nuevo libro que no es otra cosa que la recolección de los “relatos puros” de las fantasías eróticas esas 66 mujeres.

La fantasía erótica del cura y la feligresa

Hay algunas fantasías eróticas que siempre aparecen teñidas con el tinte de lo especialmente irrespetuoso. La moral pesa mucho y la educación recibida, también. Quizás es eso (el tufillo a prohibido, el aroma a pecado) lo que hace a estas fantasías de la que queremos hablar unas fantasías especialmente excitantes. Que el hombre o la mujer que participan en esta fantasía (o ambos a la vez) puedan ser un personaje religioso añade a la misma un toque especialmente provocativo.

Jugando a médicos

Quien más quien menos alguna vez, cuando era niño, jugó a médicos. Pudo ser con una vecina, una prima, la hija de unos amigos de los papis, etc. La inocencia y el pulso acelerado marcaban lo que en el fondo era una manera inocente de asomarse al universo de la sexualidad. Se descubrían diferencias y se comenzaba a saber algo más sobre el funcionamiento del propio cuerpo. Escenificar uno de aquellos juegos puede ser una buena manera de introducir un preliminar divertido, entrañable y muy excitante en nuestras relaciones sexuales.

Fantasía del señorito y la criada

Todos hemos visto alguna imagen semejante en alguna película más o menos costumbrista. La escena tiene pocas variantes. Hay una criada de buen ver y un joven que, hijo de los dueños de la casa, está descubriendo la pulsión sexual. La criada apenas tiene tres años más que el señorito de la casa. El señorito, de momento, lo único que conoce del sexo es ese ardor dulce y cosquilleante que le sube piernas arriba cuando se masturba. Lo hace a menudo. Cómo no hacerlo cuando tiene que enfrentarse a diario con esa visión demoníaca y tentadora de los muslos de la criada.

Tomar el control con inspiración oriental

Una famosa leyenda japonesa cuenta que un joven barquero fue secuestrado y hecho prisionero por una señora y sus tres doncellas. Encarcelado en las mazmorras de su castillo, la dama lo convirtió en su esclavo sexual y lo usó según su voluntad para atender todas sus necesidades eróticas. Esta leyenda puede convertirse en el punto de partida para un juego de rol excitante en el que el hombre se convierta en el esclavo sexual de su pareja.