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Sexo Fugaz

Sexo fugaz en verano

El invierno es el tiempo del sexo lento, del placer slow, de los prolegómenos y el después, del te querré toda la vida, corazón. El invierno no rechaza el sexo fugaz, pero no hace nada por reclamar su presencia. El verano, sí. El verano invita al sexo fugaz como ninguna otra estación del año. Un polvo en el asiento trasero del coche al volver de la disco, un revolcón a las afueras del pueblo, allá por las eras, un aquí te pillo y aquí te mato en la playa, entre dos barcas… El verano favorece todas estas situaciones.

Sexo casual: el dilema de muchas mujeres

Sexo sin compromiso. Ése es el sueño de muchos hombres: poder tener un encuentro sexual intento y tórrido y que ello no tenga por qué significar nada más que eso, un mero intercambio de flujos, un derroche de pasión y deseo, una manera de pasarlo bien disfrutando de los propios cuerpos y de sus maneras de entender y disfrutar la sexualidad sin tener que contar con pisos de alquiler compartidos o proyectos de vida en común. Sexo y sólo sexo. Como desahogo o como diversión. Como experimentación o como aventura. El razonamiento no importa.

Sexo en una tienda de campaña

Sin duda no es el lugar más cómodo del mundo. Tampoco es el más limpio. ¿Quiere eso decir que queda incapacitado como lugar en el que disfrutar de una maravillosa sesión de sexo fugaz? Ni muchísimo menos. De hecho, es muy probable que más de uno y más de una hayan perdido la virginidad tras los “muros” de nylon de una tienda de campaña.

Las ventajas de un polvo rápido

Todos sabemos ya de la importancia de los preliminares y de los juegos eróticos estimulatorios que van preparando el cuerpo para que disfrute más y mejor del encuentro sexual y que van llevando a ese cuerpo más o menos de manera ritual y progresiva hasta el orgasmo o punto culminante del encuentro sexual. Esto ha hecho que, en cierto modo, hayamos despreciado con demasiada facilidad y ligereza la valía del polvo rápido.

Sexo junto al fregadero

¿Hay algo más pesado que fregar los platos? Quien más quien menos ya tiene un lavavajillas para aliviar ese trámite. Quien no lo tiene, no tiene más remedio que hundir las manos en el fregadero y ponerse a lavar, plato por plato, toda la vajilla y menaje de cocina que se haya usado para cocinar y comer. Si hoy es a tu chica a quien le toca fregar los platos, ¿por qué no le regalas un momento especial que le haga desear, también mañana, ser ella la encargada de lavar la vajilla?

Un polvo en la oficina

Hay lugares en los que no puede concebirse un polvo atemperado y tranquilo, uno de esos polvos que se desarrollan como acunados por un aire de ternura y que se extasían contemplándose a sí mismos. Una oficina no es lugar para ese tipo de polvos. Ni aunque esté vacía. Una oficina invita a un polvo apresurado y fogoso, un polvo que apenas deje sobre la mesa un pequeño rastro de sudor o una pequeña y descontrolada gotita de semen. Un polvo en una oficina es el polvo exprés por excelencia, la ración de sexo fugaz reducida a su mínima expresión.

Sexo en el agua

Pocas cosas atraen tanto para una sesión de sexo fugaz como el agua. Piscinas, playas, ríos, pantanos… El agua ejerce una gran atracción sobre la pareja, que fantasea en más de una ocasión, sobre todo en verano, sobre la maravilla de hacer el amor en el agua. Esta práctica sexual, sin embargo, tiene sus propias características y debe realizarse con las prevenciones correspondientes.

Sexo en la playa

Pocos lugares invitan tanto a la lujuria como la playa. Cuerpos bronceados, pieles que relucen bajo el sol, el sonido del mar acunando nuestros sentidos y, por supuesto, el sol. Pocas cosas como el sol a la hora de poner en funcionamiento nuestras endorfinas. Éstas se activan y, activadas, nos dejan a merced de nuestros deseos más íntimos. Y nuestros deseos acostumbran a ser muy traviesos. Tanto, que pueden empezar a girar sobre un objetivo único: el de hacer el amor con nuestra pareja ahí mismo, en la playa.

Sexo en el jardín

Una noche de verano: calor, un cielo cuajado de estrellas, los grillos cantando y los aspersores llenando el aire de diminutas y refrescantes gotas de agua. Sin duda, un ambiente que invita a la sensualidad y a entregarse al placer de un magnífico e intenso tiempo de sexo rápido. Diez minutos pueden bastar para gozar de un intenso encuentro erótico.

Sexo en el campo de golf

¿Has probado a tener sexo sobre la magnífica alfombra de hierba de un campo de golf? Piensa en la suavidad de la hierba, en la fragancia a naturaleza que invadirá vuestro olfato, en la suave brisa del viento acariciándoos mientras hacéis el amor de una manera rápida e intensa antes de que otros jugadores lleguen a vuestro hoyo o a esa parte del campo en el que habéis decidido brindaros un tiempo de sexo fugaz y concentrado.

Sexo en el ascensor

El ascensor puede convertirse en un excelente escenario sexual para un encuentro de sexo fugaz. Seguramente será difícil completar en el ascensor la relación, pero este espacio que sube y baja puede ser muy propicio a esos instantes en que la pasión se sale de su cauce y se desborda y se atreve a flirtear con lo sorpresivo y lo imprevisto.