Presiona ESC para cerrar

vagina

La confesión de la maestra (II)

Habíamos llegado a ser, en cierto modo, los amantes perfectos. Nos intuíamos. Sabíamos lo que el otro necesitaba en cada momento: tomábamos y cedíamos el control de la situación sin necesidad de pronunciar una sola palabra, las pieles parecían hablar el mismo idioma, los cuerpos parecían conocerse a la perfección. Así, tan pronto era él quien tomaba la iniciativa de ponerme a cuatro patas para lamerme el coño mientras metía uno de sus dedos en mi culo como era yo quien lo obligaba a tumbarse boca arriba para mordisquearle los cojones…

La confesión de la maestra (I)

… mi coño, para bien o para mal, no ha sido creado para guardar un luto demasiado largo a un cipote por mucho que ese cipote me gustara en su momento, por mucho que lo hubiera convertido en el centro de mi vida, por mucho que me hubiera dejado exhausta de orgasmos, saciada y resaciada…

El ángulo recto

¿Has llegado a casa con ganas de sexo y energías suficientes como para arriesgar un poquito en la postura erótica e ir un poquitín más allá del misionero pero sin llegar a la exigencia física que te reclaman “la torta volteada” o “el espectador privilegiado”, dos de las posturas que ya hemos visto? ¿Tiene también tu pareja ganas de experimentar? Decidíos entonces a probar qué tal sienta a vuestros cuerpos “el ángulo recto”. Quizás esta postura erótica sea un poco exigente físicamente para ella, pero el esfuerzo le será recompensado con creces.

La torta volteada

La postura de “La torta volteada” no está hecha para cualquiera. Aquí se necesita un chico fuerte y una chica que reúna, a un tiempo, flexibilidad y fuerza. Desde luego, no es una postura creada para todos aquellos que sufran del corazón ni hayan dedicado un tiempo prudencial en labrarse la musculatura en el gimnasio.

El espectador privilegiado

Es posible que pienses que no hay demasiadas diferencias entre esta postura erótica y la del misionero, pero podemos asegurarte que la postura de “El espectador privilegiado” proporciona unos resultados más calientes.

El tigre en cuclillas

Esta postura de sexo se podría resumir como “El tigre en cuclillas”. Tumbada de espaldas, con las piernas abiertas y llevadas hasta su pecho, la mujer ofrece sus genitales al hombre para que éste la penetre y elija tanto el grado de penetración como el ritmo y profundidad de la misma.

El papel de regalo

La postura de “El papel de regalo” es tan hermosa como efectiva. En esta postura, el hombre está cómodamente sentado en la posición del loto, con las piernas cruzadas. La mujer, entonces, se sienta sobre su regazo, lo envuelve con sus piernas alrededor de la cintura y engancha sus tobillos en la espalda del hombre, sobre su zona lumbar.

V.O. Max

Hay posturas eróticas que hacen que el ritmo cardíaco se dispare de inmediato. Ésta es una de ellas. El hombre y la mujer, pegados, el uno junto al otro, de costado, frotándose… ¿Cómo evitar que las pulsaciones se disparen? Parece difícil.

El pulpo

Esto no es un nudo, aunque pueda parecerlo. Ésta es una fantástica postura erótica para que el contacto entre el hombre y la mujer en el momento del coito sea máximo. No es un pulpo lo que se enreda en el cuerpo, es el deseo en sí mismo quien se convierte en cuerpo de mujer y se enrosca al tuyo para sentirlo y para que lo sientas.

El surfing del cuerpo

¿Te imaginas en la playa? ¿Imaginas que estás tumbado sobre la arena, esperando que los rayos del sol dejen sobre ti su caricia cálida y vital? Eso precisamente será lo que tu pareja dejará sobre ti: una sensación de vitalidad ardiente que perdurará en tu memoria cuando el polvo que vamos a describirte y recomendarte haya finalizado.

La cirugía íntima o en busca de la belleza genital

De un tiempo a esta parte hay un tipo de cirugía que está desarrollándose de manera importante y que, por su relación estrecha y directa con la sexualidad, creemos que merece nuestra atención. Hablamos de la cirugía íntima y, dentro de ella, de la que afecta a los genitales femeninos. Las labioplastias, vaginoplastias, perineoplastias e himenoplastias se han puesto, en mayor o menor medida, de moda.