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La bibliotecaria (v) – Relato erótico

… Quería atar a Amanda con aquellas sogas que parecían estar reclamando el cuerpo de una esclava. Quería dejar expuesto su coño y su culo a los caprichos de mi cuerpo. Que mi polla se la follara por detrás si eso era lo que mi polla quería. Que se metiera en su culo si ése era su deseo. Que se derramara donde ella quisiera. Qué gustazo sería ver la linda cara de la bibliotecaria salpicada de lefa…

Sobre el voyeurismo

Que mirar cómo otros practican sexo resulta en mayor o menor medida excitante es algo que no admite discusión. El éxito de las webs de porno en streaming confirma dicha afirmación como ya antes la confirmaba el éxito del cine pornográfico. Todos tenemos, pues, un cierto grado de voyeurismo. Todos somos un poco mirones. Existe un punto, sin embargo, en que esta tendencia natural a excitarse contemplado el acto sexual de los demás puede convertirse en voyeurismo puro

Golpes en la vulva

Por caber, en el sexo caben hasta los golpes. En algún lugar hemos hablado del efecto estimulador que pueden tener los azotes. También hemos hablado, en alguna ocasión, de cómo los golpes en las tetas pueden llegar a formar parte de las prácticas sexuales de una pareja. Llegados a este punto podemos preguntarnos: si los golpes son efectivos eróticamente cuando se realizan sobre las nalgas o el pecho, ¿lo serán también cuando se efectúen sobre una zona marcadamente erótica como es la vulva? La respuesta es clara: por supuesto.

Tipos de penes y posturas eróticas

Penes hay muchos y, lógicamente, no todos son iguales. Unos son más anchos en su base que en su punta. Otros muestran un aspecto casi de cilindro perfecto. En algunos, por su parte, el glande tiene una anchura superior al resto del miembro. Conocer las posturas eróticas para cada tipo de pene es una de esas asignaturas que todo aspirante a amante cinco estrellas debería aprobar para ser valorado como tal. En este artículo queremos darte cuatro indicaciones básicas para que sepas cómo podrás obtener mayor rendimiento de tu pene escogiendo una postura erótica adecuada a él a la hora de hacer el amor.

El orgasmo fingido

Que el acto de fingir un orgasmo esté asociado tradicionalmente al sexo femenino no quiere decir, ni mucho menos, que sólo las mujeres finjan el orgasmo. También algunos hombres han recurrido, por unos motivos o por otros, a fingir un orgasmo alguna vez en su vida. ¿Qué motivos pueden existir para que una persona decida fingir un orgasmo? En la mayor parte de los casos, los motivos guardan relación directa con el camuflaje de incompetencias o problemas propios o ajenos que afectan al mantenimiento de unas relaciones sexuales plenamente satisfactorias.

‘Kiki, el amor se hace’: un canto a la fantasía erótica

‘Kiki, el amor se hace’ es un bofetón dado con la mano abierta en el rostro de los que públicamente se la cogen con papel de fumar y pretenden imponer a los demás un sexo de cerrado y sacristía, de misionero y luz apagada, de creced y multiplicaos. ‘Kiki, el amor se hace’ es un bálsamo para todos aquéllos que alguna vez han tenido la sensación de vivir la sexualidad o de entenderla de una manera extravagante y desviada de la normalidad. ‘Kiki, el amor se hace’ es un canto a la libertad de la fantasía erótica, una loa al fetichismo, un soplo de aire fresco que alivia a nuestro olfato del aliento a cloaca dejado por tanto inquisidor.

El dogging: una mezcla de exhibicionismo y promiscuidad

También en cuestiones de sexo hay palabras que se ponen de moda. De repente, todo el mundo las cita. Pasó con el BDSM cuando ‘Cincuenta sombras de Grey’ pasó de ser una trilogía de novelas a un fenómeno de masas y está pasando con una palabra que, en cierto modo, deriva también de todo ese fenómeno nacido de la combinación entre la novela de E.L. James y la película de Sam Taylor-Wood. Esa palabra es dogging y hace referencia a practicar sexo al aire libre y ante o con personas desconocidas.

Muebles eróticos para posturas sexuales

Adoptar según qué acrobáticas posturas para hacer el amor entraña sus riesgos. La mayor parte de nosotros somos apasionados del sexo, pero no de la preparación física ni del entrenamiento de la flexibilidad. Esto hace que muchas posturas se conviertan, como decimos, en una actividad de riesgo. Para minimizar éste es fundamental, en ocasiones, disfrutar de una pequeña ayuda que haga más llevaderas esas posturas. Esa pequeña (o gran) ayuda es la que puede prestar lo que se conoce como mobiliario erótico.

El beso de Singapur o succión vaginal

A veces vamos a buscar demasiado lejos lo que, estando dentro de nosotros mismos, puede servirnos para intensificar las sensaciones experimentadas durante el mantenimiento de las relaciones sexuales. Ése es el caso, por ejemplo, de lo que se conoce como beso de Singapur, pompoir o, en árabe, kabazza. Estos tres términos sirven para definir una técnica sexual antiquísima consistente en realizar, con la vagina y sobre el pene, una tarea de succión.

Fantasías eróticas femeninas

De la misma manera que la masturbación no es sólo cosa de hombres, tampoco son ellos los únicos que tienen derecho a fantasear sexualmente. Las mujeres también tienen sus propias fantasías eróticas. Y éstas suelen repetirse en muchas de ellas. En este artículo te ofrecemos una relación de las fantasías eróticas femeninas más comunes.

La bibliotecaria (IV) – Relato erótico

Las horas pasaron y llegó el día siguiente. Se me hizo largo. Muy largo. No hay nada peor que intuir la presencia del gozo y que éste no acabe de presentarse ante nosotros. Estuve tentado en algún momento del día de meneármela, pero resistí la tentación. Quería conservar todas mis energías (y toda mi leche calentita y espesa) para cuando tuviera mi polla metida en la boca de la bibliotecaria. Sería entonces y no antes cuando me abandonara al placer de una corrida que sin duda iba a ser copiosa.