Esta postura sexual a la que, de una manera gráfica, vamos a llamar “un buen apretón”, es muy placentera tanto para el hombre como para la mujer. En este post vamos a detallar cómo se realiza y vamos a explicar por qué tanto él como ella encuentran en ella una gran fuente de placer.
Para ejecutar esta postura erótica, la mujer debe acostarse boca abajo en la cama, reposando sobre sus codos y con las piernas separadas apenas los justo para que su pareja, recostada sobre ella, pueda introducirse en su vagina.
Esta postura de sexo exige bastante coordinación entre los amantes. Cuando él esté dentro de ella, la chica deberá comprimir sus piernas para, así, incrementar la fricción ejercida sobre el pene. De ahí, de esa fricción mayor, es de donde proviene la expresión “un buen apretón”, con la que damos nombre a la postura.
Para conseguir una fricción y una compresión incluso más intensa sobre el pene, ella debería cruzar sus tobillos y así conseguiría más fuerza para la compresión de las piernas.
El hombre, mientras tanto, se sostiene con sus brazos extendidos para que el empuje sea más efectivo. Para ello, realiza flexiones rítmicas de brazo, doblando los codos. El ritmo marcado por esas flexiones es (o debería ser) igual al ritmo de penetración del pene en la vagina.
Sensaciones de la postura sexual de un buen apretón para la mujer
¿Qué hace que esta posición des sexo sea tan placentera para la mujer? La fricción. Hemos apuntado que el incremento de la presión sobre el pene provoca una mayor fricción y, por tanto, un mayor placer al hombre. Pero los efectos placenteros no son exclusivos para él. También la mujer sale beneficiada. Cuanto más comprima las piernas, más intensa será la fricción ejercida sobre sus labios vaginales.
Esta posición sexual exige cierta experiencia y, tal y como hemos señalado anteriormente, cierta coordinación entre los dos miembros de la pareja. Cuando se consigue dominar, sin embargo, provoca sensaciones muy intensas.
Al comprimir las piernas, la mujer hace que su vagina sienta más profundidad de penetración sientiéndose, al mismo tiempo, más cómoda. En cierto modo, la mujer experimentaría una sensación semejante a lo que sentiría si fuera penetrada por un hombre bien dotado sexualmente. Es decir: se sentiría de alguna manera penetrada por un hombre con el pene grande.
Sabemos que se repite mucho eso de que el tamaño no importa, pero, dentro de unos límites razonables, son muchas las mujeres que agradecen una polla grande a la hora de disfrutar de su sexualidad.
Por otro lado, la combinación de acostarse boca abajo, ser penetrada por detrás y contraer los muslos, provoca una mayor estimulación del clítoris, lo que garantiza un orgasmo más intenso.
Si eres mujer y has padecido un día muy estresante, este buen apretón te ayudará a relajarte y a alcanzar un alto grado de satisfacción sexual. Y recuerda: cuanto más cierres la puerta, más disfrutarás.
Sensaciones de esta postura erótica para el hombre
Esta postura es muy placentera y recomendable para todo el mundo, pero especialmente lo es para los hombres que tienden a eyacular rápidamente. ¿Por qué? Porque esa compresión sobre el pene, cuanto más férrea es, más dificulta esa eyaculación.
En cierto modo, el que la mujer presione con las piernas provocando esa compresión sobre el falo provoca el mismo efecto que provoca un anillo para el pene.
Quienes están mínimamente iniciados en el universo de los juguetes sexuales saben que los “humildes” anillos para el pene ayudan a incrementar y retener el flujo de sangre en el falo, lo que sirve para:
- Conseguir una erección más firme y duradera.
- Prevenir la eyaculación precoz.
- Incrementa el estímulo sexual.
En cuanto a las sensaciones experimentadas al practicar esta posición sexual, debemos decir que “un buen apretón” es pura lujuria. En gran medida, ese torrente de sensaciones se deriva del hecho de que la penetración se produce desde atrás.
Al igual que sucede con la postura del perrito o con alguna de sus variantes (ésta también lo sería), la práctica que estamos recomendado en este artículo tiene un componente “animal” muy marcado y que se da en todas las prácticas sexuales en que se acaba follando por detrás.
La combinación de ese hecho con la estrechez adicional que consigue la vagina de la amante cuando ésta cierra sus piernas convierte este tipo de coito en una experiencia sin precedentes.
Si eres hombre y tienes así a tu hembra, acostada boca abajo, sumisa (aparentemente), presa debajo de ti y sin poder moverse, unido al sonido de sus gemidos y a lo agitado de su respiración te provocará una gran excitación.