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fantasías eróticas

La fantasía de hacérselo con un superior

Quien inventó la expresión “la erótica del poder” sabía de lo que hablaba. En muchas ocasiones quien se encuentra en los escalones más altos de una organización jerárquica goza, gracias a ello, de un sex appeal especial. De hecho, raras son las personas que, en algún momento de su vida, no han tenido fantasías sexuales con su superior. Por eso es una de las fantasías eróticas más comunes. En este artículo te hablamos de ella.

La fantasía de la porno-chacha

Quizás no haya fantasía sexual más manida y tradicional que la del señor que se lo hace con la chacha. Por eso son tantos los disfraces de sirvienta erótica que pueden encontrarse en el mercado. Por eso son tantos los vídeos de porno-chachas que pueden encontrarse en las plataformas de internet de porno en streaming. En este artículo de EroticaFactory te damos una serie de consejos para que puedas escenificar la fantasía erótica de la porno-chacha.

El kabe-don y la fantasía de ser acosada

No hace demasiado que hablábamos aquí del rape play y de la fantasía de la violación. En aquella ocasión prestábamos atención a una fantasía erótica que está presente en muchas mujeres: la de ser violadas, y hablábamos de cómo los amantes del BDSM podían introducir entre sus prácticas el llamado rape play o juego de rol en el que se simula una violación. En esta ocasión vamos a centrar nuestra mirada en una fantasía que guarda una cierta relación con la fantasía de la violación: la fantasía del kabe-don.

El Rape Play y la fantasía de la violación

En tiempos en los que, por fortuna, cada vez se presta mayor atención a todo lo que pueda estar relacionado con los abusos sexuales y con la falta de consentimiento explícito en el mantenimiento de relaciones sexuales, hablar de la fantasía de la violación o rape play por parte de la mujer puede resultar chocante. Pero las estadísticas y los estudios están ahí y son claros al respecto: según un estudio realizado por la Universidad de Texas, entre el 31 y el 62% de las mujeres ha fantaseado alguna vez con ser violadas.

Fantasías eróticas extramatrimoniales

Todo el que lo ha vivido lo sabe. El “estar” o compartir la vida con una persona no alza delante de nosotros un muro que impida la llegada de estímulos sexuales que provengan de personas que no son aquélla con la que compartimos nuestra vida. Como suele decirse, “no somos ciegos”, y el juramento o la promesa de fidelidad a nuestra pareja no impide que podamos sentirnos estimulados eróticamente por otras personas o que, en nuestro fuero interno y de una manera más o menos consciente, no fantaseemos eróticamente con otras personas.

Cómo comunicar a nuestra pareja nuestras fantasías sexuales

Ya sabemos que todos tenemos fantasías sexuales y que no todas las fantasías sexuales buscan ser cumplidas y que no existen con ese fin. Pero… ¿y si deseamos que una determinada fantasía se haga realidad? ¿Y si esa fantasía exige dejar de serlo para convertirse en una rutina más dentro de la vida sexual de la pareja? Si se llega a esta segunda opción, se impone una obligación: la de comunicar a la pareja el deseo de llevar a la práctica la fantasía en cuestión. ¿Cómo hacerlo?

La bibliotecaria (VII) – Relato erótico

…Algo dentro de mí me decía que todo lo que Amanda me ordenara sólo tenía un fin: conseguirme el placer más intenso que nunca antes hubiera podido experimentar. Por eso me dejé inclinar sobre la mesa con los pies atados a las patas de la misma y las manos anilladas a la pared junto a la que aquélla estaba. Por eso tirité de placer cuando sentí la lengua de Amanda recorriendo el círculo convulso y estremecido de mi ano…

La bibliotecaria (v) – Relato erótico

… Quería atar a Amanda con aquellas sogas que parecían estar reclamando el cuerpo de una esclava. Quería dejar expuesto su coño y su culo a los caprichos de mi cuerpo. Que mi polla se la follara por detrás si eso era lo que mi polla quería. Que se metiera en su culo si ése era su deseo. Que se derramara donde ella quisiera. Qué gustazo sería ver la linda cara de la bibliotecaria salpicada de lefa…

La bibliotecaria (III) – Relato erótico

Su risa brotó de repente y lo hizo conmocionándome. Aquella mujer estaba tomando conciencia exacta de su poder sobre mí. Mejor dicho: ya la tenía. Mi mirada, seguramente, no podía ser más transparente. Seguramente lo había sido siempre. Las mujeres saben cuándo un hombre ha convertido el hecho de follárselas en una cuestión casi de vida o muerte. Y eso, el follarme a la dichosa bibliotecaria, se me había convertido en una obsesión.

La bibliotecaria (II) – Relato erótico

Antes de que me recomendara leer Historia de O aquella bibliotecaria ya se había convertido en protagonista absoluta de mis sueños más húmedos. Como había sucedido con XXX tantos años atrás, ahora era la lengua de la bibliotecaria quien, en mis sueños, recorría la extensión erguida de mi polla, lamía mi prepucio y se coaligaba con sus labios para sorber y deglutir mi leche ardiente, que unas veces escogía la maravilla de su boca para verterse, en otras la de sus pechos escasos y en la mayoría la de la seda nunca suficientemente loada de sus nalgas.

La bibliotecaria – Relato erótico

Había leído “Historia de O” (tal y como la bibliotecaria me había recomendado) y lo había hecho teniendo presente en mi retina su imagen. Y es que de aquella treintañera pelirroja que había sido destinada hacía ya unos meses a la biblioteca del barrio y que con su sola presencia había conseguido reavivar mi afición lectora me gustaba todo, la manera un tanto displicente de sonreír con aquellos labios carnosos que parecían estar hechos para ejecutar las mejores mamadas, la forma almendrada de sus ojos y, por supuesto, la desinhibición de aquellos pezones altivos y duros que se insinuaban orgullosos desde detrás de la blusa.