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Sexo en la playa
Pocos lugares invitan tanto a la lujuria como la playa. Cuerpos bronceados, pieles que relucen bajo el sol, el sonido del mar acunando nuestros sentidos y, por supuesto, el sol. Pocas cosas como el sol a la hora de poner en funcionamiento nuestras endorfinas. Éstas se activan y, activadas, nos dejan a merced de nuestros deseos más íntimos. Y nuestros deseos acostumbran a ser muy traviesos. Tanto, que pueden empezar a girar sobre un objetivo único: el de hacer el amor con nuestra pareja ahí mismo, en la playa.
Hacer el amor durante toda la noche
Hacer el amor durante toda la noche figura en un lugar destacado entre los sueños eróticos de todo amante. Ese sueño viene desde tiempos inmemoriales. Un ejemplo: los sabios taoístas recomiendan en sus textos períodos prolongados de hacer el amor para que ambos amantes tengan la oportunidad de experimentar oleadas de éxtasis antes de llegar al clímax. ¿Cómo se puede llegar a alcanzar ese sueño del sexo prolongado? Sin lugar a dudas, aprendiendo una serie de técnicas dilatorias que sirvan para posponer el momento del clímax.
Placer apretado
El misionero ha sido y es injustamente tratado. Se acusa a esta tradicional postura erótica de aburrida, de sosa, de resultar poco imaginativa. Muy probablemente, estas acusaciones brotan directamente de la boca de quien en verdad es poco imaginativo. Pequeñas variaciones pueden bastar para convertir el misionero en una postura mucho más intensa y excitante.
¿Dónde te crees que vas?
La postura erótica que vamos a recomendarte supone una vuelta de tuerca, sugerentemente erótica, de la postura del misionero. Los fundamentos físicos de esta postura son los mismos que intervienen en la clásica e injustamente maltratada postura del misionero, pero se incorporan un par de factores que ayudan a hacer de ésta una postura especialmente ardiente y excitante.
Postura de la cuchara
La postura de la cuchara es una de las posturas más tradicionales. Hombre y mujer están recostados en la cama, de costado, con las rodillas dobladas, el pecho del hombre pegado a la espalda de la mujer. Ella abre las piernas ligeramente y sitúa el pene a la entrada de la vagina para facilitar la entrada desde atrás.
El beso negro
No importa el género ni la orientación sexual. El sexo oral anal causa placer, pero su práctica genera polémica. Los fanáticos del beso negro o rimming destacan la excitación derivada de él y cómo puede conducir, por sí solo, al orgasmo. Sus detractores, por su parte, esgrimen argumentos de falta de higiene para cargar contra una práctica que también recibe el nombre de beso polaco o beso de colibrí.
Formas de penetración erótica
Nadie puede ponerlo en duda: el sexo es movimiento. Según sea dicho movimiento, así serán las sensaciones derivadas del acto sexual. Más o menos pausados, más o menos impetuosos. Las sensaciones que experimenten los cuerpos de los amantes dependerán de esa pausa y de ese ímpetu que dichos amantes sepan dar a sus movimientos. También dependerá, claro, de la forma que se realice la penetración.
Tacones de aguja
Hay posturas eróticas que requieren de una cierta preparación antes de realizar la penetración. Estas posturas pueden parecer difíciles o aparatosas. Nada más lejos de la realidad. Una vez superada esa dificultad inicial, una vez conseguida esa pequeña dosis de coordinación necesaria para conseguir que la penetración tenga lugar, esas posturas se convierten en una fuente inagotable de placer.
Sexo en el jardín
Una noche de verano: calor, un cielo cuajado de estrellas, los grillos cantando y los aspersores llenando el aire de diminutas y refrescantes gotas de agua. Sin duda, un ambiente que invita a la sensualidad y a entregarse al placer de un magnífico e intenso tiempo de sexo rápido. Diez minutos pueden bastar para gozar de un intenso encuentro erótico.
El arte de besar
El acto de besarse es uno de los actos más eróticos que pueden realizar dos personas. El beso aumenta la excitación de la pareja e incrementa la conexión entre los miembros de la misma. Un beso bien dado, ardiente, puede, de inmediato, establecer en la pareja el estado de ánimo justo e ideal para aventurarse por los placenteros y gratificantes territorios del sexo. No en vano, los labios son partes del organismo extraordinariamente sensibles y, por lo tanto, muy estimulables.
Apretar con la vagina
La vagina tiene su musculatura y esa musculatura tiene un papel a desempeñar durante la penetración vaginal. Si se sabe utilizar correctamente la musculatura vaginal, la mujer puede, con ella, apretar sobre el pene, aumentando así la fricción del mismo sobre las paredes vaginales. El primer efecto derivado de dicha fricción es el aumento del placer que experimenta el hombre. El segundo, la intensificación del orgasmo de la mujer.