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Placer apretado

El misionero ha sido y es injustamente tratado. Se acusa a esta tradicional postura erótica de aburrida, de sosa, de resultar poco imaginativa. Muy probablemente, estas acusaciones brotan directamente de la boca de quien en verdad es poco imaginativo. Pequeñas variaciones pueden bastar para convertir el misionero en una postura mucho más intensa y excitante.

Tomar el control con inspiración oriental

Una famosa leyenda japonesa cuenta que un joven barquero fue secuestrado y hecho prisionero por una señora y sus tres doncellas. Encarcelado en las mazmorras de su castillo, la dama lo convirtió en su esclavo sexual y lo usó según su voluntad para atender todas sus necesidades eróticas. Esta leyenda puede convertirse en el punto de partida para un juego de rol excitante en el que el hombre se convierta en el esclavo sexual de su pareja.

¿Dónde te crees que vas?

La postura erótica que vamos a recomendarte supone una vuelta de tuerca, sugerentemente erótica, de la postura del misionero. Los fundamentos físicos de esta postura son los mismos que intervienen en la clásica e injustamente maltratada postura del misionero, pero se incorporan un par de factores que ayudan a hacer de ésta una postura especialmente ardiente y excitante.

Una chica de pueblo (V) – Relato erótico

Me reconcilié, así, con mi cuerpo. Me reconcilié con mi placer. Volví a sentir el gozo de aquel hormigueo de la sangre, de aquel bullir de la entrañas, de aquel fuego trepando piernas arriba que antecede al momento único e impagable en el que todo (el tiempo y su memoria, el espacio y sus rincones) se desdibuja para dejar que en su lugar impere la dictadura única del cuerpo y su placer.

Postura de la cuchara

La postura de la cuchara es una de las posturas más tradicionales. Hombre y mujer están recostados en la cama, de costado, con las rodillas dobladas, el pecho del hombre pegado a la espalda de la mujer. Ella abre las piernas ligeramente y sitúa el pene a la entrada de la vagina para facilitar la entrada desde atrás.

El beso negro

No importa el género ni la orientación sexual. El sexo oral anal causa placer, pero su práctica genera polémica. Los fanáticos del beso negro o rimming destacan la excitación derivada de él y cómo puede conducir, por sí solo, al orgasmo. Sus detractores, por su parte, esgrimen argumentos de falta de higiene para cargar contra una práctica que también recibe el nombre de beso polaco o beso de colibrí.

Formas de penetración erótica

Nadie puede ponerlo en duda: el sexo es movimiento. Según sea dicho movimiento, así serán las sensaciones derivadas del acto sexual. Más o menos pausados, más o menos impetuosos. Las sensaciones que experimenten los cuerpos de los amantes dependerán de esa pausa y de ese ímpetu que dichos amantes sepan dar a sus movimientos. También dependerá, claro, de la forma que se realice la penetración.

Tacones de aguja

Hay posturas eróticas que requieren de una cierta preparación antes de realizar la penetración. Estas posturas pueden parecer difíciles o aparatosas. Nada más lejos de la realidad. Una vez superada esa dificultad inicial, una vez conseguida esa pequeña dosis de coordinación necesaria para conseguir que la penetración tenga lugar, esas posturas se convierten en una fuente inagotable de placer.

Fantasía del casting porno

Una buena manera de introducir un aliciente especialmente picante en la relación de pareja es grabarse practicando sexo. El convertirse por un día en la intimidad del hogar o en una habitación de hotel reservada para el caso en protagonistas estelares de una película porno acostumbra a actuar en la mentalidad de hombres y mujeres como un afrodisíaco de primer orden. Una de las escenas habituales en muchas películas XXX es aquélla en la que un productor o director realiza los castings destinados a escoger a la protagonista femenina de su próximo film.

Una chica de pueblo (IV) – Relato erótico

Y es que aquel deseo de Jorge no sabía de prolegómenos ni de juegos. O, lo que era peor, los había desdeñado. Como si no valieran nada. Creo que todo lo que hasta aquel momento nos había hecho tan felices (la paja disimulada en el cine de verano, el cunnilingus en los peldaños de la ermita, la felación recostados en las cercas de piedra, sus dedos masajeando mi clítoris bajo mis bragas llenándome el cuerpo de estremecimientos…

Sexo en el jardín

Una noche de verano: calor, un cielo cuajado de estrellas, los grillos cantando y los aspersores llenando el aire de diminutas y refrescantes gotas de agua. Sin duda, un ambiente que invita a la sensualidad y a entregarse al placer de un magnífico e intenso tiempo de sexo rápido. Diez minutos pueden bastar para gozar de un intenso encuentro erótico.