pene
Sexo en el barrio (II)
Estábamos a finales de curso y aquel profesor de Química me llamó al despacho para comentar un examen que, al decir de él, no me había salido todo lo bien que podría salirme. “Tú puedes dar mucho más de sí, Sandrita”, me dijo. Así que fui al despacho. Cuando estábamos allí, y tras comentar el examen, me dijo que podía recuperar la nota fácilmente y llegar al aprobado, sin tener que estudiar y sin necesidad de presentarme a los exámenes de recuperación. “Basta, Sandrita, con que me hagas una felación”.
La torta volteada
La postura de “La torta volteada” no está hecha para cualquiera. Aquí se necesita un chico fuerte y una chica que reúna, a un tiempo, flexibilidad y fuerza. Desde luego, no es una postura creada para todos aquellos que sufran del corazón ni hayan dedicado un tiempo prudencial en labrarse la musculatura en el gimnasio.
Sexo en el barrio (I)
Nunca necesité que nadie me explicara cómo hacer una paja a un tío. En el barrio, esas cosas se aprendían sin necesidad de que nadie te dijera cómo hacerlas. Bastaba con abrir los ojos y mirar. Tarde o temprano veías a algún tío cascándosela en el parque, escondido entre los árboles; o llegabas a casa y te encontrabas a tu hermano sentado en la taza del wáter, con los ojos en blanco, dándole a la zambomba con un Penthause repleto de salpicaduras blancas apoyado en el bidet.
El espectador privilegiado
Es posible que pienses que no hay demasiadas diferencias entre esta postura erótica y la del misionero, pero podemos asegurarte que la postura de “El espectador privilegiado” proporciona unos resultados más calientes.
La boca de Cleopatra (Segunda Parte)
En la primera parte de este relato dejamos a la reina Cleopatra mamándosela infructuosamente a Julio César. Al final de de dicho capítulo parecía que la polla de César empezaba a dar señales de vida. ¿Qué más pasó en aquella noche de Alejandría? ¿Consiguió Cleopatra saciar sus ansias de felatriz?
El tigre en cuclillas
Esta postura de sexo se podría resumir como “El tigre en cuclillas”. Tumbada de espaldas, con las piernas abiertas y llevadas hasta su pecho, la mujer ofrece sus genitales al hombre para que éste la penetre y elija tanto el grado de penetración como el ritmo y profundidad de la misma.
La boca de Cleopatra (Primera Parte)
Se dice que la reina egipcia Cleopatra fue una de las grandes felatrices de la Historia. Que la mamaba cojonudamente, vamos. Pero hay historias que no se cuentan. Por ejemplo: la de la primera noche que Cleopatra pasó con Julio César. Imaginarla es una buena manera de entrar en calor.
El papel de regalo
La postura de “El papel de regalo” es tan hermosa como efectiva. En esta postura, el hombre está cómodamente sentado en la posición del loto, con las piernas cruzadas. La mujer, entonces, se sienta sobre su regazo, lo envuelve con sus piernas alrededor de la cintura y engancha sus tobillos en la espalda del hombre, sobre su zona lumbar.
V.O. Max
Hay posturas eróticas que hacen que el ritmo cardíaco se dispare de inmediato. Ésta es una de ellas. El hombre y la mujer, pegados, el uno junto al otro, de costado, frotándose… ¿Cómo evitar que las pulsaciones se disparen? Parece difícil.
El pulpo
Esto no es un nudo, aunque pueda parecerlo. Ésta es una fantástica postura erótica para que el contacto entre el hombre y la mujer en el momento del coito sea máximo. No es un pulpo lo que se enreda en el cuerpo, es el deseo en sí mismo quien se convierte en cuerpo de mujer y se enrosca al tuyo para sentirlo y para que lo sientas.
El surfing del cuerpo
¿Te imaginas en la playa? ¿Imaginas que estás tumbado sobre la arena, esperando que los rayos del sol dejen sobre ti su caricia cálida y vital? Eso precisamente será lo que tu pareja dejará sobre ti: una sensación de vitalidad ardiente que perdurará en tu memoria cuando el polvo que vamos a describirte y recomendarte haya finalizado.