Squirt y eyaculación femenina

La industria pornográfica o el porno en streaming ha puesto de moda el término squirt o squirting, algo que, con demasiada frecuencia, se relaciona directamente con el fenómeno de la eyaculación femenina. ¿Es el squirt la eyaculación femenina? No, o no exactamente. Para saber qué es el squirt vamos a distinguir entre los dos tipos de eyaculación femenina existente.

La eyaculación femenina más habitual es aquélla que consiste en la expulsión de una pequeña cantidad de un líquido traslúcido blanquecino. Cuando el líquido eyaculatorio es expulsado por la uretra en chorro y en grandes cantidades se habla de squirting o squirt.

El que el término squirt se haya puesto de moda ha conducido a la apertura de ciertos debates. Uno de ellos, el más habitual, gira en torno a una pregunta: ¿pueden todas las mujeres experimentar el squirting? La respuesta es no. El que la eyaculación se produzca o no en forma de squirt depende fundamentalmente de las gándulas de Skene. Ellas, que vendrían a ser algo así como la próstata femenina, son las encargadas de expulsar un líquido, el líquido eyaculatorio, que en la antigua India se conocía con el término sánscrito de “amrita”, que podría traducirse por algo así como “elixir de la vida eterna” o “néctar de los dioses”, y que, en el fondo, no deja de ser una especie de orina diluida.

Un grupo de investigadores franceses del Hopital Privé de Parly II estudió la reacción sexual de siete mujeres que, previamente, habían declarado tener abundantes secreciones de líquido durante el orgasmo. De entre las pruebas que se realizaron al analizar la estimulación sexual de estas mujeres figuró una en que se analizaban las concentraciones químicas en las muestras de orina tomadas antes y después del squirting, y también en el líquido liberado durante el orgasmo. Las tres muestras incluían urea, ácido úrico, creatinina y antígeno prostático específico o APE. El APE es una proteína producida, precisamente, por las glándulas de Skene.

El hecho de que las glándulas de Skene sean diferentes en cada mujer determina que la mujer pueda experimentar o no el squirting. Para que se pueda producir, sin embargo, hay que seguir una serie de pasos. En este artículo vamos a explicar los pasos a seguir para intentar alcanzar el squirt.

¿Qué hacer para alcanzar el squirt?

Lo primero que hay que hacer para intentar alcanzar el squirt es olvidarse de la presión por alcanzarlo. El sexo es para disfrutarlo, no para plantearse retos que, de no alcanzarse, pueden arruinar el disfrute de una experiencia que podría haber resultado muy placentera. Como suele decirse: lo importante es el camino. Nosotros vamos a explicar aquí cuál es ese camino y cómo debe recorrerse. Si al final se alcanza la meta, pues mejor que mejor. Si no, habremos disfrutado de un placentero y maravilloso viaje.

Para alcanzar el squirting hay que estimular de manera enérgica esa zona de la anatomía femenina que desde el año 81 recibe el nombre de punto G. El punto G está ubicado en una zona que se encuentra a unos 3 o 5 centímetros de la entrada de la vagina, en su zona anterior. Al estimular esa zona enérgicamente no sólo estamos estimulando las raíces del clítoris. También estamos estimulando las glándulas de Skene.

Para localizar el punto G con mayor facilidad se recomienda estimular previamente el clítoris. Al hacerlo, esa zona de textura rugosa que se conoce como punto G, y por la que transcurren las raíces del clítoris, se engrosa, siendo más fácilmente localizable.

Uno de los consejos que suelen darse para estimular más cómodamente el punto G y, por tanto, para acercar la posibilidad de experimentar el squirting, es adoptar una postura adecuada. ¿Qué postura es ésa? Aquélla en la que la mujer, tumbada boca arriba, está abierta de piernas. Colocada así, quien deba estimularla deberá introducir sus dedos corazón y anular en la vagina de la mujer y deberá moverlos presionando hacia el ombligo, de manera rítmica e intentando alcanzar el hueso púbico. Al introducir así los dedos dentro de la vagina, la palma estimula la vulva y el clítoris. Para realizar esta estimulación también podemos recurrir al uso de algún dildo, vibrador, etc. Los conejitos rampantes, por ejemplo, servirían para estimular al mismo tiempo el clítoris y el punto G, una doble estimulación que, sin duda, resultaría muy placentera para la mujer y facilitaría su acceso a la experiencia squirting.

Para facilitar el proceso de alcanzar el squirting es importante tener bien entrenado el suelo pélvico. La mujer que sabe tensar y destensar el músculo pubocoxígeo gracias a los ejercicios de Kegel tienen mucho ganado a la hora de poder alcanzar el squirting, algo que será mucho más sencillo también si, durante la estimulación, levanta las caderas y presiona las nalgas. Cuando el momento del squirting se acerque la mujer tendrá la sensación de desear orinar y, en algunas ocasiones, esa sensación tan especial que está a medio camino entre el placer y el dolor. En ese momento no hay que detener la estimulación. Puede seguirse con ella hasta el final o, sacando los dedos de la vagina y sin pausa alguna, estimular el clítoris o los labios mayores.

Finalmente, queremos recalcar que no es preciso (ni muchísimo menos) alcanzar el squirting para gozar de una relación sexual. No nos planteemos exigencias a la hora de practicar sexo. No nos creemos expectativas desmesuradas. Para disfrutar del sexo no hay nada mejor que aparcar las expectativas, abandonar las exigencias, y entregarse a su práctica de una manera relajada. La relajación jugará a favor de la excitación y ésta, a su vez, de la lubricación, tan importante a la hora de disfrutar de una experiencia sexual. Si la lubricación natural propia de la mujer (sea por el motivo que sea) fuera baja, debería utilizarse algún tipo de lubricante artificial.